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¿Por qué les chirría tanto la palabra «negociar»?

Parece que la sociedad vasca en su mayoría, incluyendo a la izquierda abertzale, quiere acabar con la sinrazón de ETA. Cierto es que a estas alturas esto sucede porque la banda ha perdido la batalla de la fuerza y ya casi no le quedan salidas. Es una manera como otra de acabar con el sacrificio inútil de vidas humanas y el imperio del miedo. Yo entiendo que las víctimas vivas y los familiares de los muertos llevarán de por vida el dolor, que nadie les puede quitar porque el que lo sufre es como el que está en una balsa girando en un remolino del río, y los otros están en la orilla y solo pueden esperar a que la balsa alcance la orilla, con mantas y leche caliente. Eso hay que comprenderlo, y también que quieran que los culpables paguen por lo que han hecho.
zzzettta.JPGLo que no se entiende es que pretendan tomar parte de las decisiones especializadas que atienden al interés general, porque eso es cosa de las fuerzas de seguridad, los jueces y en última instancia las instituciones políticas. Nadie se vuelve automáticamente técnico superior de bomberos por haber perdido a un familiar en un incendio, y por lo mismo las víctimas del terrorismo no se convierten de golpe en especialistas de la lucha antiterrorista. Lo triste es que algunos medios y partidos se empeñan en utilizar el dolor de las víctimas como arma política, y así no vamos a ninguna parte. Entiendo que yo no puedo ver el problema con la misma perspectiva que Aznar porque a mí no me han puesto una bomba en el coche; pero la política tiene que mirar por el interés general, y este ahora es la pacificación de Euskadi y el final de ETA. Y se rasgan las vestiduras cada vez que oyen la palabra negociar. Pues sí, negociar, es lo que se hace siempre para establecer compromisos de futuro. Se negoció con el IRA y a todos les pareció bien, pues el final del miedo es una victoria para todos. Y lo pongan como lo pongan, el PP, si gana las elecciones como parece, también tendrá que negociar el cierre de esa etapa sangrienta que algunos llaman la IV Guerra Carlista. Mejor negociar que seguir con la pistola en la nuca, y hacerlo ahora cuando más débil está ETA.
Cuando se negocia, hay que hacer intercambios, y ahora serán muy pocos porque los terroristas tienen muy pocas bazas; si se hubiera negociado el final hace 25 años, ETA estaba más fuerte y habría salido más caro, pero incluso así nos habríamos ahorrado centenares de muertos y muchas lágrimas. La negación absoluta y la instrumentalización de las víctimas con fines electoralistas no conduce sino a que se cierre la herida en falso. Y no es eso lo que queremos.

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La calle es de todos

zzFoto0182.JPGAunque los medios lo reduzcan a una mera anécdota, lo sucedido en la manifestación de Nueva York, cuando un sargento en activo de los Marines increpó a la policía que se comportaba de manera brutal contra un grupo de manifestantes, es algo que debe hacernos reflexionar. Los ejércitos y la policía están creados para defender a los ciudadanos de una país, para garantizar su seguridad y para que cuando un ciudadano vea a las fuerzas de seguridad se sienta seguro. Larga y triste en la lista de estado en los que el ejército y la policía son utilizados como látigo contra los propios ciudadanos que los mantienen con sus impuestos. Se avecinan tiempos muy difíciles en los que la única arma que le queda al ciudadano de a pie es salir a la calle y proclamar su protesta junto a otros que viven su misma situación. Si las medidas que se piensan tomar son el garrote y tente tieso habría que redefinir la palabra democracia en los países que se dicen democráticos. No es un problema de la policía o de los ejércitos, al fin y al cabo obedecen órdenes, es un asunto de los gobernantes, que no tienen el menor rubor cuando protegen a las grandes corporaciones y desamparan a los trabajadores. Espero que ahora, cuando la derecha alcance el poder democrático como parece cantado, quien asuma el ministerio del Interior no emule a aquel otro ministro que decía «la calle es mía». Pues no, como escribió el poeta Agustín Millares Sall, la calle es de la gente, el ágora, la plaza, el símbolo de la democracia.

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(La foto es de la calle de Triana a medianoche, porque Triana es el paradigma del espacio público en Las Palmas de Gran Canaria)
dia-mundial-del-cancer-de-mama[1].jpgDía Mundial Contra el Cáncer de Mama

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Las lecciones del volcán

El ser humano tiene tendencia a pensar que las cosas han sido siempre de una manera determinada y que nunca van a cambiar. Cuando algunos se desgañitan clamando por el futuro del planeta, casi nadie les hace caso porque piensan que siempre va a haber petróleo, que nunca nos asfixiaremos y que la selva amazónica es infinita por mucho que la talen. zzzchage.JPGCon el volcán de La Restinga estamos viendo que las cosas sí pueden cambiar. Frontera queda casi aislada porque se cierra un túnel y los vecinos de La Restinga tienen que irse porque no hay seguridad. No se sabe cuánto durará el volcán, y aunque se predice que tal vez pueda a llegar a formarse una pequeña isla, nadie puede certificar el tamaño, porque el volcán puede seguir vomitando lava durante meses o años, y abrir más bocas, de manera que de repente la isla de El Hierro pueda ser muy grande en tamaño, o incluso nacer una nueva isla de dimensiones importantes, mucho más que un islote. Esa posibilidad no se tiene en cuenta porque nunca ha pasado, pero hay que atender a la historia geológica de Canarias, y si un día los volcanes formaron islas grandes se podría pensar que esta vez es posible que vuelva a suceder. Pero la lección más importante es que sí que pueden cambiar las cosas de un momento a otro, unas veces, como ahora, por las fuerzas de la naturaleza, otras por la intervención humana. Eso es así, pero por lo visto nunca lo aprenderemos.