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El consejo de don Vito Corleone

 

Me temo que el Debate sobre el Estado de la Nación que se celebra en estos días (el primero en siete años) va ayudar muy poco a clarificar la cabecita de los españoles, que no acaba de entender qué está pasando, y a la vez teme por lo que pueda suceder en los próximos meses. Este evento, que suele tener gran calado político en las democracias serias, imagino que convertirá en el chalaneo de siempre: insultos, descalificaciones y chapoteo en el barrizal a pesar de la canícula que nos quema. No soy adivino, pero si seguimos la trayectoria de Sus Señorías en los últimos años, será eso, un griterío tabernario sin sentido. ¿De quién es la culpa? De la totalidad del Parlamento, de las fuerzas mediáticas y eso otro que antaño llamaban poderes fácticos, que alimentan la fanfarria para que nadie se aclare. Ojalá me equivoque y quienes son depositarios de la soberanía popular se decidan a actuar pensando en el interés general. Pudiera ser, me han dicho que a veces los burros vuelan.

 

La situación es ideal para que exhiban sus capacidades políticas las instituciones del Estado y quienes las conforman, y la sociedad civil mire por el bienestar general y no se dedique a apilar millones en un mismo montón, el suyo. La cosa no puede tener más variedad:

 

Hay una pandemia que, ola tras ola, nos lleva dando la murga durante los últimos dos años y medio, y que ahora, aunque haya muertes, ingresos y contagios, se ha dado por acabada de facto. Se acercan elecciones y no es plan de fastidiar votos tomando alguna medida, y si hay que tomarla, que lo haga otro y se lleve la bronca ciudadana y electoral.

 

Esta pandemia ha generado un desastre económico porque gran parte de la economía española y mucho más la canaria dependen del turismo. Decían que hay que diversificar el riesgo y abrirse a nuevas formas de economía, pero yo lo único que veo son medidas (o la ausencia de ellas) que van encaminadas a seguir engordando el mismo montón.

 

Por si fuera poco, a Putin se le ha ocurrido invadir Ucrania, porque, por supuesto, La OTAN ha tratado de evitarlo, porque son los buenos, y se reúnen en España para ampliarla, rearmarla y seguir el juego al que manda en este equipo de envite; o sea, el presidente de Estados Unidos, da igual el color, el partido o las simpatías o antipatías que arrastre.

 

Ya metidos en una guerra económica (esperemos que no vayan más lejos), entre una cosa y otra, sube la energía porque Rusia controla buena parte de la que consume Europa y se produce una reacción en cadena, una inflación galopante, suben los precios, y con ello los márgenes de quienes mueven el mercado porque sus porcentajes van a misa, ganan dinero a espuertas, se recauda más en impuestos y sin embargo los salarios son  insuficientes (por ser suave) y el coste de los productores agrícolas y ganaderos los lleva a la ruina, mientras el consumidor paga muchísimo más y no se sabe en qué escalón del mercado se queda toda esa subida (bueno sí se sabe).

 

Para convertirse en un as del buen gobierno que ponga a cada uno en su sitio hay que ser inteligente, generoso, valiente y dedicarse a proteger a la mayoría. Pero claro, para eso hay que gobernar, y en España los viejos caciques rurales del siglo XIX ahora son los consejos de administración de las grandes corporaciones, que controlan la energía, la alimentación y la sociedad en su conjunto, porque la sanidad, los servicios sociales y la educación van camino de ser privados; son ellos quienes en realidad mandan, y si no comparen las posiciones del mismo partido, el que sea, cuando está en el gobierno o cuando ocupa la oposición.

