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Efecto primacía

No sé si les pasa a ustedes, pero últimamente me tropiezo con demasiadas personas con las que hablo y es como si no hablara, porque tienen una idea que instantáneamente graban en su disco duro y luego da igual lo que les digas, se van y mis palabras es como si nunca se hubieran pronunciado. Un ejemplo básico:
zzzgklp.JPG-Te veo muy abrigado, con bufanda y guantes, ¿tienes gripe?
-No, tengo frío; por lo demás estoy muy bien.
-Te cuidado porque la gripe se complica a veces y puede ser grave.
-Te repito que no tengo gripe, es que soy friolero y me abrigo, nada más.
-Pues vale, me voy, y cuídate esa gripe…
Y esto me pasa con frecuencia y en asuntos mucho más importantes que la percepción de si tengo o no la gripe. Puede que le interese seguir manteniendo un prejuicio (juicio previo) sobre el otro, o le resulte muy agotador tratar de cambiar lo que le ha dictado esa primera impresión o idea, lo que los psicólogos llaman ahora efecto primacía. Y es terrible, porque casi no puedes abrir la boca. Y lo peor es que esa idea puede ser incluso anterior a la conversación pues el otro ya la trae de casa. Vean el ejemplo más alambicado:
-Ya sé que esa película no le gusta a los anti-Spielberg como tú.
-Oye, que yo no he dicho que la película no me guste. ¿De dónde diablos sacas esa idea?
-Si a ningún anti-Spielberg le gusta, ¿por qué iba a gustarte a ti?
-Pero es que a mí me gusta el cine de Spielberg, lo considero un clásico contemporáneo.
-Ya sabía yo que esta película no te gustaría, pero no te preocupes, tienes derecho a que no te guste Spielberg.
Encima te perdona la vida. Acabas siendo responsable no de lo que dices, sino de lo que el otro piensa que tú debes pensar. Me pregunto si siempre fue así, es un fenómeno inducido por la cultura del zaping o que la gente va tan estresada que no utiliza la capacidad de convertir las palabras que oye en un concepto nuevo que sustituya al anterior.

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Un elefante en el ministerio

Si el peor enemigo de Rajoy le hubiese hecho una recomendación para ocupar el ministerio de Educación, Cultura y Deportes, seguramente le habría dado el nombre de José Ignacio Wert. No se puede hacer más ruido y con mayor chirrido y estridencia en mes y medio. Seguramente la idea de volver a reformar el sistema educativo por enésima vez estaba en la idea general del PP, pero los detalles y el modo en que el nuevo ministro lo ha anunciado lo han puesto en los titulares de la prensa, y no siempre para bien. Da argumentos para liarla con Educación para la Ciudadanía, con las becas o con esa historia de la pedagogía del esfuerzo, que no se sabe muy bien qué es, lo mismo que todavía nadie ha podido decirme en qué consiste la productividad de un policía, un bombero o un médico. Ahora, encima, aplica la cortadora de césped y se lleva por delante el Campus Excelencia que tantas perspectivas esperanzadoras tenía para Canarias desde sus dos universidades.
zeleg.JPGComo responsable de Cultura, Wert se embarulla con el reglamento de la Ley Sinde, y en su calidad de ministro de Deportes sale a la palestra porque los muñecos del Canal + francés han hecho chanza de los triunfos españoles. Ha propiciado que el Gobierno envíe una nota de protesta al ejecutivo francés; es como si el gobierno de Berlín pusiera a funcionar la vía diplomática si Wyoming se mete con el Bayer de Munich, o París llamase a consultas a su embajadoren Madrid cada vez que Buenafuente hace chistes sobre la escasa talla de Sarkozy. En un alarde de complejo de inferioridad endémica (la superioridad de los deportistas ha quedado clara) el ministro entra al trapo de los guiñoles franceses y, claro, estos arremeten contra él, y encima casi les da la razón porque se ha apresurado a decir que va a impulsar urgentemente una ley anti-doping, como si aquí no hubiese ninguna. Vamos, que ha hecho exactamente todo lo que no debe hacer un ministro si quiere tener credibilidad pública, asunto básico en un cargo de ese nivel. Por otra parte, está claro que en esto de la Educación se sabe la música (la suya) pero no la letra, porque sube el pan cada vez que abre la boca para hablar de obligatoriedad, itinerarios o cualquier otro asunto. Seguramente sabe de lo que habla -qué menos-, pero lo que trasmite es que es la primera vez que maneja esos conceptos. Pues nada menos que las reformas de la Educación, el Deporte y la Cultura están en sus manos. Yo ya tengo billete para La Antártida.

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Prueben con la ignorancia

zzatenea.JPGCorre por la redes sociales una frase muy bien enmarcada que se atribuye a muchos padres, pero en realidad fue pronunciada por el ex rector de Harvard Derek Curtis Bok, eminente profesor e investigador en el campo educativo, al que en un debate, un republicano muy cercano al Tea Party le dijo que la educación pública era muy cara, y que por lo tanto habría que hacer recortes. El profesor, sin perder la sonrisa le contestó: «Si ustedes creen que la educación es cara, prueben con la ignorancia». Se puede decir más alto, pero no más claro.
Ahora parece que el nuevo ministerio de Educación de España va aplicar unos cambios que reducen la secundaria obligatoria; se acompaña la medida con teorías educativas y del mercado de trabajo, pero me temo que lo que se pretende es gastar menos. Mientras no se apueste por desburocratizar la enseñanza y devolver la autoridad moral al profesorado con un masivo apoyo social (para eso se hacen campañas, cuenta dinero, claro) no vamos a salir del vagón de cola. Hay países que son líderes en cifras macroeconómicas, la mayores economías del planeta, y suelen aplicar un porcentaje alto de su PIB a Educación. Existe por lo tanto relación entre educación y desarrollo económico, salvo algunos casos en los que la relaciones de trabajos son abusivas. Pero es que conocemos otros estados que por su tamaño nunca estarán entre las primeras economías mundiales, que invierten más aun en la formación de sus ciudadanos. Son los países en los que hay mayor renta per cápita y sus niveles de éxito educativo se transforma luego en una sociedad puntera en todos los aspectos. Hablo de países como Noruega, Finlandia, Holanda, Nueva Zelanda, Dinamarca o Suecia. No hay lugar en el mundo en el que se gaste más en educación, y como consecuencia tampoco se vive mejor en ninguna otra parte. Siembran mucho y recogen más. Por eso hay que repetir lo que dijo el profesor Bok: «Si creen que la educación es cara, prueben con la ignorancia».
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(La foto es de la estatua de Athenea, diosa de la sabiduría, atribuida al escultor Fidias)