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El Nobel de Literatura

Cuando hablamos de calidad en la literatura nos internamos siempre en terrenos pantanosos, porque se trata de algo que no es mensurable, que obedece a convenciones que no son las mismas según en qué tiempo y lugar y depende mucho de los gustos personales, de la ideología y de las oportunidades que cada uno haya podido tener y aprovechar. Por ello, conceder un Premio Nobel de Literatura es complejo y casi siempre con opiniones encontradas.
El testamento de Alfred Nobel dejó instrucciones que contribuyen a la confusión, pues determina que el premio ha de concederse a quien haya producido una obra importante «de tendencia idealista», y aquí podríamos empezar a discutir, porque no es lo mismo el idealismo entendido como moderna doctrina filosófica con diversas variantes (Kant, Hegel, Popper), al idealismo platónico (lo que no lo hace opositor a la esencia de Aristóteles), o entender el idealismo en sentido cotidiano como un camino para cambiar el mundo. Y esto último tiene peligros, porque se trata de concebir un mundo incluso personal, y eso engloba a cuantas formas de ver la vida, buenas y malas, conviven en la historia del pensamiento y por ende de la literatura.
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(Soyinka, Churchill y Pamuk, tres Nobel sorpresivos)

No es lo mismo, por lo tanto, que el Cervantes, el Goncourt, el Príncipe de Asturias, el Rómulo Gallegos, el Goethe o el Pulitzer, que se limitan a premiar una obra o una trayectoria atendiendo primordialmente a su calidad (otra palabra confusa por subjetiva). El Nobel, finalmente, acaba en manos de escritores que generalmente tienen una obra sólida y reconocida previamente, y lo del idealismo acaba suponiéndosele a todas como el valor al soldado. Es como en el Premio Canarias de Literatura, que dice en sus bases que se concederá a quien con su obra enriquezca significativamente la cultura canaria. Y a veces nos preguntamos qué incidencia han tenido en la vida de Canarias poetas magníficos, leídos por minorías pero cuya obra es absolutamente desconocida por la inmensa mayoría de los canarios. Si siguiéramos estrictamente las bases del premio, un excelso poeta no responde al perfil. Y entonces los jurados miden el calado literario de una obra sea o no conocida por el público en general.
Y sucede que el testamento de Alfred Nobel es esgrimido como argumento cuando se conceden premios sorprendentes, porque siempre hay un valor idealista que premiar: en la austríaca Elfriede Jelinek la combatividad contra la hipocresía de la sociedad burguesa, en Miguel Angel Asturias su cercanía con el mundo indígena americano, en Oran Pamuk su militancia por la libertad de expresión, en Wole Soyinka su lucha por sacar a Africa de la postración, y así con todos los Nobel de Literatura que fueron sorpresivos en su momento: Darío Fó, Sir Winston Churchill, Gabriela Mistral, Solzhenitsyn…
Es evidente que el premio de este año a Herta Müller responde a ese patrón, y la Academia sueca tiene debilidad por las cuestiones políticas, raciales o religiosas, por la libertad de expresión y por los derechos humanos, lo que está muy bien, pero que personaliza en los autores que premia. Pero esos valores también están en la obra de Borges, Marguerite Yourcenar, Joyce, Scott Fitzgeral, Vargas Llosa, Graham Green, Pavesse, Galdós, Tolstoi, Zola, Válery, Chéjov, Roth, Atwood, Heny Miller y tantos otros que no fueron bendecidos con el Nobel -ni falta que les hizo-, aunque algunos aún viven y pueden llegar a conseguirlo.
Ocurre como con los Oscars en el cine, siempre tiene más pedigree un drama tremendo que una comedia, y siendo buenas las obras de Kazan o de Copolla, no son menos obras de arte magníficas comedias que hoy son clásicos y que nunca recibieron un Oscar. ¿Cuántas comedias o papeles en comedias han sido premiados? Muy pocos, y con el Nobel ocurre algo parecido pero en otro ámbito. Por ello, los grandes escritores reconocidos por todos lo tienen muy complicado, y con esto llegó a bromear el recientemente fallecido novelista norteamericano John Updike, cuando decía que era una rareza: blanco, varón, heterosexual, anglosajón y cristiano. Así es muy difícil ganar un Nobel de Literatura. Y no es sólo en Literatura donde se cumple esta tendencia. En los premios científicos, que según el mencionado testamento del inventor de la dinamita debían servir para mejorar la vida de la Humanidad, pocas veces se los dieron a científicos que descubrieron vacunas, aplicaciones de la electricidad o los secretos del ADN, inventos y descubrimientos sin los cuales no se entendería el tipo de vida actual.
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(Galdós, Borges y Tolstoi, tres gigantes ignorados por el Nobel)

