Dan ganas de llorar
Una frase popular vendría a decir que a Canarias la ha mirado un tuerto, porque si ya la situa ción era complicada, con un paro claramente del Tercer Mundo y unas perspectivas no muy alentadoras, nos dice un instituto europeo que el 35,3 de la población está en riesgo de exclusión social. La verdad es que solo hay que mirar alrededor, no hacía falta que vinieran a decírnoslo desde Europa, pero como aquí solo se tiene en cuenta lo que digan a miles de kilómetros a lo mejor ahora nuestros dirigentes se dan cuenta de la realidad que llevamos gritando hace mucho tiempo sin que nadie mueva siquiera un peón. Por si fuera poco, ahora arden las islas, y no una, sino tres. Si estos incendios son fruto de las malas políticas mediomabientales, malo, si son provocados con intención, peor, porque quien incendia deliberadamente nuestra reserva forestal es un criminal directo por el daño inmediato que causa, y un criminal en diferido porque está dañando el futuro. Nuestros bosques inciden en la riqueza natural, en la lluvia, en el bienestar de todos, y si alguien va por ahí con una entorcha merece que lo encierren de por vida, porque es un peligro público. Y encima esa terrible ola de calor que hace la vida tan complicada, aunque hay que decir que la panza de burro ha mantenido a la capital grancanaria fuera de ese horno sahariano que es buene parte de Canarias. Crucemos los dedos para que los incendios sean dominados y para que nuestro dirigentes, los de aquí y allá, recuperen el pensamiento lógico.