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¿Católicos perseguidos?

No está en mi ánimo discrepar sobre religión, que es asunto personal e íntimo donde los haya, pero entiendo que los practicantes de cualquier credo deben ser respetados al máximo, y al mismo tiempo tienen que respetar a los creyentes de otras religiones o creencias. Y esto lo digo porque he escuchado en estos días con insistencia que no se respetan las manifestaciones públicas de fe a los católicos, y que hay una campaña contra la Iglesia.
adolorosa.jpgEso es muy discutible, porque una creencia que está presente continuamente en los medios, que ocupa las calles con manifestaciones públicas de su credo como son las procesiones, que tiene representación en muchos foros y que dice lo que quiere y cuando quiere no pude arrogarse el cartel de perseguida. Es más, interviene en asuntos civiles, a veces sobrepasando su función religiosa y tratando de incidir en la soberanía legislativa que tiene todo Parlamento democrático. Los católicos pueden presumir de cualquier cosa, menos de que están perseguidos o siquiera poco respetados en nuestra sociedad. Es la religión mayoritaria, lo sé, pero una democracia se distingue precisamente porque mayorías y minorías deben tener el mismo trato, y está claro que eso no sucede. Cada vez que hay un argumento contrario, dicen que hay una campaña contra La Iglesia. El victimismo como arma.
Se habla de los casos de abusos sexuales a niños en el seno de la Iglesia Católica a raíz de la carta y las declaraciones del Papa, condenando primero a los pederastas y pidiendo luego indulgencia para ellos desde el balcón de San Pedro. La jerarquía en España se ha apresurado a decir y a hacer que digan sus voceros que hay una campaña de descrédito contra el catolicismo y que se le achaca toda la pederastia del mundo cuando hay otros colectivos que también la han perpetrado.
Vayamos por partes. No se trata de que haya pederastas en un colectivo concreto, pues la hay en muchos, el problema es que La Iglesia los ha ocultado, y aquí no vale la disculpa de no querer escandalizar. Cuando hay un policía corrupto es la propia policía la que lo detiene y lo pone a disposición de los tribunales. Luego dicen que no hay por qué darle más importancia a un pederesta si es religioso que a otros que no lo son. Pues sí que hay que dársela, porque la pederastia es un delito, una aberración y un crimen en cualquier caso, pero hay gradaciones en razón de la confianza que la sociedad y las víctimas hayan depositado en el que delinque.
apederastia.JPGSi el pederasta es alguien que no tiene ascendiente sobre la víctima, es muy grave. Si es un entrenador deportivo, es más grave aún. Si se trata de un profesor, la gravedad es más tremenda, y si hablamos de un eclesiástico eso ya no tiene ni nombre, porque se trata de una relación de confianza espiritual muy profunda. Claro que la pederastia en La Iglesia es más escandalosa que ninguna otra, siendo todas injustificables. Eso no es estar en contra los católicos, sino de la pederastia. Denunciarla y perseguirla ha de hacerse por justicia y por el bien de la propia Iglesia (La verdad os hará libres).
Pero finalmente creo que si hay una campaña contra el Papa -que no sé si la hay- esta procede del seno de la propia Iglesia, y estos lodos pueden venir de los polvos de cómo fue y por qué la elección de Ratzinger para el solio pontificio. Hay discrepancias, y estas se notan en declaraciones como las del cardenal Martini, peso pesado del cardenalato, en un asunto tan tabú como el celibato, que por otra parte no figura en ninguna parte del Evangelio y es una práctica adoptada hace diez siglos; es decir, durante la mitad de su existencia, matrimonio y sacerdocio no eran incompatibles, como tampoco lo son ahora mismo en las iglesias orientales, algunas incluso que siguen a Roma. Y claro, lo del celibato es un arma como otra cualquiera. Ya verán cómo un día de estos aparece otro jerarca de la Iglesia abriendo una puerta al debate sobre el sacerdocio femenino. Se trata de desestabilizar, pero, insisto, tiene toda la pinta de un asunto interno.

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Mineral en la montaña Sagrada

atindaya[1].jpgUn amigo me ha enviado este enlace y ahora se lo traslado. Sucede en La India, pero no sé por qué creo que esto me es familiar: una montaña tenida por sagrada porque es la morada de los dioses, un espacio que vale millones por el mineral que contiene, la llegada de las excavadoras, la lucha de unos pocos por conservar lo que siempre fue así, el debate sobre el progreso que choca con la memoria… Finalmente, el mundo es un pañuelo, y en todas partes las montañas sagradas a lo mejor lo son porque desde tiempo inmemorial se sabe que su contenido vale mucho dinero en el mercado.

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San José, padre putativo

Vaya por delante mi felicitación a todos los Josés, Josefas y demás diminutivos salidos del P.P. (padre putativo de Jesús) que desemboca en el Pepe de toda la vida. También es Día del Padre, que es más bien una fecha comercial, pero que en el fondo tiene su aquel, porque el padre es una figura que habría que reivindicar, y más en estos tiempos en que tanto se habla de igualdad.
Aca-Emi--.JPGSiempre se ha dicho que madre no hay más que una, y no seré yo quien ponga eso en entredicho, porque la madre es algo sublime. Pero el padre también tiene su papel, y ahora está muy desprestigiado por el machismo histórico que dejaba la educación de los hijos en manos exclusivas de la madre, y sólo servía como amenaza última («Ya verás cuando se lo diga a tu padre»).
De unas décadas a esta parte, después del aldabonazo de los años sesenta en cuanto a la igualdad de la mujer, los hombre han ido asumiendo su papel, y son legión los padres que cuidan a sus hijos, cambian pañales, hacen biberones y esperan en la antesala del pediatra. Más tarde, también se involucran en el desarrollo de la familia, y aunque todavía hay un sector muy amplio que sigue con los viejos esquemas, también es verdad que hay muchos padres-padres, incluso que hacen de padres aunque los niños no sean de su sangre (padres putativos como San José). A esos padres quiero felicitar también hoy. Y por supuesto, a mis padres, que tengo dos, mi padre-padre y mi padre putativo, pues no faltaba más.