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Consejo de Ministros en Las Palmas

Cuando pienso en un Consejo de Ministros me imagino siempre una reunión en un lugar muy lejano, no sólo por los kilómetros que nos separan de Madrid, sino porque la distancia burocrática y administrativa con un ministro es sencillamente intransitable. Decía Benedetti que Uruguay es la única oficina del mundo con categoría de república, y en España pasa algo parecido, porque la burocracia es tan enrevesada que engulle hasta a los propios ministros.
Cuando se instauró el Estado de las Autonomías se dijo que con ello se acercaba la administración al ciudadano. Y no es verdad, porque llegar a un consejero o a un director general es igual de tortuoso y burocrático que alcanzar a un ministro. Resulta prácticamente inviable acercarse a un modesto concejal, y cuando alguien consigue hablar con un cargo más alto o más bajo, se queda en palabras, porque indefectiblemente acaba siendo remitido al rodillo de la burocracia.
Hoy se celebra un Consejo de Ministros en mi barrio, pero es lo mismo, y en realidad no entiendo por qué para tratar problemas de Canarias hay que desplazar todo ese costoso aparato desde Madrid. Podrían hacerlo en La Moncloa y ahorraríamos dinero y atascos con las medidas de seguridad que se han desplegado. Ah, ya, es un gesto. Aquí lo que hace falta es gasto no gesto. Es una foto al lado de mi casa sobre una reunión que generará toneladas de burocracia y más burocracia.
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(Iba a poner otra foto de animales, pero como no quiero ser inhospitalario he puesto un trozo de asfalto de una de nuestras vías, para que los ministros vean que hay rayas que ya tienen falta de pintar)
Y como lo cortés no quita lo Atahualpa, sean bienvenidos Presidente, ministros, ministras, asesores, escoltas, funcionarios, chóferes, policías de refuerzo… Pero, Señor Zapatero, se habría ahorrado y nos habría ahorrado este follón simplemente igualando a Canarias con otras autonomías en los Presupuestos Generales del Estado. Y a los del Gobierno de Canarias les digo: no aplaudan, que para ustedes también hay estopa, porque son lo mismo pero a escala.

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La guerra cobra su peaje

kandisnki.jpgEsta es una de las veces en la que que me gustaría no tener razón, pero cuando se está en una guerra es inevitable que tarde o temprano nos lleguen noticias tan tristes como la del fallecimiento de un soldado canario -uno de los nuestros- en un lugar muy lejano.
Ha sucedido, y con el respeto que merece el dolor de su familia, hay que rendir homenaje al caído -son las leyes de la guerra- y al mismo tiempo volver a gritar a nuestro gobierno que no queremos que nuestros jóvenes vayan a la guerra, que aborrecemos ser parte del dolor del pueblo afgano, que no queremos ser gregarios de nadie en la carrera por el dominium mundi. Hoy expreso dolor por la muerte de un joven, tristeza por la pasividad con que nuestra sociedad vive nuestra presencia en un país extraño y un enorme reproche a nuestra clase dirigente.

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Gerifaltes reunidos… Mosqueo

A los dirigentes mundiales les ha dado últimamente por reunirse por cualquier motivo. Antaño era una cosa muy especial que un jefe de estado o de gobierno visitase otro país, y mucho más improbable que hubiera media docena o más en el mismo salón. Ni siquiera sucedía en la Asamblea General de la ONU.
Es verdad que, si nos remontamos muchas décadas atrás, los transportes eran muy lentos, y sólo salían de su territorio por extrema necesidad, o dejaban sus tronos y marchaban a las cruzadas, aunque esto le costó la corona a más de uno, como Ricardo Corazón de León. Ahora van y vienen con cualquier disculpa, cumbres del clima, reuniones del G-20, cumbres iberoamericanas, designación de una ciudad olímpica…
z ciervo_0[1].jpg(Impresiona y da qué pensar la pasividad -y esas expresiones indolentes- con que Churchill, Stalin y Roesevelt deciden en la Conferencia de Yalta el futuro de millones de personas para varias generaciones)
Mirando hacia atrás, cuando varios dirigentes de distintos países se reunían, había que ponerse a temblar: En el Congreso de Viena se repartieron Europa, y luego volvieron a hacer lo mismo en Teherán y Postdam. Todos tenemos en mente la reunión de Yalta, en la que Churchill, Stalin y Roesevelt planificaron el medio siglo siguiente en Europa. Por eso, cuando veo a muchos Gerifaltes reunidos me empieza a oler a chamusquina.