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Mineral en la montaña Sagrada

atindaya[1].jpgUn amigo me ha enviado este enlace y ahora se lo traslado. Sucede en La India, pero no sé por qué creo que esto me es familiar: una montaña tenida por sagrada porque es la morada de los dioses, un espacio que vale millones por el mineral que contiene, la llegada de las excavadoras, la lucha de unos pocos por conservar lo que siempre fue así, el debate sobre el progreso que choca con la memoria… Finalmente, el mundo es un pañuelo, y en todas partes las montañas sagradas a lo mejor lo son porque desde tiempo inmemorial se sabe que su contenido vale mucho dinero en el mercado.

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San José, padre putativo

Vaya por delante mi felicitación a todos los Josés, Josefas y demás diminutivos salidos del P.P. (padre putativo de Jesús) que desemboca en el Pepe de toda la vida. También es Día del Padre, que es más bien una fecha comercial, pero que en el fondo tiene su aquel, porque el padre es una figura que habría que reivindicar, y más en estos tiempos en que tanto se habla de igualdad.
Aca-Emi--.JPGSiempre se ha dicho que madre no hay más que una, y no seré yo quien ponga eso en entredicho, porque la madre es algo sublime. Pero el padre también tiene su papel, y ahora está muy desprestigiado por el machismo histórico que dejaba la educación de los hijos en manos exclusivas de la madre, y sólo servía como amenaza última («Ya verás cuando se lo diga a tu padre»).
De unas décadas a esta parte, después del aldabonazo de los años sesenta en cuanto a la igualdad de la mujer, los hombre han ido asumiendo su papel, y son legión los padres que cuidan a sus hijos, cambian pañales, hacen biberones y esperan en la antesala del pediatra. Más tarde, también se involucran en el desarrollo de la familia, y aunque todavía hay un sector muy amplio que sigue con los viejos esquemas, también es verdad que hay muchos padres-padres, incluso que hacen de padres aunque los niños no sean de su sangre (padres putativos como San José). A esos padres quiero felicitar también hoy. Y por supuesto, a mis padres, que tengo dos, mi padre-padre y mi padre putativo, pues no faltaba más.

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La galas, el glamour y la ropa de los chinos

Esto de las galas se ha convertido en habitual, sobre todo en el mundo del cine, el teatro y de la música pop, porque no recuerdo galas de artistas plásticos o escritores, ya que no pueden considerarse tales las cenas en las que se dan a conocer los premios más sonoros de nuestra lengua. Cuando se da el Premio Nacional de Literatura, se publica y luego se entrega en un acto casi académico, sin más fanfarria que la presencia de premiados y premiadores.
Es evidente que el cine, el teatro y la música son espectáculo, y quienes están en ese mundo forman parte de él. Las alfombras rojas son un componente esencial de festivales, entregas de premios y galas de MTV, 40 principales, Premios Max y docenas de festines alrededor de lo mismo. Creo que hay demasiados premios en el mundo del espectáculo, pero ya que lo hacen, deberían hacerlo bien, porque junto a las damas vestidas con más o menos fortuna pero con voluntad de estilo y a los caballeros que acuden como es debido, se presentan otros y otras que parecen haber comprado la ropa en un rastrillo, o simplemente se visten como si fueran al fútbol.
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(Muestario de atuendos -línea «barbacoa»- en la inauguración del Festival, en fotos de Arcadio Suárez. Sólo muestro caballeros porque exponer a las señoras sería caer en lo que critico)

Esto sucede en España, donde se practica el antiglamour, y esos y esas que acuden al Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria con aspecto de pordioseros, que parece que se han comprado el vestuario en los chinos, cuando alguna vez tienen que pasearse por las alfombras rojas de La Berlinale, Cannes, Venecia o Hollywood, van a todo trapo, ellas con modelos de grandes modistos y pintadas como puertas y ellos bien afeitados y con esmoquin de Armani. Yo creo que el público de aquí merece un poco más de respeto. Alguno, incluso debería limpiarse los zapatos, asunto elemental donde los haya.