Política y democracia justas
Cada día irrumpen nuevos elementos que hacen que nos preguntemos qué democracia es la que tenemos. Esta crisis inducida está haciendo ganar mucho dinero a unos pocos, y se dan paradojas que rozan la estupidez, porque España es el país europeo en el que hay más gente deshauciada y a la vez el que más pisos vacíos tiene. Cuando se trata de poner soluciones, como ese decreto que supuestamente detiene los deshaucios, todo queda en agua de borrajas, y es que manda quien manda, y los políticos se la envainan. Hablan de seguridad jurídica de la necesidad de un poder financiero fuerte y otras zarandajas, y al final los pobres pueblan las calles sin defensa alguna. Es como si se hubieran propuesto fabricar más y más pobres, cubrir todo el asfalto de gente sin techo hasta que seamos la envidia de Calcuta y Bombay. Cuando se grita que los políticos no nos representan me da escalofríos, porque están ahí por las urnas. Sí que nos representan, y el problema es que están haciendo dejación de esa representatividad. La demolición de las casas en la costa tinerfeña de Cho Vito y la amenaza que pesa sobre las de Ojos de Garza y otras muchas contrasta con los hoteles lanzaroteños construidos claramente en suelo ilegal y que siguen de pie y en explotación. Que alguien me lo explique, porque esas casas de pescadores estaban ahí mucho antes de que se hiciera la Ley de Costas que ahora las derriba. Nos dicen que la Constitución impide la retroactividad en la aplicación de las leyes cuando se refiere a las personas ya deshauciadas, pero luego esa ley supuestamente sagrada no funciona con las casas de los pescadores de Cho Vito. Es indignante, y los políticos tendrían que asumir de una vez que no están ahí para mantener a su partido, ni para bendecir con leyes injustas los abusos. Tienen que plantarse, y para eso no hace falta ser el Che Guevara, bastaría con que funcionaran como hombres y mujeres que se visten por los pies, porque la fuerza bruta que usan en última instancia también procede de las capas más desfavorecidas. No hay crisis, lo que hay es una clase política que ha olvidado a quien representa (a todos), y si se van y vienen otros que actuarán igual es como cambiar las marionetas. La política que busca la justicia y el interés general es necesaria, y es la que demandamos, porque estamos hartos de que nuestros representantes se parezcan cada vez más a un guiñol manejado desde poderes que no son democráticos porque nadie los ha elegido.