Publicado el

Dan ganas de llorar

Una frase popular vendría a decir que a Canarias la ha mirado un tuerto, porque si ya la situa ción era complicada, con un paro claramente del Tercer Mundo y unas perspectivas no muy alentadoras, nos dice un instituto europeo que el 35,3 de la población está en riesgo de exclusión social. La verdad es que solo hay que mirar alrededor, no hacía falta que vinieran a decírnoslo desde Europa, pero como aquí solo se tiene en cuenta lo que zojos_llorando[1].jpgdigan a miles de kilómetros a lo mejor ahora nuestros dirigentes se dan cuenta de la realidad que llevamos gritando hace mucho tiempo sin que nadie mueva siquiera un peón. Por si fuera poco, ahora arden las islas, y no una, sino tres. Si estos incendios son fruto de las malas políticas mediomabientales, malo, si son provocados con intención, peor, porque quien incendia deliberadamente nuestra reserva forestal es un criminal directo por el daño inmediato que causa, y un criminal en diferido porque está dañando el futuro. Nuestros bosques inciden en la riqueza natural, en la lluvia, en el bienestar de todos, y si alguien va por ahí con una entorcha merece que lo encierren de por vida, porque es un peligro público. Y encima esa terrible ola de calor que hace la vida tan complicada, aunque hay que decir que la panza de burro ha mantenido a la capital grancanaria fuera de ese horno sahariano que es buene parte de Canarias. Crucemos los dedos para que los incendios sean dominados y para que nuestro dirigentes, los de aquí y allá, recuperen el pensamiento lógico.

Publicado el

Unos a dieta y otros con dietas

Hay que tener el rostro de uralita para predicar disminución del gasto público, aplicarlo a los demás y dejar a quienes más cobran con sus estipendios prácticamente intactos. Cuando se publican los emolumentos de los cargos públicos, se refieren casi siempre a su salario, pero esa es solo una parte de lo que cobran. Luego vienen las dietas por desplazamientos, las partidas que se dedican a que un parlamentario cobre sencillamente por acudir al Parlamento e incluso por entrar cada día a su despacho. Estamos hablando de que, en muchos casos, se doblan las cantidades, y los que menos cobran reciben bastante más de su salario oficial. zzjhDSCN4031.JPGLuego sucede que los diputados estatales y los senadores (no sé si eso ocurre en el Parlamento de Canarias), tienen una tercera parte de sus entradas libres de impuestos. Aparte de que gustan de viajar en primera clase, dormir en buenos hoteles y comer en buenos restaurantes (a menudo a cargo del erario público), sus costumbres siguen siendo las mismas, porque, por ejemplo, el ajuste que afecta a los parlamentarios canarios se limita al 5% general en su salario (hace años se dieron un subidón), e incluso aparece una nueva dieta que es la de acudir a videoconferencias, con lo que, una cosa por la otra, sus entradas casi no van a verse afectadas. No se les ve un gesto, y tampoco a los componentes de los predios gubernamentales, que gastan sin tino porque moverse significa todo un aparataje de personas y acciones. ¿Se imaginan cuánto costaron los viajes innecesarios de Rajoy a ver la final de la Eurocopa o a entregar el Códice Calixtino a Compostela? Es avión (que aunque sea presidencial gasta mucho queroseno), seguridad, séquito… Por el contrario, no les tiembla el pulso para estrangular a los empleados públicos, que no tienen otras entradas fuera de su salario. Están empujando a los funcionarios de menor escala a las puertas de la miseria, se están cargando lo que queda de la raquítica clase media (la que mueve mucha economía), y están dañando la imagen de los poderes públicos, que en estas circunstancias tendrían que dar ejemplo. Pero mientras la política siga siendo un coto privado, sin democracia interna en los partidos y con listas cerradas, lo público seguirá siendo un panal en el que unos pocos se llevan la miel y dejan la cera para el resto. Impresentable.

Publicado el

De milagro

zzzdedoo.JPGHablando con la gente joven que tiene niños recién nacidos, me entero de que todo lo que hacíamos cuando hace años estábamos en su situación no era lo correcto. Los procesos alimenticios de los bebés son ahora distintos, y cuando le dices a los padres jóvenes lo que nosotros hacíamos se echan manos a la cabeza. Por lo visto, lo hacíamos todo mal, porque la nueva pediatría marca ahora unas pautas completamente distintas. Escuchándolos, se podría pensar que nuestros bebés sobrevivieron de milagro. Tanto ha cambiado, que sé de parejas jóvenes que tienen sus reservas al dejar a sus hijos en casa de sus padres. Y como la vida es un círculo, resulta que se repite la historia, porque nuestras madres no entendían cómo alimentábamos a nuestros bebés; el caso es que entonces también había pediatras, y seguíamos al pie de la letras sus indicaciones, que contradecían la forma en que nos cuidaron a nosotros, que también debimos sobrevivir por chiripa, si comparábamos lo que decía el pediatra de nuestro hijo con la doctrina de toda la vida. Esa preocupación de los padres jóvenes nos mueve a una mezcla de risa y ternura; al final los niños crecen de cualquier modo, porque es esa atención las que les crea un ambiente de seguridad. Pero si miramos hacia atrás nos damos cuenta de que la vida se va haciendo cada vez más estricta, y nos asombramos de cómo superamos nuestra infancia casi sin pediatras, sin revistas especializadas en cuidado de niños, sin sillitas en los coches y dejando muchas cosas al azar. Claro, tampoco entiende hoy un adolescente cómo se podía vivir sin móvil, redes sociales y videoconsolas. Todo cambia.