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A los astros los ha alineado el diablo

Definitivamente, el mundo se ha vuelto loco. Los agoreros achacan a la confluencia de signos astrales los momentos más turbios de la Humanidad. Pues los astros deben de estar ahora alineados por el diablo, porque la lógica habitual de los seres humanos se ha trastocado. Rafael Hernando ha achacado a la II República un conflicto que se cobró en España un millón de muertos. Que yo sepa, la República fue proclamada sin disparar un solo tiro, y la guerra civil que empezó cinco años después fue iniciada por la derecha medieval que dio un golpe de estado con los apoyos de la Alemania Nazi y la Italia fascista. No es lo mismo enarbolar la bandera del aguilucho que la de la República, porque la tricolor representa el momento de mayor avance social y cultural que ha habido en toda la historia de España, y si no fue un avance económico es porque las grandes fortunas, la banca y los latifundistas se empeñaron en detenerlo (como ahora), lo mismo que hicieron en el Chile de Salvador Allende. La bandera del aguilucho solo simboliza dolor. Si el PP fuese un partido serio, Hernando ya estaría fuera de la portavocía del Congreso y hasta del partido. Si en Alemania a alguien se le ocurre enarbolar símbolos nazis o justificar la locura del nazismo, iría a la cárcel, y, si es un político, su propio partido lo echaría a patadas.
zzzlos_cuatro_j03[1].JPGPero no hay lógica, los planetas andan desorbitados, y lo mismo pasa con lo de Siria, nadie se sienta a buscar un modo de acabar con Bachar Al Asad que no sean las bombas, no saben hacer otra cosa que fabricar muerte. Como se dice en la saga cinematográfica de El Padrino, la economía es un arma y la política es saber cuándo apretar el gatillo. Por eso los Corleone eran unos gánsteres criminales, y ahora la flor y nata de la política y la economía mundial actúa siguiendo el guion de la trilogía de Coppola, y en España los dos grandes partidos les bailan el agua. Obama, otro enajenado, ha caído en el teatro hipócrita de siempre, y mientras celebra ante el monumento a Lincoln los 50 años del discurso histórico de Luther King (I have a dream), deja que sus halcones planifiquen más sufrimiento. Menudo sueño. Está claro que a los astros los ha alineado el diablo (léase locura, poder, dinero).

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Siria, la gran pregunta

Solo hay que echar una mirada al mapa para ver que Siria es una bomba de relojería. Fronteriza con Turquía, con Irak, con Líbano (donde circula Hezbolá) y sobre todo con ISRAEL, que tiene ocupados al suroeste de Siria los Altos del Golán desde que se los apropió por las armas. Ahí es nada, en medio de conversaciones entre palestinos e israelíes, con Egipto un poco más allá al borde de la guerra civil, Irak que no para, Afganistán como refugio de fundamentalistas y no muy lejos Irán, con la que hay montada con el asunto nuclear. zzzzDSCN3072.JPGRusia apoya por detrás a unos, China a otros y a algunos ambas. Israel es potencia nuclear, Siria no se sabe y hasta Pakistán entra en el juego por Al-Qaeda, más los flecos de Yemen, Sudán, y sin resolverse los cambios en Túnez y Libia. Siria es la mecha de este polvorín, y ya sabemos cómo se las gasta porque es uno de los seis únicos países en el mundo que no ha firmado el tratado sobre armas químicas y bacteriológicas. Ahora ha saltado la línea que dicen que nadie había cruzado desde la Gran Guerra Europea, aunque eso es mentira, Estados Unidos usó Napalm en Vietnam, Laos y Camboya (o Campuchea o como se llame). ¿Qué hacer? Esa es la pregunta clave, porque Rusia y China están de un lado y la OTAN de otro. Ya sabemos que a Gran Bretaña y Francia les encanta un bombardeo puntual, pero luego se largan y dejan el incendio. Así lo hicieron siempre, en Chad, La India, Pakistán y Palestina cuando supuestamente descolonizaban. Dan dos bombazos y regresan a una cama caliente. Esta vez la cosa es más sería, por lo tanto espero que Londres y París no vayan de machitos y se adelanten arrastrándonos a todos. Y otra cosa: ¿Cuánto tiempo aguantarán Arabia Saudí y los Emiratos Árabes si meten la religión en el asunto? Indonesia tambien es mayoritariamente musulmana. Hacía décadas que no teníamos un paisaje tan… ¿Interesante? ¿Apocalíptico?

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El respeto a las creencias


Siempre hay algún hecho que da pábulo a los creyentes de una religión a afirmarse en ella y a sus detractores a ensañarse. Fíjense que he dicho «detractores», que son quienes atacan de manera inmisericorde todo aquello que salga de la racionalidad (habría que establecer antes cuáles son los límites de lo racional), y que suelen actuar con una actitud pareja al fanatismo que achacamos a aquellos que lleven sus creencias al extremo. No me gusta que traten de convertirme a nada, y las encendidas prédicas de los proselitistas religiosos me molestan exactamente lo mismo que ese discurso a marchamartillo defendiendo la racionalidad a toda costa. Cada uno tiene el derecho de creer o no creer en lo que quiera, y ni los creyentes deben descalificar a los no creyentes ni al contrario, que de todo hay.
zzz889DSCN4407.JPGEn estos días se ha armado mucho ruido porque el expapa Ratzinger ha dicho que Dios le dijo que debía dimitir. También ha habido cabreo porque en la feria de Málaga un grupo ha hecho una parodia de la procesión del Cristo de la Buena Muerte, que tiene muchos devotos en la Semana Santa malagueña. En un estado democrático, la libertad de expresión es fundamental. Se argumenta que estas parodias hieren la sensibilidad de los creyente, pero lo mismo podrían decir los no creyentes cuando se llenan las calles de Cristos sangrantes que parecen sacados de una película de terror. En España, la cosa siempre va de extremos y se alienta la confusión; recordemos que durante el franquismo las palabras ateo, comunista, masón, librepensador y agnóstico significaban lo mismo, y está claro que son cosas muy distintas y a menudo excluyentes entre sí. Así que, en esta tierra de maximalismos, habría que cultivar la moderación y el respeto de todos, porque a menudo tampoco se respeta a quienes no siguen a pies juntillas la religión mayoritaria. Por eso, la crítica es para unos y para otros.