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Tranquilos, ya se arreglará

Por si la panorámica cercana no fuese lo suficientemente dura, con la situación económica, los recortes, la corrupción a bombo y platillo, el paro altísimo digan lo que digan quienes manipulan las encuestas y las cifras, ahora la cosa se desmadra por todas partes, hasta el punto de que «asuntillos» como la quiebra técnica de Argentina o la recesión italiana, que en cualquier momento serían titulares que abrirían noticiarios, quedan en segundo plano con las que se están montando por ahí, y miren que hablo en plural. Lo de Pakistán y Afganistán venía de lejos, pero ahora nos montan la misma y a la vez nueva crisis de Gaza, el pifostio de Ucrania en el que nadie sabe en qué equipo juega y las consiguientes consecuencias por bloqueos y boicots comerciales, la pandemia del ébola que también va a «ayudar» a controlar los movimientos de la gente en puertos y aeropuerto con fines más allá de los sanitarios, aviones de pasajeros que se caen aquí y allá no se sabe muy bien por qué o por quién, y no sé cuántos más problemas que empiezan o siguen (Libia, Siria, Etiopía, Nigeria, Mali, El Sahara…) Por si fuera poco, el rutilante Premio Nobel de la Paz que vive en la Avenida de Pensilvania la emprende a bombazos en el norte de Irak, dice que para detener un conflicto cuyo origen no le es ajeno.
zzmunnndo.JPGCon tanto lío que nos afecta quieras o no, los dirigentes, en lugar de buscar soluciones, se van de playa y regatas. ¿Se imaginan a Julio César de crucero en plena Guerra las Galias y a Churchill y Roosevelt dando prisa a Eisenhower para que el desembarco de Normandía no les rompa el veraneo? Y ahí están gobiernos, parlamentos e instituciones públicas de vacaciones. Pues qué bien.

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El Presidente de vacaciones

Mi amigo Quintín Silva ha vuelto a escaparse de mi novela El As de espadas y me envía estas dos décimas:
Nuestro señor Presidente zzzxf678100022.JPG
con su talante galaico
ha dibujado el mosaico
y se larga con su gente.
En Doñana, el muy valiente
hará una cura de sémola
se colgará de una pérgola
y a esperar que todo amaine,
bien sea el motín del Caine
o la enfermedad del ébola.
Parece que no ha aprendido
que nunca las soluciones
llueven como los millones
de un sistema corrompido.
De vacaciones se ha ido
y no cambian los extremos
porque tratan de blasfemos
a los que bilis no tragan,
y las luces se le apagan
cuando le dicen «Podemos».

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A ver qué hacen ahora, guapitos…

Dicen que la primera víctima de la guerra es la verdad, y por ello no podemos estar seguros de lo que está pasando realmente en los lugares en conflicto, y nuestros tataranietos tal vez lleguen a averiguar, tras muchos cotejos, muchos detalles de nuestro hoy (no todos). Es posible que descubran quiénes ganan, cómo han prendido la mecha y qué complicidades existen, a veces hasta en los que aparecen como enemigos. Lo silencios a menudo son más cómplices que los gritos.
imagen1.JPGLeo una información en la que se dice que han sido lanzados proyectiles desde territorio ruso sobre la zona oriental ucraniana. Las fuentes serán o no fiables, interesadas o vaya usted a saber, porque la propaganda es a veces tan destructiva como la artillería. Pero si eso fuera cierto, ya no estaríamos hablando de una guerra civil entre el ejército oficial ucraniano y las milicias separatistas, sino de una guerra con Rusia y Ucrania implicadas, dos estados que hasta hace menos de un cuarto de siglo fomaban parte del bloque comunista durante la Guerra Fría. En principio, las vigilias de Kiev, la caída de un gobierno y hasta la rebelión de zonas rusófonas parecía un buen negocio para el complejo industrial armamentístico (que no tiene patria, como dijo Pujol, la pela es la pela). Esas voladuras supuestamente controladas no lo están en casi ninguno de los frentes (Siria, Gaza, Ucrania, Irak, Libia…), aunque no por ello los halcones dejan de ganar dinero; al contrario, los políticos que les sirven me parece que han hecho de pardillos para que ellos facturen en el gran negocio de la guerra. Ah, sí, hay sufrimiento, muerte, desplazamientos… Daños colaterales lo llaman.