Por ello, creo que la Academia sueca se está equivocando, porque bien está que un año se premie a una autora rumana en lengua alemana por su pertenencia a una minoría combativa, pero si siempre es así el premio se va desinflando, y podrían combinar las distintas maneras de hacer literatura. Esto le va dando cada año más ventaja a premios como el Príncipe de Asturias, que ya pisa los talones al Nobel, sólo en Literatura, porque en Deportes y otras disciplinas meten la pata un año tras otro. Jugar a ser enfants terribles está bien de vez en cuando, pero hacerlo siempre cansa. No se entiende que Nadal o Fernando Alonso ya lo tengan y no se les haya dado a Di Stéfano, a Federer, a Sergei Bubka o a Angel Nieto.
Estimo, además, que premios como el de este año o el de Coetzee o Pamuk son prematuros, porque tampoco su obra literaria es tan extraordinaria. Eso se entiende con autores estratosféricos como García Márquez, Albert Camus o Rudyard Kipling, pero no es el caso. De modo que el Premio Nobel de Literatura, como todos los premios, son flor de un día, porque lo que hace permanecer es la obra.
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(Este trabajo fue publicado el pasado miércoles en el suplemento Pleamar de la edición impresa de Canarias7)

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Es que no me puedo callar…

La Asociación Católica de Propagandistas planea fundar un partido político porque, según su presidente Alfredo Dagnino, la política actual necesita una regeneración porque vivimos una gran crisis moral y antropológica. Arremete incluso contra el PP porque asegura que este partido no responde con sus actuaciones a los postulados de la moral católica. Dice también que la democracia está en crisis y que es necesario relanzarla con ideas como que la fe religiosa no puede quedar relegada al ámbito privado.
zpalio.jpg¡Uff! ¿Por dónde empiezo? De todo lo que ha dicho, estoy de acuerdo en dos cosas: en que la democracia está en crisis, y en que vivimos una gran crisis moral. No estoy de acuerdo en lo de antropológica porque entraríamos en territorios pantanosos cercanos al racismo, que el partido nazi alemán empezó predicando tecnicismos antropológicos para sentar la superioridad de la raza aria. Y moral deberíamos cambiarla por ética; esta es permanente y la moral (viene del latín mores y significa costumbre) cambia según los tiempos.
Lo de relanzar la democracia metiendo la fe religiosa en la vida pública tiene mucha tela que cortar, y no quiero hacer memoria porque acabaríamos sosteniendo un palio (ver foto). El camino hacia la verdadera democracia es justo al revés: las religiones son algo íntimo y personal, y ese y no otro debe ser su ámbito en una democracia plena. Esto me suena a las pretensiones de un sector arcaizante de la Iglesia Católica que pretende que se legisle según su credo, con lo que volvemos al nacionalcatolicismo y nos igualamos a los estados teocráticos islámicos. Las leyes las hacen los parlamentos elegidos por el pueblo, y la norma de un credo religioso no puede ser impuesta a todos, salvo, claro, que estemos hablando de otra cosa y no de democracia. No me gusta entrar en estos temas porque luego hay quien sale diciendo que soy anticlerical; no es verdad, escribo en legítima defensa porque veo que un grupo ultraconservador dentro de la Iglesia (no toda la Iglesia) pretende que lo civil sea según sus normas. Y ante eso no puedo callar, porque no necesitamos más Centinelas de Occidente. Ya tenemos el cupo cubierto.

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Mundo irracional

A veces tengo la impresión de que vivimos en una sociedad donde la lógica no tiene sitio. Miro a mi alrededor y veo disparates que se convalidan como cosas normales, hasta el punto de que los medios de comunicación les dan cancha y reflexiones como si reflexionar sobre lo irracional tuviera sentido. En una sociedad en la que los chamanes, los druidas o los brujos de la tribu formasen parte de su estructura posiblemente sería normal, pero es que vivimos en Occidente, en el siglo XXI y en un ámbito en el que el pensamiento ha hecho un largo recorrido desde Sócrates hasta hoy. Para ilustrar mi comentario pongo algunos ejemplos, aunque ya casi es una manera de pensar generalizada:
zj.jpg1: El líder del PP afirma que Ricardo Costa es un hombre honesto y que su gestión está fuera de toda duda, pero lo cesa. No se compromete con la honestidad de otros líderes pero los apoya. Es decir, dos y dos son cinco.
2: El brujo Pepe hace un maleficio a Cristiano Ronaldo y afirma que las lesiones que él ha inducido lo harán retirar del fútbol. El brujo se ha convertido en una figura mediática, ocupa espacios de gran audiencia y se trata este asunto como si realmente fuese un hecho físico y racional. Si fuera verdad que el brujo tiene esos poderes tendría que estar detenido. Digo yo.
3: Las cifras de la manifestación contra la Ley del Aborto son de risa. Los que han medido el espacio que ocupaba la gente dicen que son unos 60.000 metros cuadrados. Es decir, a una persona por metro cuadrado serán tantos metros como personas, y para que hubiera un millón tendría que apiñarse 18 personas en un metro cuadrado. Y claro, 36 si hablamos de dos millones. Y se quedan tan panchos. Cuidado, no estoy hablando de la ley, sino del número de manifestantes.
Así las cosas, de ahora en adelante los políticos entrarán a saco en la caja pública, porque el que paga el pato es siempre un hombre honesto, las leyes se aprobarán en razón de la cifra de manifestantes a favor o en contra (sobra el Parlamento) y los equipos de fútbol en lugar de director deportivo tendrán una bruja que haga conjuros para blindar los tobillos de los jugadores.
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(En la foto, la ex-directora deportiva del Sporting Merlín, que ha rescindido su contrato para fichar por la Unión Deportiva Morgana. También la pretendía el Aquelarre FC)