Gerifaltes reunidos… Mosqueo
A los dirigentes mundiales les ha dado últimamente por reunirse por cualquier motivo. Antaño era una cosa muy especial que un jefe de estado o de gobierno visitase otro país, y mucho más improbable que hubiera media docena o más en el mismo salón. Ni siquiera sucedía en la Asamblea General de la ONU.
Es verdad que, si nos remontamos muchas décadas atrás, los transportes eran muy lentos, y sólo salían de su territorio por extrema necesidad, o dejaban sus tronos y marchaban a las cruzadas, aunque esto le costó la corona a más de uno, como Ricardo Corazón de León. Ahora van y vienen con cualquier disculpa, cumbres del clima, reuniones del G-20, cumbres iberoamericanas, designación de una ciudad olímpica…
(Impresiona y da qué pensar la pasividad -y esas expresiones indolentes- con que Churchill, Stalin y Roesevelt deciden en la Conferencia de Yalta el futuro de millones de personas para varias generaciones)
Mirando hacia atrás, cuando varios dirigentes de distintos países se reunían, había que ponerse a temblar: En el Congreso de Viena se repartieron Europa, y luego volvieron a hacer lo mismo en Teherán y Postdam. Todos tenemos en mente la reunión de Yalta, en la que Churchill, Stalin y Roesevelt planificaron el medio siglo siguiente en Europa. Por eso, cuando veo a muchos Gerifaltes reunidos me empieza a oler a chamusquina.
En conclusión, ni negro, ni mestizo, ni nada, Obama es otro presidente, uno más.