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Inocentadas

Con tantos días festivos, uno ya no sabe qué día de la semana vive. Hoy, por ejemplo, es lunes, pero huele a viernes, no sé por qué, y veo que la gente anda de acá para allá, haciendo recuento mental que lo que tiene que comprar, porque este es tiempo de regalos y a menudo nos gusta más regalar que recibir.
cohl01[1].jpgEste año 2008, que se las prometía tan felices, se agota en medio de una crisis que ya no sé cómo calificar. Ayer fue Día de los Inocentes y casi no hubo humor para las inocentadas de antaño, cuando la prensa publicaba fichajes futbolísticos e incluso recuerdo cuando le adjudicaron a Jerónimo Saavedra durante su etapa de Presidente del Gobierno una novia, que era una miss tinerfeña. Echo de menos ese sentido del humor, aunque no sean buenos tiempos, para hacer bueno lo de «A mal tiempo, buena cara».
Aunque para inocentadas la que nos ha dado el sistema financiero, que nos ha dejado a todos con el monigote colgado en la espalda. Y lo peor de todo es que, mientras pagábamos hipotecas a altísimos intereses, otros hacían y deshacían (más bien deshacían) sin control. Al menos, los gobiernos debieran tener tanta firmeza para vigilar el sistema como celeridad han tenido para tapar los agujeros que otros han creado.

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Frío y lotería

loteria.jpgMiles de personas mueren de frío en Georgia y en mitad del desierto de Tinduf, donde está helada la indiferencia ante el sufrimiento del pueblo saharaui. Y es que este año hace mucho frío, no sólo del que impone la estación invernal, sino el frío del desamor, el odio y la insolidaridad. Hace tanto frío que ha congelado los cerebros de la gente y siguen sin darse cuenta de hay quien hace negocio hasta de las catástrofes, y si no pregunmten a Al Gore con el cambio climático.
Hace frío en las ciudades, donde los sin techo tiritan de soledad, en las costas donde las pateras arriban llenas de miedo, en el corazón de los palestinos, los kurdos y los tibetanos, sojuzgados por otros pueblos en aras de no se sabe qué privilegios. Hay frío en todas partes, pero donde más frío hace es en el corazón de los que hacen ostentación de opulencia, insultando a los desposeídos.
Queda tan solo el calor de la familia, la memoria de los que se fueron y la esperanza de que alguna vez haya paz en la Tierra y buena voluntad entre los hombres. Encima nos montan la cantinela anual de la lotería de Navidad, algo que no acierto a comprender, porque tiene tirón mediático algo que se retransmite por todas las cadenas de radio y televisión simultáneamente. Es como la sublimación colectiva de la idiotez, y eso no hay tradición que lo salve.