Reconciliación, venganza y justicia
Entre la reconciliación y la venganza tiene que mediar la justicia. No hay otro camino serio. En España vivimos una Transición en la que se pasó página demasiado rápido, y de alguna forma buena parte del régimen anterior se prolongó en el poder y nadie se sentó en el banquillo de los acusados de la historia. Dicen que el momento no permitía otra cosa, y que Estados Unidos orquestó la puesta en escena, con el inefable Henry Kissinger al timón de la Secretaría de Estado. Luego, cuando en 1977 ocupó la Casa Blanca Jimmy Carter, tenido por blando y conciliador, el camino estaba trazado y ya se sabe que el imperio es una maquinaria que funciona en una sola dirección: su propia conveniencia. Ahora se habla de memoria histórica, y eso es lo justo, pero cuando las cosas se hacen mal y tarde (hacerlas tarde ya es en sí un defecto) originan reacciones no deseadas. Lo hemos visto en estos días con la resaca de la Conferencia Internacional de Paz de Ayete y con algunas declaraciones sobre el anuncio de ETA, y continuamente con las referencias a una justicia que no se aplicó en su momento a los crímenes del franquismo. La más reciente es la hace unos días protagonizó el cantante Nacho Vegas en Gijón, durante el homenaje a Leonard Cohen. Desde el escenario, Vegas le recordó a Cohen -gran admirador de la poesía de García Lorca- que, en estos días de festejos con motivo de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, tal vez tenga que estrechar la mano de alguno que asesinó al poeta granadino (en sentido figurado, supongo). Es como si viviéramos un tiempo en el que la cicatriz endeble de una reconciliación forzada se rompiera por su parte más débil, el humano deseo de venganza. Y eso sucede porque en su momento no se aplicó la medicina que siempre pone las cosas en su sitio: la justicia. Tomemos nota para no cometer ahora el mismo error.
hoy sería muy difícil que hubiese un primer ministro con aspecto de bodeguero como Churchill o un presidente en silla de ruedas como Roesevelt. La imagen vende y llena urnas, y es lógico que cuando se busca el apoyo de mucha gente se trabaje con la imagen. Otra cosa es que tener buena imagen confiera la ciencia infusa a una persona, puesto que se puede ser muy bueno en una disciplina o haber hecho algo notable o heroico, y eso serviría como estímulo para los demás, pero no convierte a la persona en especialista en una materia que no es la suya. Hemos visto casos claros con el profesor Neyra y con Juan José Cortés, que en determinado momento se comportaron de modo ejemplar y eso los llevó a que les concedieran cargos y asesorías en materias complejas que no eran su campo. Ahora pasa con Shakira, a quien el presidente Obama ha nombrado asesora educativa con juramento de cargo y todo. Shakira es una gran artista, eso está claro, y tiene tirón mediático, pero estamos hablando de una materia específica muy compleja, y aunque la cantante creó la fundación