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¿Vamos hacia el fanatismo generalizado?

El siglo XVI fue muy entretenido en materia de religión. Para empezar, el cristianismo fiel a Roma se atomizó de la mano de Lutero, Calvino y Enrique VIII. Esto, por supuesto, dio lugar a guerras terribles entre estados partidarios de una línea u otra. Luego estaban los musulmanes, y entonces los más fuertes era los turcos, y, claro, también hubo guerras. Lepanto es sólo un botón de muestra. Los judíos y los musulmanes habían sido expulsados de España al filo del siglo anterior (1492), y las potencias católicas Castilla y Portugal se empeñaban en evangelizar a las nuevas tierras colonizadas en América, África y Asia. Es decir, no se aclaraban en Europa, se las tenían con el Este Mediterráneo y el Islam, y no contentos con eso extendían sus brazos imperiales y católicos hacia tres continentes nuevos.
zho85b.jpgEste siglo XXI se parece cada vez más a aquellos tiempos. Hace veinte o treinta años, después de que en España se extinguiera al menos formalmente el nacionalcatolicismo, nos parecía increíble aquel fanatismo de antaño, que se ve hasta en El Quijote. Después de la I Guerra del Golfo y todo lo que ha venido después, ya nada nos parece imposible, y las posturas religiosas se enconan y extreman. Se dice que son guerras por la energía, y lo son, pero también por la religión que alimenta el fanatismo de unos y de otros. Hay extremistas musulmanes, católicos, protestantes, judíos y me temo que esas nuevas religiones supuestamente sincréticas también se fanatizarán. Es como ir a Las Cruzadas con móvil. Y tendríamos que seguir las palabras que el Dalai Lama le dijo a Leonardo Boff: «la religión ideal es la te hace más sensible, humano, tolerantes y mejor persona; esa es la religión ideal para cada uno». Pero parece que no, que la cosa va de intolerancia a todos los niveles, y esto se parece cada vez más al siglo XVI.

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DSCN2811.JPGEl Arzobispo de Granada, Javier Martínez, ha dicho: «Matar a un niño indefenso, y que lo haga su propia madre, da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer».
Cuando lo vi escrito por primera vez pensé que se trataba de una manipulación, pero he mirado varios medios de comunicación y en todos aparece tal cual. Pongo aquí un par de enlaces.

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Carta a los Reyes Magos

Supongo que ustedes esperarán de mí una carta parecida a los deseos de Miss Arkansas: felicidad para todos y paz en el mundo. Y no es que no lo desee, sino que me parece una chorrada pedírselo a unos tipos de los cuales no se sabe muy bien si eran reyes o simplemente magos, y la magia ya sabemos que tiene truco. Y no son trucos lo que necesitamos en este planeta, ya nos han sacado demasiados conejos de la chistera delante de nuestras narices. La otra magia es fruto de la imaginación, y de esa podemos surtirnos sin necesidad de ponerle maíz a unos camellos que finalmente no se lo comen.
vv88.JPGSiempre he visto que a los niños ricos les traen juguetes carísimos y a los pobres una pequeñez o nada. Y eso es discriminación, por lo que deduzco que son instrumentos de dominio, no en vano son ustedes una tradición que proviene de un pasaje evangélico, que luego los hombres han usado a su antojo. Así que, por mi parte, pueden quedarse con su magia y con su improbable realeza. Además, dicen que llegaban a Belén desde Oriente, y uno de ustedes es de raza negra y provenía de Etiopía, que, si miramos un mapa, está justamente al suroeste de Palestina. O sea, que me parece que ponen el Oriente donde les sale del arco del triunfo.
Mis Reyes Magos son la gente que me quiere, la que desgasta sus sandalias con las mías haciendo juntos el camino. Eso sí que es magia, porque mi gente no tiene truco, es de verdad. Así, señores Reyes Magos, sigan dando la vara por ahí, pero no esperen que yo les siga el juego. Prefiero jugar a la amistad, al amor, a la esperanza y sobre todo a los actos de buena fe. Y mira por donde, de eso sí que pido mucho, con el compromiso de dar. De todas formas, les deseo que tengan un buen viaje esta noche, y hagan felices a quienes todavía tienen la inocencia de creer en ustedes.