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Regalo de onomástica a MARÍA DEL PINO


Aunque entonces yo tenía tres años, recuerdo a mi hermana MARÍA DEL PINO, que murió un 7 de septiembre. Su presencia en este mundo fue de apenas un año, pero aún la veo agitando los brazos para mantener el equilibrio tratando de caminar hacia mí. No sé si llegó a caminar, porque el dolor hizo que se hablase poco de ella, y menos delante de mí, que no entendía su ausencia. Mi madre me contó que la imagen que le atenazaba el alma cada año era recordar aquella noche, oyendo cantar por el camino real que pasaba junto a nuestra casa a los romeros que caminaban hacia Teror, tocando timples y guitarras, en plena parranda de madrugada peregrina mientras ella velaba aquel pequeño cuerpo, cuyo rostro ni siquiera entonces palideció ni dejó de sonreír.
zromeria-en-teror[1].jpgHoy quiero evocar a aquella niña preciosa de la que sólo hay una fotografía pero que yo tengo grabada en mi mente con una risa contagiosa y un flequillo ondulado en la frente. Fue la ilusión de mi familia y se marchó el día de su onomástica, cuando apenas acababa de llegar. Fue mi primer contacto con la muerte, pero yo recuerdo a mi hermana viva, resaltando su pelo moreno con un traje de piqué blanco, vestida del único verano que me acompañó.
Dicen que no morimos del todo mientras alguien nos recuerde, y por eso yo quiero hoy darle vida a mi hermana recordándola. Han sido muchos años sin nombrarla, y ahora la escribo con mayúsculas (que es como gritar su nombre), usando todos los mecanismos posibles que esta máquina me permite para hacerla más visible, porque sé que siempre ha estado en alguna parte de mí. No guardo el dolor de su partida sino el gozo de haberla tenido durante uno de mis primeros años, que siempre son las más importantes. Y como hoy es su santo, le hago el regalo de la memoria: VIDA.
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(No he insertado la fotografía de mi hermana MARÍA DEL PINO porque ya no puedo saber si a mi madre le hubiera gustado que la pusiera).

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Otra razón para dejar de fumar

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Los fumadores han pasado a ser una secta perseguida, pero cuando les conviene tiran de los impuestos del tabaco. Hay una crítica generalizada y hasta institucional que siempre culpabiliza a los fumadores de muchos males de la sociedad, cuando hace unas décadas esa misma Tabacalera, que recaudaba impuestos para el Gobierno, hacía campañas para que los hombres fumasen, porque eran más dinámicos, y mostraba imágenes glamourosas de mujeres fumadoras muy atractivas, que fumaban cigarrillos emboquillados y miraban con los párpados caídos en medio de una cortina de humo.
marlenne.jpg Nos vendieron a fumadores míticos, desde Bogart y Clint Eastwood a Marlenne Dietrich y una Jane Fonda setentera que fumaba con el cigarrillo al aire mientras se agarraba el codo con la otra mano. Y ahora aparecen cifras en las que las enfermedades derivadas del tabaco cuestan al erario público mucho dinero, pero no dicen cuánto recaudan con el tabaco. Ahora, en Canarias, los fumadores van a sufragar parte del paro, y esta incongruencia hace que uno crea cada vez menos en los políticos.
Una cosa dejo clara: el tabaco es nocivo, y los fumadores debieran dejar de fumar, por su salud y por ver la cara de los recaudadores cuando deje de entrarles el dineral impositivo del tabaco. Otra razón para dejar de fumar.

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No ceder al pánico

Después de tantos comunicados contradictorios, ha hablado la Organización Médica Colegial, que es una entidad científica que se rige sólo por criterios científicos. Y ha dicho que esto de la gripe A es la epidemia del miedo, lo que confirma lo que muchos de nosotros hemos escuchado de voces de amigos y conocidos que trabajan en el campo de la Sanidad.
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(Detrás de los celajes el cielo siempre está azul)

Pero este organismo ha ido más lejos, y ha puesto el dedo en la llaga de uno de los argumentos que se han barajado en estos meses: la posible manipulación de informaciones guiada por intereses económicos. Como dice una amiga mía, lo más terrible de este asunto es que morirse de gripe tiene muy poco glamour, aunque menos estilo tiene morir de disentería. Bromas aparte, estamos ante una situación que merece cuidado, pero no pánico. Las vacunas no son la panacea, lo ha dicho la ministra de Sanidad, y precisamente la de la gripe A ni siquiera sabemos si es efectiva, porque ahora mismo se está probando.
Lo más recomendable, creo yo, es cumplir hasta donde se pueda las medidas higiénicas que conocemos, y digo hasta donde se pueda porque no veo la manera de que, por ejemplo, niños de escuelas infantiles puedan ser controlados hasta ese punto. Lo dicho, precaución, prudencia y no ceder ante el pánico que puede llegar a bloquear el sistema sanitario y entonces nos moriremos de otra cosa por imposibilidad de asistencia.