 

Pero nada, no quieren lucirse, van a seguir mareando la misma perdiz, y todavía nadie ha informado al país sobre los detalles de la viruela del mono, que sigue sumando, pero se diluirá en cuanto se dé la orden. Si alguien muere por ello, tampoco hay que alarmarse, los muertos son solo estadísticas. Por si fuera poco, quieren imponernos un orden personal que priva de la felicidad a muchas personas, y un ejemplo de cómo tratan de hacer retroceder los avances es el rosario de pegas con que se ha encontrado la organización del Orgullo LGTBI el pasado fin de semana en Madrid. Entre todos la mataron y ella sola se murió. La política está maniatada por los poderes económicos y financieros, y si no empezamos a hacer valer los derechos adquiridos con años de lucha de millones de personas, ellos conseguirán su propósito. Así que, si esto cambia en el debate del Estado de la Nación, tal vez empiece a creer en milagros. Parafraseando el Consejo de don Vito Corleone a Michael, su hijo y heredero del rango de Padrino: “quien diga que la lucha de clases es cosa del pasado, ya sabemos a qué amo sirve”.

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Nona ya está en su Catamarca

 

Hoy se me ha muerto Nona Gutiérrez Peñate, nuestra Nona, como nos referíamos a ella sus amigos. Se ha ido silenciosamente y el distanciamiento que nos ha impuesto la covid ha impedido que supiéramos de su enfermedad. Hoy, un wapsapps terrible, enviado por un compañero de tantas horas de alegría, decía casi con miedo: «Nona se nos ha ido». Y es que aquel grupo que tanto compartió durante décadas ha ido cumpliendo años.

 

 

Nona era una mujer con un toque de inocencia que desprendía luz. Siempre la recuerdo riendo y con ganas de que alguien se sacara una guitarra del sombrero para armar lo que llamábamos un guitarreo, aunque casi siempre la guitarra se ahogaba entre tantas voces y tanto jolgorio. Pero es que sin guitarra no había parranda. Por otra parte, era una mujer laboriosa y disciplinada en su trabajo y desde luego la autora de las mejores albóndigas que he probado en mi vida.

 

Cantábamos en su momento y luego con décadas de retraso el cancionero de los años 70, que iba engordando con lo nuevo de Sabina, aunque nunca llegamos a empatar con Jorge Drexler. Nona tenía ese cancionero con las letras de muchísimas canciones, pero cuanto más se animaba el canturreo, más cerca estaba el momento de que ella pidiera al guitarrero, fuese Eduardo, Nino, Pepe o quien fuera, que ya era hora de arrancarse por Paisajes de Catamarca, una zamba argentina que llegó a nosotros con Los Chalchaleros, y que tocarla y, sobre todo cantarla, requería que quien o quienes capitanearan el tenderete/asadero tuvieran cierta solvencia, y aún así, siempre se trataba de evitar para que la fiesta no decayera con una gran canción echada a perder.

 

Y siempre me he preguntado por qué Nona pedía siempre esa canción, aunque hoy, repasando la letra, y tal vez influenciado por la noticia de su partida, he pensado que, tal vez, esas letras sencillas que aparentemente solo son descripciones de un valle argentino camino de Los Andes puedan entenderse como una película de la vida:

 

«Paisajes de Catamarca, / con mil distintos tonos de verde;  / un pueblito aquí, otro más allá, / y un camino largo que baja y se pierde…»

 

Nona, la generosa, sensible y querida Nona, se ha ido. Tal vez se fue a recorrer ese camino largo del que habla la zamba de los Chalchaleros. Estoy seguro de que, si Nona transita por él,  conducirá a un lugar de paz, alegría y tanto cariño como el que ella se lleva de muchas, muchas personas. Notaremos su ausencia, pero tenemos la memoria rebosante de momentos casi mágicos. Descansa en paz, querida Nona,  ya has llegado a Catamarca.

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El Guernica y la vergüenza ajena

 

Que los devotos de la guerra y la destrucción como negocio utilicen la burla y el menosprecio para satirizar los sentimientos más nobles del ser humano no es nuevo, pero nunca habían llegado tan lejos en su prepotencia o su torpeza (prefiero creer que fue lo segundo, porque lo otro sería una ofensa de dimensiones aterradoras), como en el posado fotográfico que las esposas de los mandatarios de los países miembros de la OTAN realizaron hace unos días en el Museo Reina Sofía de Madrid, delante del Guernica, pintado en 1937 por Picasso.

