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Fiestas populares

zzCAAX5TG9.jpgEste año, los carnavales han sido más cortos que otras veces. Lógico, había que concentrar y aquilatar; pero resulta que nunca llueve a gusto de todos, y he escuchado muchos comentarios sobre el asunto, quejándose de que se ha desvirtuado una fiesta que hasta el año anterior tenía otra estructura. La verdad que quienes se agarran a la tradición para reivindicar los carnavales de Las Palmas de Gran Canaria están perdidos. Desde el comienzo de su reinstauración, se dieron muchos palos de ciego, y poco a poco se creó una dinámica que, francamente, nada tenía que ver con los clásicos carnavales grancanarios; era otra cosa, que gustaba, pero que se iba inventando año tras año por el sistema ensayo-error de la mano de Manolo García. zzxxCAAX5TG9.jpgLa Verbena de la Sábana asociada al pregón inicial se fue quedando atrás, lo mismo que aquellas noches dedicadas a las estrellas de cine, cuando tuvimos las impagables imágenes del entonces alcalde Juan Rodríguez Doreste bailando claqué o disfrazado de Greta Garbo. Últimamente se ha incorporado lo de los Indianos, pero está claro que lo que marca un antes y un después en el Carnaval de esta ciudad es la Gala Drag, que ha tomado carta de naturaleza y es el distintivo exterior de esta fiesta. Y en realidad la tradición marca que haya un Domingo y un Martes de Carnaval, y el Miércoles de Ceniza, que era el día que se celebraba el entierro de la sardina. Luego estaba el Domingo de Piñata (o de Carnaval Chico) que era el domingo siguiente, y que antaño se celebraba con la batalla de flores de la calle de Triana. Se comía tortillas con miel de caña y arroz con leche rociado de canela molida. Y se acabó; total, ocho días y no todos. Así que no creo que el Carnaval haya sido corto, ni que haya roto ninguna tradición. Ya estaba todas rotas.

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Un elefante en el ministerio

Si el peor enemigo de Rajoy le hubiese hecho una recomendación para ocupar el ministerio de Educación, Cultura y Deportes, seguramente le habría dado el nombre de José Ignacio Wert. No se puede hacer más ruido y con mayor chirrido y estridencia en mes y medio. Seguramente la idea de volver a reformar el sistema educativo por enésima vez estaba en la idea general del PP, pero los detalles y el modo en que el nuevo ministro lo ha anunciado lo han puesto en los titulares de la prensa, y no siempre para bien. Da argumentos para liarla con Educación para la Ciudadanía, con las becas o con esa historia de la pedagogía del esfuerzo, que no se sabe muy bien qué es, lo mismo que todavía nadie ha podido decirme en qué consiste la productividad de un policía, un bombero o un médico. Ahora, encima, aplica la cortadora de césped y se lleva por delante el Campus Excelencia que tantas perspectivas esperanzadoras tenía para Canarias desde sus dos universidades.
zeleg.JPGComo responsable de Cultura, Wert se embarulla con el reglamento de la Ley Sinde, y en su calidad de ministro de Deportes sale a la palestra porque los muñecos del Canal + francés han hecho chanza de los triunfos españoles. Ha propiciado que el Gobierno envíe una nota de protesta al ejecutivo francés; es como si el gobierno de Berlín pusiera a funcionar la vía diplomática si Wyoming se mete con el Bayer de Munich, o París llamase a consultas a su embajadoren Madrid cada vez que Buenafuente hace chistes sobre la escasa talla de Sarkozy. En un alarde de complejo de inferioridad endémica (la superioridad de los deportistas ha quedado clara) el ministro entra al trapo de los guiñoles franceses y, claro, estos arremeten contra él, y encima casi les da la razón porque se ha apresurado a decir que va a impulsar urgentemente una ley anti-doping, como si aquí no hubiese ninguna. Vamos, que ha hecho exactamente todo lo que no debe hacer un ministro si quiere tener credibilidad pública, asunto básico en un cargo de ese nivel. Por otra parte, está claro que en esto de la Educación se sabe la música (la suya) pero no la letra, porque sube el pan cada vez que abre la boca para hablar de obligatoriedad, itinerarios o cualquier otro asunto. Seguramente sabe de lo que habla -qué menos-, pero lo que trasmite es que es la primera vez que maneja esos conceptos. Pues nada menos que las reformas de la Educación, el Deporte y la Cultura están en sus manos. Yo ya tengo billete para La Antártida.

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Esto solo va de libros

Como hoy es Martes de Carnaval, me limitaré a reseñar un par de lecturas, que tal vez sean recomendables, simplemente por gusto, porque si hicieran pensar pudieran llevar a conclusiones que nos harían pasar por demasiado imaginativos o directamente locos (esto es un circunloquio y no los de Groucho Marx… ¡huy! Perdón por lo de Marx).
zzzpiññña.JPG1.- Ha quedado casi olvidado un libro de Curzio Malaparte, publicado en 1931, titulado Técnica del golpe de estado, y que estudia la secuencia de algunos golpes, entre los que tiene especial interés el modo en que llegó Napoléon al poder. Curioso de leer.
2.- Otro libro interesante es la novela El Gatopardo del conde de Lampedusa, que luego sería llevada al cine por Visconti (muy guapa Claudia Cardinale). La idea de esta novela es que, durante las guerras garibaldinas, la aristocracia siciliana, personificada en el Príncipe de Salinas, dice: «que algo cambie para que todo siga igual»; es decir, que constara que hubo una revolución, pero solo en apariencia y ellos siempre con el poder.
3.- El contralibro al anterior no lo conozco, pero me imagino que sería uno en el que quienes tienen el poder quieren que todo siga pareciendo más o menos igual, pero que todo cambie (más a su favor, claro). La frase del contra-Príncipe de Salinas sería: «Que todo parezca igual, pero que cambie mucho sin que se den cuenta». Y aunque es solo un pálpito, me malicio que este libro ya se está escribiendo.
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(La foto no es un bodegón de piñas tropicales, como es Martes de Carnaval, he puesto un detalle del sombrero de Carmen Miranda)