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Dicotomía

Se ha instalado en el mundo una especie de dicotomía. Por un lado se atomizan las ideas, los planes y los proyectos, y por otro se agrupan más y más corporaciones y países. Pero todo es teórico, porque nada cambia, los empequeñecedores se contradicen y los globalizadores se diluyen en grandes palabras.
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Sin movernos de España, Cataluña va a su bola, Euskadi a la suya y en nuestras islas hay diferencias de discurso entre los municipios del norte y del sur de cada isla. Es un «Viva Cartagena» que se hace más y más pequeño, pero que clama a entidades mayores buscando la solución de sus problemas. Muchos se preguntan ¿si Cataluña o Euskadi fuesen las comunidades más pobres se hablaría de soberanismo e independencia?
Por el otro lado, ahí tienen lo de Copenhague con la cumbre del clima. Y ese es sólo un ejemplo, porque existen diversos agrupamientos que finalmente tampoco sirven para gran cosa porque Francia quiere seguir siendo de las primeras de la clase y Eslovenia sueña con llegar a ser Francia algún día. ONU, OTAN, UE, Mercosur, Países ribereños del Pacífico, Conferencia del Mediterráneo, Países Iberoamericanos… Reuniones, focos, declaraciones y al final, siempre lo mismo.

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Es absurdo pero es cierto

De un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que no hay que dar nada por supuesto. De repente, aparece una noticia que parece una perogrullada e incluso una chorrada pero que viene a confirmar que creíamos que algo era de una manera y resulta que no.
zaliz.jpgAl lío. Ayer vi una información en la que se dice que el Vaticano invalidará los matrimonios entre católicos y personas no bautizadas. Tuve que leerla una par de veces para estar seguro de que no alucinaba. Porque, vamos a ver: yo entendía que quienes se casan por la iglesia son católicos, al menos teóricamente, y para poder hacerlo tienen que aportar su partida de bautismo. Pero resulta que no, que hay matrimonios celebrados por el rito católico en los que uno de los contrayentes no estaba bautizado. Digo yo que el párroco era muy torpe con la burocracia o simplemente daba por buena la palabra de sus feligreses, y no exigía documentación, pues por la misma razón podría haber bigamia o qué sé yo.
Pero lo que realmente me ha sorprendido es que, si esto era así desde hace mucho tiempo, sea ahora cuando el Vaticano tome cartas en el asunto. Ya sabemos que Roma no se caracteriza precisamente por su rapidez, pero me parece un contrasentido decir que invalidarán los matrimonios, cuando por pura lógica, ya es inválido per se si al celebrarse no se cumple una condición imprescindible como lo es estar bautizado. Pero, ya digo, ya no se puede dar nada por supuesto.

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Berlusconi

La agresión física a Berlusconi puede dar lugar a muchas bromas, pero no es asunto para chanzas, porque la violencia nunca es justificable, y mucho menos en un país democrático en el que el Primer Ministro es elegido en las urnas. Si Berlusconi está ahí es porque los italianos lo han puesto, por lo tanto agredirlo es agredir a la democracia.
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Es evidente que el Primer Ministro italiano no goza de mis simpatías, porque hace y dice cosas que nunca debiera hacer un representante del pueblo. Tal vez haya que cambiar el sistema electoral italiano, para que sea más directo, o hacer que la justicia funcione si es que hay motivos para encausarlo. Todo eso es cierto, pero nadie puede tomarse la justicia por su mano o nos estaríamos cargando el Estado de Derecho. Y, por supuesto, estoy totalmente en contra del apoyo que el agresor está obteniendo en la redes sociales de Internet. Por ahí no se va a ninguna parte.
Por otra parte -y esto lo comento de manera secundaria- resulta increíble que una persona pueda agredir directamente a un primer ministro. Está claro que la seguridad falló, porque si alguien ha llegado tan cerca podría haber sido peor. También me ha resultado curiosa la reacción de Berlusconi, con actitud de pendencia, tratando de devolver el golpe como si fuese una pelea de bar, mientras sus guardaespaldas trataban de meterlo en el coche. Ese no es el temple que se espera de un primer ministro, aunque sea italiano. Pero en fin…