Nada contra los católicos
Respeto muchísimo a los creyentes católicos, no en vano esa ha sido la fe de mis mayores, lo mismo que respeto otras creencias (y no creencias) religiosas. La relación del ser humano con la transcendencia es algo tan íntimo que no puede ser proclamado en un púlpito. Lo que no respeto, porque no es respetable, es el comportamiento de la jerarquía católica, que sigue agazapada detrás de unos privilegios medievales en un estado supuestamente laico. Y si España, en las actuales circunstancias, es un estado laico, que baje Dios y lo vea (y no es un chiste malo). ¿Dios representado en La Tierra por quienes han estado al lado de los tiranos, que han sido cómplice de genocidios históricos, que han callado cuando debieron hablar?
Mucha razón tenía Jesucristo cuando decía que los ricos serían bienaventurados porque heredarán La Tierra. Claro, La Iglesia es rica, y tiene poder, bienaventurada. Y hasta hubo un obispo de Canarias que se permitió llamar la atención en público a los legítimos representantes del pueblo, y los amenazó con no invitarlos al Pino. ¿Es que El Pino es de La Iglesia? Las Fiestas del Pino son, además de un acto religioso, una tradición popular, parte de nuestra cultura y de nuestra historia. El fundamentalismo crece en la misma medida que la hipocresía en la jerarquía eclesiástica, y ya es hora de que se acabe tanto privilegio y tanta chorrada, que estamos en el siglo XXI y ya pasaron los tiempos en que un obispo nos impedía bailar o bañarnos en la playa. Como me parece legítimo que se celebren todas las jornadas que deseen, nadie puede prohibirnos ir de romería a Teror, a comer carajacas y a tomar vino (pero sin ponerse al volante, eh). Bonito fuera…
De todas formas, sea Bienvenido Benedicto XVI.
Se ha establecido que la edad del mito es de 27 años. James Dean dijo aquello de «vive a tope, muere joven y harás un bonito cadáver». Declino describir lo bonito que quedó Dean después de pasarle un camión por encima. Pero siguen con el 27. Es una casualidad, pero dijo el poeta cubano José Martí que la edad de los genios es la del año que cumplen 37 años, por eso algunos mueren a los 36 porque sucede antes del cumpleaños. Suguiendo la teoría de Martí, se podría establecer que la edad del genio es 37, pues murieron al llegar a esa edad (o dentro de ese año) el pintor Rafael, Lord Byron, Marilyn Monroe, Carlos Gardel, Mozart, Bob Marley, Vladimir Maiakovski y también eran esos los años de Greta Garbo cuando se retiró del cine y los del poeta Hölderlin cuando la esquizofrenia lo recluyó en un manicomio (ya no crearon más). Y si nos ponemos a rebuscar, encontraremos una larga lista de personajes ilustres que murieron a los 24 (James Dean, Jorge Oramas…) a los 33 (Carole Lombard, Eva Perón…) Es decir, la vida tiene esas coincidencias, pero que nadie piense que hay una maldición, lo que sí hay es gente que se traga la vida a demasiada velocidad. La muerte de Amy Winehouse ha sido muy triste, una lástima, en la flor de la vida y con una carrera por hacer. Aunque es muy pronto para saberlo, pudiera convertirse en mito, cosa a la que no pueden aspirar personajes como Igor Stravinski, Katharine Hepburn o Pablo Picasso, por citar sólo a tres figuras indispensables en la cultura del siglo XX, a los que una larga vida privó del aura mítica.