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Los pactos y las ondas gravitacionales (*)

-Hombre, Marcial, ¿ya guardaste los animales?
-Sí, Panchito, y veo que usted anda todavía preparando el ordeño.
-Es que anduve regando las papas con la dula de agua de la heredad, que me tocaba esta tarde. Pero dime, te veo contento ¿qué nuevas traes?
-Nuevas, lo que se dice nuevas, pocas, pero a uno le alegra tener razón.
-¿A qué referencia?
-Lo que hablamos sobre el desarrollo de la Ley de la relatividad de Einstein el jueves pasado en el partido de envite.
-Siempre estuve por lo positivo, el espacio-tiempo es elástico, por muchas vueltas que le den.
-Fíjese que hoy, cuando fui a la farmacia a buscar las pastillas de la presión, me contó el farmacéutico que ya han registrado con un aparato las ondas gravitacionales.
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Parravicini y Baba Vanga nos asistan

Este sería el momento en el que los videntes podrían hacer su agosto aunque sea enero. Me vienen a la memoria dos que murieron en el último cuarto del siglo XX; uno es el pintor y vidente argentino Parravicini, que entraba en trance y dibujaba viñetas que anunciaban el futuro y que llamó «psicografías». Las predicciones eran unas veces ambiguas y que a posteriori pueden ajustarse a hechos ocurridos después, como el ataque a las Torres Gemelas, la Guerra de los seis días o la coexistencia de dos Papas en Roma, que incluso dicen que predijo que el nuevo de los dos sería argentino. zzzzcielo bola.JPGTodo esto es muy discutible, porque esas palabras difusas tal vez pudieran hacernos imaginar otros hechos. Por aquí, a las mujeres con estas supuestas dotes las llamaban «sajorinas», y la más famosa en el planeta del siglo XX fue sin duda la búlgara Vangelia Pandeva Dimitrova, más conocida como Baba Vanga, una mujer iletrada y ciega (vidente e invidente, qué paradoja). Continuar leyendo «Parravicini y Baba Vanga nos asistan»

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Murphy y mi cabreo metafísico

DSCN3744ty.JPGEdward A. Murphy Jr. fue un americano -cómo no- que estableció que si algo puede salir mal, saldrá mal, y que la tostada siempre cae del lado de la mantequilla. Una gran chorrada que ha hecho fortuna y que incluso ha terminado por llamarse la Ley de Murphy. Es como el huevo de Colón, algo que siempre se ha sabido pero que viene alguien y lo eleva a categoría de… bueno, de nada, porque sigue siendo una chorrada. Durante siglos, otros se han puesto profundos, y hablan del destino, de los equilibrios del Universo y, si tiramos de latinajo, pues tenemos el fatum. Continuar leyendo «Murphy y mi cabreo metafísico»