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El gran usurpador

Ayer no me dio la gana de dedicar una sola palabra al aniversario de la muerte de Franco, porque nada descubro al decir que fue un gran usurpador, que se quiso legitimar por la fuerza, como hiciera 500 años antes Isabel La Católica, otra gran usurpadora. La fecha del 20 de noviembre es importante porque en ella han sucedido hechos tan señalados como el final de la crisis de los misiles en Cuba, y otros muy importantes que quedan eclipsados por el significado de la muerte del dictador.
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Sin salir de España, el 20 de noviembre tenía un gran simbolismo tanto para los vencedores como para los vencidos de la Guerra Civil, porque en esa fecha y en 1936 murieron dos de los estandartes míticos de ambos bandos: por parte de los franquistas José Antonio Primo de Rivera y por el lado republicano el anarquista Buenaventura Durruti (como ya señalé ayer).
Pero Franco, muy en su línea de abrirse el paso a codazos en la historia, se murió un 20 de noviembre y se puso delante de los suyos y de los contrarios. Y creo que hay que irle quitando a esta fecha el estigma que tiene, de la misma manera que por fortuna ya lo ha perdido el funesto 18 de julio. Por eso, el año pasado, el 20 de noviembre presenté mi libro Tríptico de fuego, ya que no estoy dispuesto a que Franco marque mi agenda.
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En este enlace encontrará una entrevista imaginadia con franco, escrita para otro fin hace una docena de años: ENTREVISTA IMAGINARIA CON FRANCO.doc

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Durruti

El 20 de noviembre de 1936 murió en Madrid Buenaventura Durruti, una de las referencias del anarquismo español durante los años veinte y treinta del siglo pasado. Leonés de nacimiento, se le asocia a Cataluña porque desde 1920 se trasladó a Barcelona y allí fue donde creció su figura, hasta el punto de ser un líder destacado cuando se produjo la rebelión militar del 18 de julio. El fue uno de los dirigentes que capitaneó el fracaso inicial de los franquistas en Cataluña.
z1durruti[1].JPGSe creó la famosa columna Durruti que comenzó a luchar en Cataluña y Aragón, aunque siempre se le miraba con suspicacia por sus ideas radicales. A comienzos del otoño de 1936 se trasladó a Madrid para defender la capital, y fue herido de muerte el 19 de noviembre. Murió en la madrugada del 20. Aunque se dijo en principio que lo mató una bala fascista, desde el bando nacional se pregonaba que su muerte fue cosa de los comunistas, sus supuestos aliados. Nunca se ha aclarado su muerte, que sigue siendo motivo de controversia, porque como es sabido, en ninguno de los dos bando contendientes en la Guerra Civil había ideas homogéneas. Al final, se imponían unas sobre otras, y es posible que Durruti fuese víctima de esa lucha interna.
El caso es que murió, y lo extraño es que, a pesar de su gran popularidad durante la II República y el comienzo de la guerra, se ha ido desvaneciendo, no sé si por intereses o por el propio ciclo de la historia. Su muerte es un misterio, como lo fueron otras en el bando nacional, pues cuando un país se desangra en una guerra civil puede ocurrir cualquier cosa. En todo caso, Durruti fue todo un personaje, de esos que llevan sus ideas hasta sus últimas consecuencias.
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Recuerdo aquí a Aminetou Haidar y al actor Guillermo Toledo porque, además de con palabras, predica con hechos. Somos muchos los que sentimos como él y tenemos su entusiasmo, pero no su salud. Gracias Willy por tu coherencia.

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Solidaridad con Aminetou Haidar

Lo que está sucediendo con Aminetou Haidar en el aeropuerto de Lanzarote me deja perplejo, y es que los sucesivos gobiernos de Madrid se ponen nerviosos cada vez que les nombran El Sahara, y actúan con precipitación y torpeza. Cuando esos partidos gobernantes están en la oposición dicen cosas distintas que cuando gobiernan, pues no se me olvida la foto en Tinduf de Felipe González, cuando aún no había tocado poder, apoyando la causa saharaui. También las promesas de Suárez. que luego firmó un acuerdo pesquero con Marruecos sobre aguas saharauis (reconocimiento de facto). Ambos dirigentes son hoy invocados como ejemplos históricos; así se escribe la historia. Siento que España no se haga respetar como antigua potencia administradora del territorio. Así nunca van a respetarnos internacionalmente. Ahora Moratinos dice que no ve ninguna ilegalidad en la expulsión de Aminetou Haidar, y eso suena a quilombo porque, para empezar, nadie puede echar a otro de casa ajena.
Otros dirigentes políticos han apoyado las palabras de Moratinos y la acción (mejor, la inacción) del Ministerio de Asuntos Exteriores. Dicen, y es verdad, que hay normas internacionales para entrar en los estados. Lo que pasa es que Marruecos niega la entrada a Aminetou Haidar a un territorio cuya soberanía no le ha sido reconocida por nadie. Y quien menos debiera callar es España, porque, al decir estas cosas, su ministro de Exteriores está otra vez reconociendo de manera tácita la marroquinidad (y tres piedras) del Sahara. Hechos consumados, lo de siempre.
zaaiun.JPGY, por supuesto, expreso aquí mi solidaridad con Aminetou Haidar, y lamento las actitudes del Gobierno español y algunos dirigentes destacados del partido que lo sostiene, que usan el sofisma para tratar de llevarnos a conclusiones aparentemente legales pero erróneas por su base. Pero si sabes sumar nadie puede hacerte luz de gas.