 

 

El Guernica de Picasso no solo fue el mural imprescindible de un par de generaciones, cuando todavía se conservaba la memoria oral de quienes vivieron las atrocidades de la última gran guerra en España y en el Mundo, sino que nació para convertirse en una de las obras más representativas del siglo XX. Siempre hemos sabido que la ultraderecha española y mundial se toman el cuadro en plan chanza de los rojetes que querían hacer el amor y no la guerra, porque se volvió bandera de los deseos de paz a través de horror. El óleo sobre lienzo que surgió con vocación muralista (mide 3,5 metros de altura y casi ocho de longitud) es una muestra sobrecogedora del genio humano, es tan influyente desde el punto de vista político como histórico o emocional. Lo es también desde el mero plano artístico, hasta el punto de que se suele decir hiperbólicamente que, a partir de esta obra de Picasso, el arte pictórico se ha hecho a favor o en contra del Guernica.

 

Como es bien sabido, el cuadro es un encargo que hizo el gobierno de la II República para la Exposición Universal de París en ese año de 1937, con intención de concienciar sobre la guerra civil que acababa de empezar, y buscar simpatías y apoyos de los gobiernos europeos, que luego serían los aliados, para luchar contra el fascismo que ya sobrevolaba Europa.  La visión del cuadro fue un aldabonazo, y logró simpatías de los medios y de millones de personas, pues recorrió media Europa, pero no el apoyo de los países poderosos, que permitieron que la Alemania nazi y la Italia fascista hicieran un ensayo general de la guerra que ellos mismos iniciarían dos años después haciendo alianza con Japón: la mayor matanza de la Historia de la Humanidad.

 

Cuando la guerra se desató, pilló al cuadro de gira, y como Picasso no quería entregarlo a Franco (era propiedad del Estado español), lo envió al MOMA de Nueva York hasta que en España hubiera un gobierno democrático. El regreso definitivo a España tuvo lugar en septiembre de 1981. En realidad, el cuadro se llama así porque cuando Picasso buscaba un hilo conductor de obra tan magna, aconteció el bombardeo de la simbólica ciudad vasca por parte de la aviación alemana e italiana. La cabeza del genio lo tuvo claro, y el 1 de junio, solo cinco días después, ya estaba trabajando directamente sobre aquella superficie de unos 27 metros cuadrados. 35 días después, el 4 de junio, estaba terminado, y su proceso fue documentado fotográficamente por Dora Maar, que entonces era amante del pintor, entre otras (pero esa es otra historia).

 

Para realizar una obra de tanto simbolismo, tanta fuerza y tantos mensajes entrecruzados hay que poseer, además de un talento descomunal, la fuerza física de un atleta y tener grabada en el ADN toda la historia del arte, pues hay guiños al Greco y, por supuesto, a Goya, y así nació un cuadro que es como un mito clásico, pues contiene muchos relatos enlazados que caen de golpe sobre quien mira el cuadro con un mínimo de sensibilidad. No es posible decir que el cuadro significa “esto”. No, es toda una reflexión que puede conducir a quien lo contempla a conclusiones muy complejas. Lo que sí está claro es que se trata de un alegato contra la guerra y una denuncia de la crueldad de la que somos capaces los seres humanos.

 

Madrid, 29 de junio de 2022. Las delegaciones de más de 30 países discutían sobre el fortalecimiento de una alianza militar, siguiendo la máxima romana de “si vis pacem, para bellum” (si quieres la paz, prepara la guerra). No tomaría yo por sabio consejero de la paz a uno de los imperios más belicistas de la Historia. El caso es que, para entretener a sus esposas, mientras los dirigentes preparan la guerra (es por la paz, aceptamos pulpo) a alguien se le ocurrió hacer una gran foto “jijí-jajá” delante de la obra más dolorida y crítica con la guerra en muchos siglos. Si fue adrede, o si fue ignorancia, torpeza o ineptitud es lo de menos. Han ofendido la memoria de millones de muertos, y a mí me han causado indignación y vergüenza ajena. Lo siento.