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Cultura versus iletrados

Hace más de 15 años, se publicó en un diario nacional un artículo que se titulaba La rebelión de los iletrados, cuyo autor no recuerdo, pero que era profético. Cuanta más zafiedad, más audiencia, y de la televisión, mejor ni hablo, del arte engañoso y truculento, tampoco. Ni siquiera merece la pena hablar de literatura, porque los literatos, esos supuestos intelectuales que creen que lo merecen todo y se quejan de la injusticia de una sociedad inculta, no aportan nada al debate, no ponen el pensamiento al servicio de la sociedad a la que reclaman un reconocimiento.
Después de haber publicado varias decenas de libros, empieza a darme vergüenza que me llamen intelectual, que me señalen como novelista, que me metan en el mismo saco que esa caterva de llorones y mendigos de honores. Nadie se compromete, todos hablan de su propia obra, que en la mayoría de los casos es una inutilidad y un destrozo de materia prima. Es evidente que no me contradigo, porque he dicho muchas veces aquí que en Canarias se escribe hoy más y mejor que nunca, y lo mejor del asunto es que las nuevas generaciones han aprendido la lección y en lugar de llorar laboran. Ese es el camino.
libros150405[1].jpgY es que esto de los honores es relativo. Incluso, aunque alguien haya escrito La Divina Comedia, compuesto Las Bodas de Fígaro o pintado Las Meninas, lo ha hecho porque ese es su gusto, y ya se verá qué aportaciones ha hecho al espíritu humano, a la belleza, a la diferencia entre un hombre y un tigre. Si fuera por mí, creaba cauces para la cultura, suprimía los premios Canarias, Cervantes y hasta el Nobel, porque escribir un gran libro es cosa de talento, y eso viene en el frasco, como tener los ojos azules. No creo que deban premiar a nadie por tener los ojos azules… O sí, porque a ver qué demonios es lo que premian cuando eligen misses, reinas del Carnaval y demás machangadas que ponen a la mujer el precio de la ternera lechal.
La nebulosa surge porque aquí cada cual hace la guerra por su cuenta, se confunden las consejerías, los patronatos y las oficinas de Turismo con la promoción de Canarias. Son dos cosas distintas, y parece mentira que el destino turístico más visitado del planeta aún no sepa la diferencia entre una Sociedad de Promoción y un anuncio turístico. Tienen razón algunos alcaldes al decir que una feria de turismo no es lugar para anunciar chorizos de Teror, que en una feria turística se venden instalaciones, clima y servicios. Pero por esa misma razón, tampoco es sitio para anunciar flora, fauna y cascos históricos, salvo que sean la razón última para atraer a los visitantes, y que yo sepa, a los turistas europeos les interesa tan poco el casco de Tunte como los bizcochos de Moya.
Y en esta confusión, se busca siempre dinero en Turismo (porque es donde está), sea para patrocinar un partido de fútbol, una obra de teatro, un disco o un concierto. A nadie se le ha ocurrido que se cree una sociedad para promocionar Canarias, como tienen en Cataluña o Valencia, y ahí mostramos cultura, historia, gastronomía, ciencia y lo que haga falta. De manera, que todos y ninguno tienen razón, porque no hay quien reparta juego y ordene el partido. Esto no costaría más dinero, se trata de gastar bien el mismo presupuesto de ahora. ¿Es tan difícil de entender?
Siempre estamos con la cantinela de que Canarias tiene otras cosas, además de sol, playa y clima. Y fuera no se enteran, porque lo decimos donde no debemos, en las ferias turísticas. Una sociedad de promoción de Canarias vende imagen, cultura, plátanos y folclore. ¿Qué interés tiene un sueco helado de frío por lo huesos cromañones del Museo Canario? Quiere sol para calentarse sus propios huesos, y las momias le importan un lo mismo que el final de Lo que el viento se llevó.
fitur[1].jpgPero si, fuera del mercado turístico puro y duro, decimos a los demás que Canarias existe, que hay eventos de gran envergadura con periodicidad constante y que serían punto de mira exterior, que hay afamados bizcochos en Moya, rapaduras en La Palma y cabras por un tubo en Fuerteventura, estaremos en los medios y crearemos imagen de la que se beneficiará el turismo, la agricultura, la artesanía y hasta la cultura. Es que seguimos esquemas de los años sesenta, y no se han enterado de que estamos en el siglo XXI.
Y vuelvo al principio, porque los iletrados han tomado el poder, están en todos los medios, y lo peor es que la sociedad es cómplice. Hace unos meses, en una oficina en la que esperaba turno para realizar una gestión, atendían a una chica, que no era fea ni guapa sino todo lo contrario, pero le daban trato principesco, y todos los que esperaban la miraban como se mira a una figura importante. Ante tanta expectación y servilismo, me preguntaba quién demonios era aquella mujer tan famosa. Ella se desenvolvía altivamente, y cuando terminó, se cruzó conmigo y me miró desde arriba -aunque era más baja que yo- igual que una aristócrata que saluda desde su carroza, como si me estuviese concediendo el privilegio de su mirada. Yo seguí caminando a sentarme en la silla para que me atendiesen. Pregunté a la funcionaria y ella me contestó escandalizada: «¡Parece mentira que no la conozca, es Fulanita, la que estuvo en Gran Hermano!» Y pensar que paseé con Benedetti por Triana y no lo conocían ni los libreros. Vamos hacia la Edad Media, cuando los nobles tenían a gala no saber leer.

