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La dictadura democrática

zzFoto0758.JPGCuantos más mitos pongamos alrededor del poder más nos alejamos de la democracia. Los mitos han sostenido el poder desde los dioses asirios y babilónicos, las deidades griegas y romanas, el César convertido en dios y las monarquías medievales cuya legitimidad se hacía provenir de Dios y que convertía a los reyes en seres extraordinarios, inviolables y superiores. Con la Revolución Francesa este edificio mitómano se vino abajo en la teoría, pero en la práctica se transformó, pues luego vinieron Napoleón, Hitler, Stalin, Mao y muchos poderosos demócratas que a la postre han hecho tanto daño a la libertad y a la democracia como los tiranos etiquetados. Lo mitos de la divinidad que derramaban autoridad sobre algunos mortales escogidos se sustituyen por otros, si bien la religión sigue alimentando la mitomanía en tiranía o en democracia. Me dan miedo estos tiempos, supuestamente democráticos, en los que se milita en el nacionalismo a ultranza, en la suprema unidad de la patria, en el ecologismo irracional o simplemente en un tipo de música que crea maneras de vestir, y se materializan distintos «pensamientos únicos» (el que no piense como yo está en el error o es un traidor). Acaso hayamos llegado a lo que hace una docena de años se dio en llamar dictadura democrática.

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¿Halloween? No, es África que se muere

zEl Sahel[1].jpgImaginemos un espacio desértico de diez kilómetros de diámetro en el que aparecen diseminados alrededor de cien personas muertas de sed. Cuerpos descompuestos y destrozados por lo chacales, restos de una agonía terrible, sellada por la desesperanza y el miedo. Esa imagen se ha producido en estos días en un trozo de Sahara que corresponde a Níger, en mitad de una ruta que nace en todas partes de África y quiere terminar en el sueño de Europa. Cuando los muertos se producen en nuestras costas se arma el alboroto y hasta el Papa se presenta en Lampedusa. Es que lo cadáveres molestan mucho. Pero cuando la tragedia tiene lugar en medio del continente olvidado, aunque sean inmigrantes como los otros, casi ni salen en las noticias. Son muchos muertos, y otros de los que nunca nos enteraremos. Esta vez han sido encontrados 92 cadáveres, y la semana pasada 35 un poco más allá, y hace un mes… Los de esta semana han muerto de sed, y posiblemente de hambre. África se parte en pedazos, entre la codicia de unos, la complicidad de otros, el silencio culpable y la indiferencia de Dios, que tampoco ayuda mucho, pues el Sahel sufre una sequía inacabable. Occidente sigue ocupado buscando el disfraz para Halloween. No hace falta, basta con abrir los ojos, el horror está a la vista.

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El enemigo necesario

Los imperios necesitan siempre un enemigo. De momento y desde hace casi un siglo, mandan los norteamericanos, que necesitan satanizar a alguien para que la maquinaria siga produciendo. Y es verdad que eligen bien al demonio de turno, porque suelen ser unas bestias pardas, aunque hay otras iguales o peores que son intocables porque convienen al sistema («son unos hijos de puta, pero son nuestos hijos de puta») que le dijo un presidente a un ambajador). En 1914 satanizaron al Káiser, después del «crack» del 29 y la depresión, Hitler les vino como anillo al dedo, cuando acabaron con Hitler tuvieron que gastarse en el Plan Marshall todo el dinero que habían acumulado durante la guerra y comenzaron con la Guerra Fría, satanizando a Stalin, vía Corea y más tarde a todo el Kremlin a través de Fidel Castro y Ho-Chi-Ming. zzzzDSCN4477.JPG¿Quién dice que sus aventuras de Bahía de Cochinos y Vietnam les salieron mal? Murieron unos cientos de miles de americanos y millones de vietnamitas pero la maquinaria seguía engrasada y el dólar en la cima. Todo calculado. Luego se abrieron en guerras indirectas contra el bloque soviético, fuera en Africa, en Oriente próximo o donde cayera; por ejemplo, Granada o Panamá. La caída del Muro de Berlín y la desintegración del sistema soviético los dejó sin demonio a la vista y enseguida encontraron a Sadam Husein. Montaron la Guerra del Golfo y empezaban el milenio sin enemigo cuando Bin-Laden (que ellos ayudaron a fabricar) les cayó del cielo. Y sigue la rueda, aunque no sé por cuánto tiempo, pero cuando acaba un imperio siempre viene otro y vuelta a empezar. El mundo no tiene remedio.