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Berlín es la meta

Hace hoy 20 años de la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989. Como todos los hechos históricos de gran relevancia, se pone una fecha referencial, y es verdad que fue esa noche, pero en realidad lo que sucedió en Berlín fue la consecuencia de que confluyeran muchos elementos y finalmente hicieran estallar la burbuja.
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(El Muro de Berlín en los años 70)

El Muro de Berlín quedará como la carátula de la Guerra Fría, la paz armada que fue llevada por Reagan a tales extremos que consiguió estrangular la economía del bloque del Este, que no pudo seguir el ritmo marcado por los norteamericanos en tiempos de bonanza económica. Pero no podemos olvidar a toda Alemania Oriental bajo el terror de la terrible estasi, el dominio de la fuerzas del Pacto de Varsovia en Hungría y Checoslovaquia, el silenciamiento de las repúblicas bálticas y tanto sufrimiento que queda simbolizados en un muro que duró 28 años y cayó porque empezaron a derribarlo Billy Wrandt desde 1961, el checho Alexander Dukchek en 1968, y Lech Walesa en los años ochenta, y la coincidencia de cuatro figuras mayores de la política en la segunda mitad del siglo XX, aunque a primera vista alguno no lo pareza, pero a medida que pasa el tiempo se ve que fue así; me refiero a Reagan, Khol, Gorbachov y Juan Pablo II. Puede haber valoraciones a favor y en contra, pero ya nadie puede discutir el peso que estos cuatro hombres tuvieron en el cambio que experimentó el mundo.
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(La noche del 9 al 10 de noviembre de 1989 cayó, por fin, el Muro)


Hoy tenemos que celebrar la libertad exigiéndola en todas partes, porque aparte de los muros físicos reales levantados en Palestina o en el Sahara Occidental, también hay otros muros que cada día se elevan más y más y que cercenan esa libertad que tanto nos llena la boca. Ojalá se empiece a ver en todo el mundo como meta lo que sucedió en Berlín hace hoy 20 años.
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ADENDA:
Como cada 9 de noviembre no olvido El ramito de violetas para Cecilia, la única cantante de la que he sido fan.

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Con La Iglesia hemos topado

En el asunto de la sentencia de los crucifijos en las aulas, con La Iglesia hemos topado. Ya, ya sé que esta frase atribuida a Cervantes en el Quijote no aparece así en el texto (dice «con la iglesia hemos dado»), y no está claro que Cervantes se refiriera al poder temporal de la Iglesia, sino al templo del pueblo que buscaban con la mirada y que Don Quijote no lograba ver mientras aludía a su mala visión. Pero, venga de donde venga esta dislocación cervantina, ya es adagio popular y en este caso sí que se refiere al enorme poder de la Iglesia en los reinos cristianos hasta la Reforma luterana y la separación de la Iglesia anglicana. Luego, Roma ha seguido teniendo mucha influencia en los estados católicos, y de ello hay muchos ejemplos en la Alemania del Sur, en lo que fue el imperio Austro-húngaro, en Francia y especialmente en Italia y en España, pues aún en estos dos países La Iglesia Católica se pronuncia como si fuese la depositaria del poder, tratando de incidir en leyes civiles y en la convivencia democrática.
z44.jpgLas religiones son manifestaciones íntimas de las creencias personales, y elementos no sólo respetables sino defendibles dentro de la libertad individual de cada cual. Otra cosa es aplicar credos religiosos a la colectividad, lo cual se parece mucho a los estados teocráticos de otras religiones. Son sangrantes los mencionados casos de España e Italia, donde hoy el Vaticano parece tener patente de corso como en otros tiempos lo tuvieron cardenales tan famosos como Acquaviva, Mendoza o Cisneros. Tener el apoyo de uno de esos príncipes de La Iglesia podía valer un trono y hasta la adjudicación de otros si lograban el apoyo final de Roma. Y esto también ocurrió en Francia, donde la memoria de Richelieu y Mazarino ha quedado en la historia de los poderosos, pues manejaban al rey como si fuese un títere. La reivindicación de la laicidad se toma como una blasfemia, y dicen que se condena a la religión a la invisibilidad. Pues eso, es que es algo privado. Francia lleva un siglo tratando de sacudirse esa influencia eclesiástica, que con la Revolución Francesa no se extinguió rápidamente como la monarquía, y sólo empezó a hacerse real a principios del siglo XX. El Vaticano no va a quedarse quieto ante esta sentencia de Estrasburgo, y por otro lado la Europa que pretende recomenzar el 1 de diciembre debe pelear por la convivencia de credos, es decir, por la libertad religiosa y por la laicidad de la vida democrática. Va a ser interesante y curioso, como el combate por el título de dos pesos pesados.

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¡Huy lo que han dicho en Estrasburgo!

La Corte de Derechos Humanos de Estrasburgo dice en una sentencia que la presencia de crucifijos en las aulas supone una violación del derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones y una violación de la libertad religiosa de los alumnos. ¡Ay mi madre, lo que ha dicho!
La cruz no fue un símbolo cristiano desde el principio, pues los primeros cristianos tenían como símbolo el pez (San Pedro era pescador), y así aparece grabado en los primeros textos y en las paredes de las catacumbas romanas. Más tarde se adoptaron otros, como el Crismón, que aún aparece en los escudos vaticanos, y finalmente la cruz de forma obligatoria.
zsimbolos.JPGEntre la leyenda y la historia se narra que el emperador Constantino el Grande tuvo una visión antes de una batalla en el puente Milvio. Vio una cruz contra el sol y luego soñó que ese debía ser su estandarte porque una voz (otros dicen que una leyenda escrita entre las nubes de su sueño) le dijo que con aquel signo vencería. Venció y declaró el cristianismo como religión oficial del imperio. Esto es muy largo porque lo cierto es que ya el cristianismo era la religión mayoritaria en Roma, que pasó de ser perseguida a ser obligatoria.
Y de ahí viene todo, se impone el cristianismo y no seguir ese credo podía costar incluso la vida. Y siempre es lo mismo cuando las religiones se convierten en instrumentos de poder. La jerarquía eclesiástica siempre tiene cara de reproche y sólo está contenta cuando controla el poder. Independientemente de que el libro sea bueno o malo, lo cierto es que desde que apareció El Código Da Vinci la Iglesia parece más cabreada todavía, y en España la tenemos en la calle con obispos encabezando manifestaciones. Tampoco va a gustarles la película de Amenábar. Y una sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo no es una ocurrencia de barra de bar, es un hito histórico porque es la primera vez que una institución democrática de la vieja Europa hace un dictamen contrario a la opinión del Vaticano. No se trata de ninguna persecución (que será como la venderán en las homilías y en los medios), es un paso fundamental a favor de la libertad individual, también de los católicos, a los que se les protege en su credo, que es libre pero que nunca debe ser impuesto.