Torpezas incendiarias
Desde el pasado 11 de septiembre, parece que tanto en el palacio barcelonés de la Generalitat como en La Moncloa y en varios ministerios de Madrid han entrado súcubos que han poseído a los dirigentes para que echen gasolina al fuego. Por un lado arman mucho ruido las proclamas cada vez más subidas de tono de Artur Mas y su gente, por la otra Wert casi se basta para alimentar el incendio, aunque el Presidente ha tenido el detalle de no dejarlo solo y lanzar sus arengas sobre todo en la campaña electoral en Euskadi. Hasta el Rey se ha pringado las botas, con sus reuniones con empresarios y sus veladas alusiones al asunto, con lo que tampoco ayuda. Gallardón, quién si no, se ha sumado al coro de los despropósitos, y en un solo de barítono (con música de El barbero de Sevilla, él es muy melómano) ha soltado una colección de perlas. Entre todas, destaco dos; la primera es que señala que convocar un referéndum sin la conformidad del Estado es delito, y responsabliza a quien lo convoque, lo que suena a amenaza (ya sé que dirá que no). Muy bien, declarar la intención, aunque sea veladamente, de meter en la cárcel a Artur Mas es el primer paso para crear un mártir por la causa, y cuando hay mártires es complicado dar marcha atrás. La segunda perla es de una torpeza descomunal. Dice Gallardón que si Cataluña y el País Vasco (él no diría Euskadi ni muerto) salen, España desaparece. Pues a lo mejor, que diría el otro, pero es que hay otras 15 comunidades que quedan automáticamente menospreciadas. Las palabras en política pesan mucho, y parece mentira que políticos curtidos no lo sepan. Esa cerrazón mental y esa ligereza de la lengua por ambas partes están cavando una zanja que luego va a ser difícil puentear. Es que tenemos los políticos más irresponsables e ineptos en el momento menos oportuno. El destino es un usurero, ya sabía yo que algún precio habría que pagar por un Mundial y dos Eurocopas.