(Este trabajo fue publicado en el suplemento Pleamar de la edición impresa de Canarias7 el pasado miércoles)

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La muerte inútil de una adolescente

Lo sucedido en Seseña ha creado alarma social con razón. Una chica muere a manos de otra, da igual las circunstancias; en cualquier caso es terrible, porque nuestros jóvenes están tomando actitudes que recuerdan a tiempos mucho más primitivos. Si fue violencia accidental, asesinato o una pelea es indiferente, puesto que lo que pone los pelos de punta es la violencia tan brutal con que se conducen nuestros jóvenes, que no dudan en grabar peleas y palizas con los móviles y colgarlas en Internet.
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Valorando opiniones autorizadas de personas expertas en el trato con adolescentes, existe la posibilidad de que si hubo desafío hubiera testigos. Es frecuente ver cómo se forman corros de niños y muchachos alrededor de dos que riñen, e incluso se anuncia por los pasillos de los colegios e institutos que a la salida va a haber una pelea porque ya existe un desafío. Y si no hubo testigos, también es probable que algunos chicos y chicas amigos de ambas supieran algo, bien antes o después del suceso, y desde luego conocieran el lugar donde buscar.
Ahora los políticos debaten sobre la Ley del Menor, y seguramente es importante. Pero lo fundamental es preguntarnos antes qué estamos haciendo mal para que este clima se haya creado. La ley es punitiva y funciona a posteriori. Lo importante es que el hecho no llegue a producirse. Habría que pensar en la prevención, y aquí hablamos claramente de educación, que no es algo que se circunscriba a las aulas solamente, es toda la sociedad la que tiene que participar en ese proceso, porque no hay mayor lección que el ejemplo.

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Razones históricas para una candidatura

