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Leer sin entender

leeeee.JPGEl nuevo director de la RAE ha puesto el dedo en la llaga: la gente no entiende lo que lee. Ese es un problema básico que se arrastra desde los primeros años de colegio. Hay muchos alumnos que son incapaces de hacer un problema de física o de matemáticas, o de realizar una tarea de historia o geografía simplemente porque no entienden el enunciado. Ya dice el refranero que problema planteado, problema solucionado. La clave es saber qué se pide, pero se lee como lo haría un loro, y ese es un asunto que tiene que ver con el empeño del sistema educativo de imponer la parte teórica de la lengua, cuando lo que tendrían que hacer los niños en Primaria es leer y comentar, que ya llegará el día en que puedan acceder a tecnicismos. Y esto que sucede con el castellano también ocurre con las lenguas extranjeras, que basan su currículum en teoría y libreta, cuando lo importante es hablarlo y entenderlo. Escribirlo viene más tarde. Decía un profesor amigo, que los niños que hacen bien el 1º de Primaria llegarán sin problemas a 5º de carrera universitaria. Y esa es la base del fracaso que se refleja en el informe PISA.

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Nadal puede haber acertado sin querer

Rafa Nadal, en un supuesto lapsus ante los periodistas y en presencia de Federer, dijo ayer que recordaba lo embobado que se quedaba al ver pasar la cabalgata de los ¡cuatro Reyes Magos! Sí dijo cuatro, y luego lo arregló con humor diciendo que había contado también a Santa Claus. Pero mira por dónde, puede que Rafa Nadal no haya dicho un disparate, o por lo menos no hay documentos para rebatir su afirmación. tumbareyesmagos.JPGLa única referencia que hay de los Reyes Magos en las Escrituras canónicas aparece en el Evangelio de San Mateo, donde solamente dice que unos magos fueron a ver al Niño Jesús y que le llevaron presentes. No dice que vinieran de Oriente, ni que fueran reyes. Y lo más importante con respecto a Nadal (que por cierto significa Navidad) es que tampoco menciona el número; así que bien podrían ser cuatro, o siete, o dos. Lo único claro por el número gramatical es que había más de uno. En algunos evangelios apócrifos se dice que eran tres y hasta le ponen los nombres por los que hoy los conocemos. Por lo tanto, es la tradición y no la documentación quien manda, y Nadal se ha saltado la tradición, pero a lo mejor mañana aparecen nuevos manuscritos en el Mar Muerto donde diga que los Reyes Magos eran cuatro. Tanta fuerza tiene esa tradición que incluso existe una tumba de los Reyes Magos -según eso hasta los enterraron juntos- en la catedral de Colonia (en la foto).

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Hugh Thomas y Carlos V

Hugh Thomas es un prestigioso historiador que siempre habla muy en serio, y ahora me ha sorprendido al decir que Carlos V, Hernán Cortés y Francisco Pizarro son los «gigantes» de la Historia de España. Es tan desmesurada la afirmación, que causa sorpresa precisamente por venir de quien viene, porque ya sabemos qué clase de tipos fueron Cortés y Pizarro, unos personajes siniestros, sanguinarios, fanáticos, analfabetos y obsesionados con el poder a cualquier precio. Si esos son los gigantes, es un milagro que exista España.
aCarlosV02[1].jpgEn cuanto a Carlos V, no dejo de reconocer que nunca España fue más poderosa que en su reinado, pero casi todo le venía de herencia, y encima es el gran valedor del catolicismo en su guerra contra los luteranos. Fue en ese momento, a partir del Concilio de Trento y las guerras de religión, cuando España entró en un túnel del que muchos siguen empeñados en que no salgamos, y que nos condenó al vagón de cola de Europa, siendo como éramos un imperio. Si miramos bien, aunque los protestantes, anglicanos y calvinistas tampoco ataban los perros con longanizas, los avances científicos y de pensamiento tuvieron lugar fuera del ámbito católico, cuyo brazo armado era España. Estoy convencido de que momentos de cambio y esplendor del pensamiento, el arte y la ciencia como el Renacimiento o personajes como Leonardo Da Vinci no habrían podido prosperar en tierras católicas después de la Contrarreforma. Lo que ocurrió con Galileo es el paradigma de esa cerrazón, y a partir de entonces los grandes avances científicos, las rupturas artísticas o la filosofía fueron cosa de alemanes, ingleses, holandeses y franceses, estos últimos a contracorriente porque estaban en medio.
En España, el Barroco se mueve alrededor de La Iglesia y de la Corona casi exclusivamente (Velázquez, Murillo, El Greco, Claudio Coello…) Lo demás no existía, y sólo hay que echar una ojeada a la lista de ilustres del Siglo de Oro literario para comprobarlo: frailes y monjas como San Juan de La Cruz, Santa Teresa o Fray Luis de Granada, clérigos pata negra como Góngora, Tirso de Molina o Gracián y curas tardíos como Lope y Calderón (no olvido a Sor Juana Inés de la Cruz, Quevedo y Fray Luis de León, que por heterodoxos tuvieron muchos problemas). ¿Quién queda fuera? Cervantes, que se acogió indirectamente a La Corona y fue apadrinado por Don Juan de Austria, el hermano del rey. Todos grandes, por supuesto, pero estoy seguro de que habría más si el contexto hubiera sido otro. Por eso me extraña que Hugh Thomas dé a Carlos V categoría de gigante cuando fue el origen del gran cerrojazo español y latino que ha durado siglos.