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Memoria

Dicen que no moriremos del todo mientras haya alguien que nos recuerde. Esto, por supuesto, no es ningún consuelo, porque, a la larga, todos seremos olvidados, porque no creo que nadie recuerde a un tatarabuelo suyo que murió mucho antes de que él naciera.
bandera.jpgPero sí hay que recordar a los muertos sociales, aquellos que fueron víctimas del odio, los que fueron eliminados por pensar distinto o simplemente aprovechando la situación para cerrar una venganza personal. Yo no sé si la Ley de Memoria Histórica tiene errores jurídicos, pero lo que está claro para mí es que había que hacer algo para rescatar nuestra memoria como sociedad, porque ya saben aquello de que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla.
Tampoco sé si la entrada del Juez Garzón en este asunto es técnicamente correcta o no. Eso es lo de menos, porque quienes arman ruido con estos argumentos lo que tratan es de desviar la atención del hecho central. Algunos usan la ley en su beneficio, pero cuando no les gusta se rasgan las vestiduras. Es tan simple como buscar a nuestros muertos y enterrarlos dignamente. Nada más, y eso es lo justo.

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La ciencia y la conciencia

No es discutible que los avances de la Humanidad han ido de la mano de los logros científicos, y por lo tanto ir contra la ciencia equivale a oponerse al progreso. Otra cosa es la ética de esos avances, que en muchos casos tienen que ver con el poder y la hegemonía de unos hombres sobre otros. Cuando hubo un pueblo que logró fundir el hierro, cambió las hachas de sílex por las espadas y fundo un imperio, que le fue arrebatado por otro pueblo que logró meter carbono en el hierro y fabricó espadas de acero. España dominó imperios americanos porque tenía caballos, arcabuces y cañones, y vemos cada día como la tecnología aplicada a la guerra es la que hace a uno ejércitos superiores militarmente a otros.
atomos.jpgEs verdad que cuando hablamos de medicina tenemos que quitarnos el sombrero, y en otros muchos campos. Después de las teorías de Einstein se han disparado las conjeturas científica sobre el nacimiento del Universo, pero sólo son ecuaciones. El Gran Colisionador de Hadrones (LHC) que han construido en Suiza es un brindis al sol de la curiosidad, porque no entiendo bien qué sacamos si finalmente averiguamos que el Universo surgió de esta manera o de aquella. La tierra acabará el mismo día, y esos miles de millones invertidos en curiosear «la mano de Dios» podrían invertirse en impedir que cada día mueran millones de seres humanos de inanición.
Luego está el peligro -que los científicos consideran remoto- de que recrear ese choque de partículas pueda crear fenómenos que somos incapaces de controlar pues hay quien dice que pueden acabar con La Tierra e incluso con el Universo. Yo de esto no sé, pero me gustaría que me explicasen por qué esa perra en demostrar a cualquier precio algo que, una vez conocido, no nos va a servir para nada.

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El motor económico

Solemos decir en Canarias que nuestro motor económico es el turismo. No es verdad, puesto que el turismo es solamente la correa de transmisión de la abundancia, y esta debe tener motores anteriores muy lejos de aquí. Si las cosas van mal en Suecia, no vendrán los suecos, y en todo Occidente es Estados Unidos el que marca la prosperidad y la recesión. 5.JPGPor eso se suele decir que cuando la bolsa de Nueva York estornuda Europa se resfría. Menos mal que Alemania, nuestro aval turístico, parece que aguanta el tirón.
Espero que la actual crisis americana (y por ende europea) tenga una solución menos dramática que la de 1929, que desembocó en la Gran Depresión de los años 30 y curiosamente empezó a remontar cuando Estados Unidos entró en la II Guerra Mundial, pues sus empresas se dedicaron a producir material de guerra. De todas formas, de momento la actual crisis no se parece a aquella, pues el crack del 29 provocó que 9000 bancos americanos cerrasen, que hubiese una cifra de paro de un 27% y unas perspectivas de futuro bastante negras. La economía estadounidense remontó, pero necesitó de 10 años para hacerlo, lo que demuestra lo importante y desastroso que fue el crack del 29.
Como ya no sabemos en qué ni a quién creer, a ver si gana Obama y hay un cambio de política. Ya ya sé que debería hablar de algo más cercano, pero es que eso nos afecta más que los soberanismos infantiles de El Día o que el palabrerío de los políticos domésticos que apenas si tienen capacidad de maniobra. Tampoco hay que dejarse llevar por los alarmistas, aunque no está de más poner la espalda contra la pared.