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Más sobre los visionarios a toro pasado

El mundo es muy complejo, la vida muy cambiante y la Historia es a veces un baúl que al abrirse puede sorprendernos, porque dentro hay cosas que nunca habríamos imaginado. Es cierto que existe una disciplina que es la Historia Comparada, que determinadas causas suelen tener efectos que podemos suponer y que por ello podría hacerse una visión futurista de lo que ocurrirá. Pero es que en el devenir de los hombres inciden cientos de factores, que pueden ser combinados de muchas maneras con resultados dispares.
Lo que va a ocurrir ya se sabe. Siempre sucede. Todos los imperios han caído más tarde o más temprano, ya lo dijo hace casi 2.500 años Herodoto, el padre de la Historia, y el problema es saber el cómo y el cuándo, sobre todo el cuándo, porque a menudo lo que no ocurre en 50 años pasa en tres días. Lúcidas mentes romanas anunciaron el fin de Roma a causa de la corrupción interna y la lasitud en sus fronteras, y lo hicieron ya en tiempos de Nerón. Claro, el imperio cayó, pero 400 años después. Como castillos de naipes se vinieron abajo estados muy poderosos: Persia, Babilonia, Egipto, Roma, el Imperio Carolingio, España, Portugal, Inglaterra, Suecia, Francia, Austria-Hungría, La Unión Soviética… Todo se predijo pero nadie acertó el cómo ni el cuándo.
a11.JPGPor eso me distancio cuando escucho a personas que dicen haber anunciado que el Muro de Berlín caería, que Estados Unidos sufriría un terrible ataque terrorista o que se produciría la actual crisis. Siguiendo a Herodoto, esas cosas iban a ocurrir tarde o temprano, pero nadie, que yo sepa, dijo que sería en noviembre de 1989, en septiembre de 2001 o en el otoño de 2008. Por eso tampoco me creo a los catastrofistas que anuncian el caos total, ni a los posibilistas que hablan de un remonte inmediato. La verdad es que nadie sabe qué ocurrirá, pero el caos ya lo tenemos, y el remonte sucederá, si no es en un año será en veinte, pero sucederá. Ah, y Estados Unidos dejará de ser la primera potencia mundial, lo anuncio, aunque, siguiendo otra vez al padre de la Historia, lo mismo sucederá dentro de diez años o cuatro siglos. Nada es eterno.

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Y tú más

Cuando el vendaval Gürtel azota los distintos niveles de la estructura del PP, sale una de sus dirigentes y pide una investigación por las adjudicaciones que a esta empresa tabú se hicieron desde el Gobierno del PSOE. Independientemente de si hay o no corrupción, la idea es que «yo estoy pringado pero tú también». Ya hemos visto que el PP siempre se defiende atacando, pero eso no tranquiliza, porque lo que queda es la duda que se ha sembrado. Hace décadas que andamos dándole vueltas a las irregularidades en la financiación a135.JPG de los partidos políticos, pero nadie le ha puesto el cascabel al gato: transparentar las reglas, y diferenciar claramente qué dinero va a los partidos y cuánto se queda en mano particulares. Esto, además, es descorazonador para la gente que confía en los políticos, porque lo que mina la democracia no es que este o aquel sean culpables (juzgado y fuera), sino que se cierna sobre todos la duda.
Y mientras estamos hasta el cuello en una de las crisis económicas más duras que se recuerdan, y ante la cual habría que juntar energías para buscar la luz al final del túnel, estas se pierden no sólo en el diario «Y tú más» de unos y de otros, sino en las luchas intestinas de los propios partidos, como vemos en el PSOE Canario o en el PP de Madrid, que son las que más nos llegan por sus ecos, pero que son exponente de lo que se cuece en el resto del territorio. Y, claro, en este caldo de cultivo, los catastrofistas se ponen las botas, porque yo no tengo memoria de que haya habido en nuestra historia reciente una clase política más desprestigiada. Esto empieza a parecerse cada día más a la Italia de la operación Manos Limpias. Claro que lo que vino después -Berlusconi- tampoco tranquiliza.

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Violencia gratuita

Cada vez que veo en los periódicos el nombre de Ciudad Juárez (El Paso después del puente fronterizo con Estados Unidos) tengo el impulso de pasar la página porque me horroriza tanta muerte inútil, tanto ensañamiento, tanta cerrazón. El estremecimiento que nos transmite Roberto Bolaño cuando cuenta estas historias en su novela póstuma 2666, o la perplejidad ante los relatos de Elmer Mendoza, no nos dan ninguna explicación sobre el origen de tanta violencia.
vv83.JPGPero, por desgracia, no es sólo Ciudad Juárez, donde han muerto asesinadas más de 2.000 personas en lo que va de año. Hemos visto en estos días el clima de violencia en las favelas de Río de Janeiro, lo poco que vale la vida en los barrios de Bogotá, Medellín o Los Angeles, y temblamos al ver cómo las distintas mafias son dueñas efectivas de ciudades como Nápoles. Veo a un niño colombiano en televisión que dice que muy pronto disparará en una banda, y en Nueva York estas bandas se nutren de muchachos que aún no se afeitan.
Es una locura, ya la vemos en España. Y en Canarias, donde portar armas blancas es lo normal en ciertos ambientes (incluso ya empieza a haber pistolas). Hace apenas veinte años, cuando aquí se cometía un crimen era un baldón social durante años; ahora es noticia durante unos días, porque antes era cosa muy rara y ahora sucede con demasiada frecuencia. Y si es una gran verdad que nada tiene tanta importancia como para matar, más terrible es que la gente se mate sin saber por qué. Es la inercia violenta de esta sociedad que no sabemos hacia dónde nos conduce.