¿Quién se cambia por Zapatero?
Yo creo que cada uno es como es y en el fondo no se cambiaría por nadie. Al poeta francés Paul Éluard le preguntaron quién querría ser si volviera a nacer y él contesto: «Yo mismo, pero más acabado». Pero si jugamos a cambiarnos por alguien, la última persona que yo querría ser esta semana es José Luis Rodríguez Zapatero.
A todo el follón que hay debido a la crisis hay que añadirle el papelón que se le presenta al perder apoyos en el Congreso debido a su pacto con el PP en Euskadi, la intervención de Caja Castilla-La Mancha y la resaca del asunto de las tropas en Kosovo. A estas horas, no debe saber qué hora es ni dónde está, pues en poco tiempo se ha tirado 12 horas de ida y otras 12 de vuelta hasta Chile para hacerse una foto con Biden, el Vicepresidente norteamericano. Luego está lo del G-20 en Londres, La OTAN en Bruselas, La Alianza de Civilizaciones, el encuentro en Praga con Obama y el rebote del PP por haber metido en canales judiciales la Ley de Caja Madrid. Y eso por enumerar solamente lo gordo.
Da vértigo sólo pensar en una agenda así, y lo más curioso es que él parece muy a gusto. Eso se supone que es gobernar, pero yo estoy convencido de que, ni aun siendo un superhombre, se puede tener controlado tanto asunto. De todas formas, le deseo la mejor gestión posible por la cuenta que nos trae a todos.