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Muerte nuclear

El seis de agosto de 1945 fue lanzada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima la primera bomba atómica contra seres humanos.
Hiroshima.jpgEl 9 de agosto, tres días después, lanzaron una segunda bomba sobre la ciudad de Nagasaki. Lo que aquello significó en la historia de la Humanida ha sido más que debatido, pero hoy, 63 años después, conviene recordarlo. Está claro que no hemos aprendido nada de nuestros errores, y el hombre sigue preparándose para destruir al hombre, porque por este camino volaremos todos en pedazos.
Y como siempre digo, siempre conviene no olvidar a los responsables de tanta desgracia: a Harry Truman, el Presidente norteamericano que dio la orden y a Paul Tibetts, el piloto que pretó el botón de la destrucción masiva. La memoria es una obligación de la Humanidad.

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Palestina

palestina1.jpgNo puedo entender cómo el pueblo israelí trata a los Palestinos de la misma manera que fueron tratados ellos en el Gheto de Varsovia por los Nazis.
Va ser verdad que los maltratados se convierten en maltratadores en potencia, y en este caso en acto, porque lo que viene sucediendo desde hace décadas con los Palestinos sólo es entendible desde el más recalcitrante sionismo apoyado por Estados Unidos y con Europa haciendo de convidado de piedra.
El enfrentamiento que ya es claro entre Occidente y el Islam proviene de ese punto de Oriente Medio, y amenaza con hacer volar este planeta. Que nadie piense que es cosa sólo de Bush, ha pasado con cualquier administración norteamericana, y pasará con Obama, y él mismo ha pasado por caja en Israel. Es como si el mundo estuviese controlado (más bien descontrolado) por un lobby judío, que ni siquiera representa los sentimientos de la mayor parte de los israelíes.

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La foto terrible

Me ha extrañado que los italianos se hayan escandalizado al ver en los medios la foto de los cadáveres de dos niñas gitana ahogadas en una playa de Nápoles, mientras los bañistas seguían a lo suyo, como si nada hubiese pasado.
gitanos1.JPGEsto nos ha pasado aquí, con la llegada de las pateras y los cayucos, que a veces, por desgracia, también traen cadáveres a bordo. Y lo que me extraña de esta foto en Italia es que se haya escandalizado la opinión pública, y yo también me escandalizo, por el poco valor que damos a las vidas humanas que no forman parte de lo que entendemos como nuestro ámbito. Esa extrañeza es positiva, porque eso quiere decir que todavía queda un poco de decencia en el corazón humano.
Los italianos están viviendo un bombardeo berlusconiano de xenofobia, y tal vez esta foto les haga mirar a su interior y darse cuenta de que el nuevo «Duce» es un peligro para la libertad y para la dignidad. El bien más preciado es la vida, porque es única, y por ello toda muerte debe llevar consigo el mayor de los respetos. Y es que muchos olvidan que los que no son de nuestra etnia también son seres humanos. Lo que nunca tengo claro es de qué etnia somos nosotros. Yo creo que solo hay una: La Humanidad.