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Los silencios de Pio XII

Pio XII fue uno de los Papas cruciales del siglo XX. Los grancanarios lo tenemos, además, por especial, porque ha sido el único pontífice que ha pisado nuestra tierra, poco antes de convertirse en Papa, cuando regresaba en barco del XXXII Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires (1934-35), una de las convocatorias eclesiales más importantes del siglo pasado, después, por supuesto, del Concilio Vaticano II.
El cardenal Pacelli fue un hombre muy brillante, de una talla intelectual a la que en muchas centurias sólo León XIII y el actual Benedicto XVI pueden compararse en su trayectoria hasta llegar al papado y en su ejercicio. Es evidente que, como todos los pensadores, es discutible a favor y en contra. Pero esta característica es importante, porque, es de suponer, por lo tanto, que sus palabras y sus silencios nunca obedecían a impulsos o improvisaciones, sino que fueron fruto de una profunda reflexión, iluminada por su preclara inteligencia y sólida formación.
Ahora que se habla de su proceso de canonización, que puede coincidir en su término con el de Juan Pablo II -aunque el de Pacelli lleva décadas abierto-, se vuelve a hablar de una figura clave de la Iglesia Católica, de su decidida colaboración en la reconstrucción de Europa después de la II Guerra Mundial, pero sobre todo de sus silencios inexplicables ante el holocausto (recomiendo ir al videoclub y revisar la película Amén, de Costa-Gavras). Pero siempre nos movemos en el terreno de las hipótesis, y la única certeza son sus silencios, pero no sus razones. Tal vez, con tanta documentación sobre la mesa, empecemos a saber la verdad sobre un personaje que es objeto de las más encendidas controversias.

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Dicotomía

Se ha instalado en el mundo una especie de dicotomía. Por un lado se atomizan las ideas, los planes y los proyectos, y por otro se agrupan más y más corporaciones y países. Pero todo es teórico, porque nada cambia, los empequeñecedores se contradicen y los globalizadores se diluyen en grandes palabras.
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Sin movernos de España, Cataluña va a su bola, Euskadi a la suya y en nuestras islas hay diferencias de discurso entre los municipios del norte y del sur de cada isla. Es un «Viva Cartagena» que se hace más y más pequeño, pero que clama a entidades mayores buscando la solución de sus problemas. Muchos se preguntan ¿si Cataluña o Euskadi fuesen las comunidades más pobres se hablaría de soberanismo e independencia?
Por el otro lado, ahí tienen lo de Copenhague con la cumbre del clima. Y ese es sólo un ejemplo, porque existen diversos agrupamientos que finalmente tampoco sirven para gran cosa porque Francia quiere seguir siendo de las primeras de la clase y Eslovenia sueña con llegar a ser Francia algún día. ONU, OTAN, UE, Mercosur, Países ribereños del Pacífico, Conferencia del Mediterráneo, Países Iberoamericanos… Reuniones, focos, declaraciones y al final, siempre lo mismo.

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Es absurdo pero es cierto

De un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que no hay que dar nada por supuesto. De repente, aparece una noticia que parece una perogrullada e incluso una chorrada pero que viene a confirmar que creíamos que algo era de una manera y resulta que no.
zaliz.jpgAl lío. Ayer vi una información en la que se dice que el Vaticano invalidará los matrimonios entre católicos y personas no bautizadas. Tuve que leerla una par de veces para estar seguro de que no alucinaba. Porque, vamos a ver: yo entendía que quienes se casan por la iglesia son católicos, al menos teóricamente, y para poder hacerlo tienen que aportar su partida de bautismo. Pero resulta que no, que hay matrimonios celebrados por el rito católico en los que uno de los contrayentes no estaba bautizado. Digo yo que el párroco era muy torpe con la burocracia o simplemente daba por buena la palabra de sus feligreses, y no exigía documentación, pues por la misma razón podría haber bigamia o qué sé yo.
Pero lo que realmente me ha sorprendido es que, si esto era así desde hace mucho tiempo, sea ahora cuando el Vaticano tome cartas en el asunto. Ya sabemos que Roma no se caracteriza precisamente por su rapidez, pero me parece un contrasentido decir que invalidarán los matrimonios, cuando por pura lógica, ya es inválido per se si al celebrarse no se cumple una condición imprescindible como lo es estar bautizado. Pero, ya digo, ya no se puede dar nada por supuesto.