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Los maquinistas del tren del futuro

El profesorado tiene en sus manos, después de los padres, las primeras orientaciones que recibe el ser humano sobre el mundo en la que luego tendrá que sobrevivir. Tan sólo por eso, la sociedad debiera preocuparse de que estas personas que tanta responsabilidad soportan estuvieran en condiciones laborales, sociales, humanas, técnicas y psíquicas óptimas, pues de ello depende en gran medida el éxito de la educación. Esa es la exigencia irrenunciable de cualquier sociedad, y es por ello que el profesorado recibe e todos los estamentos presiones que a menudo resultan zzzztrennnnx.JPGinsoportables, puesto que se le exige responder a situaciones cuyas soluciones están fuera de su alcance, y siempre está a la espera del próximo boletín oficial o la siguiente circular. Al profesorado se le dan hechos consumados, y junto a la complejidad de las sucesivas reformas, se le carga con la responsabilidad de lo que tienen que hacer (o dejar de hacer) otros. Dicen en África que para educar a un niños es necesaria toda la tribu, pero aquí el resto se inhibe (o estorba) y por ello a veces la presión puede sobrepasarle. Los cambios se hacen por razones ideológicas y siempre de arriba hacia abajo, sin contar con el profesorado. Los docentes se sienten amenazados por todas partes, sin respaldo social e institucional y sin autoridad moral porque cualquier soplagaitas se permite juzgarlos cuando aparecen estadísticas referidas la educación. Así, es imposible que la educación en su conjunto funcione. Y sin educación de calidad no hay futuro. Los profesores y profesoras son los maquinistas del tren, los agentes más imprescindibles en este cambio, pero cada vez les aprietan más los nudos con que los atan. La tribu se desentiende pero exige. Los políticos practican el electoralismo con la enseñanza, y se empeñan en hacer de ella un escudo de su ineptitud. En el tren de la educación -el del futuro- no tratan bien a los maquinistas.

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Las lecciones de un triste día en Chile

No conviene olvidar las lecciones que nos da la historia, y el 11 de septiembre de 1973 las personas de buena voluntad recibimos varias del golpe de estado que asesinó la democracia en el Chile experimental de la Unidad Popular que incomodaba tanto a Richard Nixon. Aparte de comprobar una vez más que un traidor vale por mil valientes, como dijo el poeta y cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa, la gran lección la recibimos de un pueblo que nunca perdió la esperanza, a pesar del terror implantado por los sátrapas y acallar voces tan poderosas como las de Pablo Neruda y Víctor Jara, de un pueblo que se hizo hombre y que es un monumento eterno a la coherencia política y vital: Salvador Allende. Su último discurso a las 09:10 de la mañana desde el Palacio de la Moneda en pleno asalto de los golpistas y a través de la luego silenciada Radio Magallanes llama al valor, anuncia el sufrimiento y predica la esperanza:
zDSCN4308.JPG«Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor».
Y lo más aleccionador de este discurso es que Salvador Allende lo firmó con su vida como aval para la historia. Y esa lección es la que hoy trato de recordar en tiempos en los que, en política, escasean los espíritus grandes, luminosos, coherentes, leales y generosos.

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Educación, único puente hacia el futuro

Señora ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad:
Dice usted estar preocupada porque la ley vigente contra la violencia de género no está dando los resultados esperados. Comparto su preocupación, porque da escalofríos ver cómo siguen subiendo las cifras de las mujeres asesinadas, asunto que, con ser desde luego el más terrible, es solo una parte del problema, que no es otro que el machismo galopante que, lejos de ceder, parece incrementarse en los últimos tiempos. Ahora bien; si piensa que el problema puede resolverse redactando una nueva ley o reformando la actual creo que está en un error clamoroso, sobre todo cuando su departamento ha disminuido recursos destinados a proteger a las mujeres amenazadas, y el fiscal general del Estado, que es legalmente el impulso jurídico del Gobierno, no pone demasiado empeño en exigir del poder judicial unificación de criterios y vigilancia de los vicios machistas que a menudo vemos en la judicatura, por muchas leyes nuevas que se redacten.
zzzpuentesssss.JPGPor otra parte, su compañero de gobierno, el ministro Wert, después de saquear económica, ideológica y socialmente la educación, se permite decir que «todavía» sobran 20.000 profesores. Si al mismo tiempo hablan ustedes de regeneración democrática, les recuerdo que la bandera de las grandes figuras que buscaban la regeneración democrática en los siglos XIX y XX (Concepción Arenal, Larra, Mariana de Pineda, Giner de los Ríos, Galdós, Joaquín Costa, Unamuno, Ortega, Madariaga, María Zambrano, El padre Manjón, García Lorca, Casona, Margarita Comas, Rosa Sensat…) era la instrucción pública, la educación. Y si su gobierno no trata de destruirla, lo disimula muy bien.
En definitiva, señora ministra, la mentalidad brutal y celtibérica de este país solo cambiará si se regenera desde la EDUCACIÓN en sentido amplio, poniendo coto a tanta estulticia, cerrando las puertas a la ignorancia programada que ataca por todas partes. Hay que crear una regeneración de los valores éticos, humanos y no divinos. Pero mientras nuestra juventud (hay dos millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan) siga soñando con ser futbolista, miss o novia de torero, seguirá habiendo machismo. La violencia es siempre consecuencia de la ignorancia y la falta de valores. Y el gobierno al que usted pertenece, especialmente el mencionado ministro Wert, el señor Gallardón y usted misma, sigue empujando en sentido contrario. Si lo hacen por ineptitud, es muy grave; si es por decisión política e ideológica, entonces hablamos de irresponsabilidad social, histórica y humana (como diría el castizo, «lo que viene siendo dinamitar un país»).
Señora ministra, quedo por completo a su disposición, porque la educación es el único puente posible hacia el futuro. Buena suerte.