Las Palmas de Gran Canaria ha presentado su candidatura a ser Capital Cultural europea en el 2016, y esa es una decisión controvertida pero que, finalmente, como canarios debemos apoyar. Hay elementos positivos y negativos en esta propuesta, o más bien en las razones que tiene nuestra ciudad para postularse entre otras candidaturas españolas muy respaldadas. Tal vez el solo hecho de presentarse sea un plus de publicidad para Las Palmas, pero creo que con el antecedente de que en 2014 la ciudad va a ser una de las sedes del Mundial del baloncesto se puede tratar de impulsar esta otra candidatura.
acap.JPGEmpezaré con lo negativo para no echar abajo al final algo que parezca un castillo de naipes y que en realidad no lo es. Esta candidatura es cuando menos apresurada, y se produce en un momento en el que la cultura de esta ciudad no pasa por sus mejores momentos. La crisis es para todos, pero desde antes de que se produjera ya se apreciaban signos de debilidad. Porque esta ciudad ha ido eliminando uno a uno edificios singulares que podrían haber tenido un uso cultural importante: los cines Rialto, Avenida y Capitol, tres salas que tenían una trayectoria histórica importante en las artes escénicas y unas condiciones excelentes (sobre todo el Capitol) son hoy edificios de viviendas, mientras el Centro Insular de Cultura no se ha recuperado, el Teatro Guiniguada se dilata en el tiempo y el cacareado rockódromo es ya pasto del olvido.
Y si con estas salas la música (todo tipo de música), el teatro y la danza han perdido oportunidades, son cada vez menos las salas dedicadas a las artes plásticas. Si hablamos de literatura hay que echarse a temblar por la pobreza de nuestra Feria del Libro, y así sucesivamente. Con un par de salas de exposiciones decentes, dos teatros y un auditorio, una ciudad como la nuestra tiene poco que presentar como aval de su candidatura, si nos referimos a espacios físicos y actividades de gran calado.
Por eso debemos buscar lo positivo. Y en este punto hay dos apartados que bien podemos esgrimir: por un lado los festivales que se celebran en la ciudad; por otro el pedigree histórico de Las Palmas de Gran Canaria como avanzadilla de Europa en Africa y América. En el primer punto hay que destacar sin duda el Festival de Música de Canarias, uno de los más importantes del invierno europeo, así como el Festival de Cine, el de Jazz y sin duda el Womad, que cada otoño nos trae las músicas de muchas etnias y culturas, haciendo honor a lo que siempre fue la ciudad: un cruce de caminos que hizo historia.
No podemos olvidar la enorme importancia (aunque las instituciones no se la den) que tiene el Museo Canario, una joya de la arqueología, que con sus fondos nos da lecturas no sólo del pasado de los aborígenes canarios, sino de otras culturas en el noroeste de Africa, que pueden ser estudiadas a distancia puesto que allí las condiciones para ello no son hoy las óptimas. Tenemos también el Museo Pérez Galdós, que está dedicado al mayor novelista del siglo XIX en nuestra lengua y que, junto a los congresos galdosianos podría ser también un foco importante de atención exterior.
Y si seguimos hablando de museos tampoco podemos dejar de lado el CAAM, y nuestro barrio de Vegueta, que es como un museo vivo de la colonización canaria como antecedente de la de América. Hay que reivindicar la Catedral de Santa Ana como edificio inspirador de toda una arquitectura colonial en América. Ahora se habla mucho de la importancia en este punto de la catedral de Jaén, y es cierto que aquella es una joya, pero este prestigio está impulsado por la Junta de Andalucía, mientras que el Gobierno de Canarias olvida una y otra vez al edificio más importante de esta parte del Atlántico. Además, Jaén no estaba en la ruta de América, Las Palmas sí, y por ello su vinculación histórica con aquella arquitectura es más evidente.
Hace quince años se perdió una oportunidad de oro de hacer en esta ciudad un Museo del Cine, con los fondos que donaba Andrés Calvo, que como sabemos posee una de las colecciones cinematográficas más importantes del mundo. Nadie le hizo caso, y entonces tenía ofertas de otros lugares, pero él se mantuvo firme porque quería que sus fondos quedasen aquí. No sé cómo está hoy ese asunto, pero sin duda sería un elemento que daría más protagonismo al cine, yendo de la mano del Festival. Este museo cinematográfico generaría beneficios, por los derechos que pagan muchas publicaciones que utilizan sus fondos. A lo mejor aún no es tarde para este proyecto.
acan1.JPGY está la propia historia de la ciudad, que durante cuatro siglos fue el puerto de referencia de Canarias en la ruta americana. Hoy sigue siendo el primer puerto canario, pero su historia es más brillante que su presente. La Bahía de La Isleta estaba en todas las cartas de navegación de la Edad Moderna, un abrigo singular y un punto de anclaje y reposo antes de continuar viaje. Toda esa historia también nos avala frente a candidaturas como la peligrosísima de Gijón-Oviedo, que se está trabajando el apoyo de los Premios Príncipes de Asturias europeos.
Las Palmas de Gran Canaria debe acreditar su diferencia, porque nuestra historia y nuestra trayectoria es distinta, determinante en muchos casos en el devenir de la historia de muchas naciones. Y esto que suena rimbombante es así, nadie puede discutirlo porque desde Colón a Magallanes, y de Vespucio a Valdivia, todos los grandes viajeros fondearon en nuestro puerto y bebieron nuestra agua.
(Este trabajo fue publicado el pasado miércoles en el suplemento Pleamar de la edición impresa de Canarias7)