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La furgoneta enterrada en el barro

La furgoneta estaba atascada en el barro. Era una vieja Volkswagen de las que los hippies hicieron bandera en los años 70 y que en Canarias llamaban Cyrasa porque la solía usar una agencia de viajes con ese nombre. Tenía años, pero un motor que se refrigeraba por aire y no se rompía ni a martillazos. Eso sí, gastaba muchísimo, su carburador era un saco sin fondo, pero siempre seguía ahí, a pesar de los malos conductores, del exceso de peso y de las endiabladas carreteras de tierra por las que la metían. Y ahora tenía las cuatro ruedas enterradas en el barro. Sus ocupantes estaban cansados, nerviosos y hambrientos. No se llevaban bien, pero tenían que viajar juntos porque no había otro medio de transporte en muchos kilómetros a la redonda. Y ahora tocaba empujar, pero el tipo rubio no quería bajarse porque se le embarraban los botines nuevos, la chica pelirroja alegaba que si empujaba se le rompía la falda que le quedaba muy ajustada, el conductor se aferraba al volante y decía una y otra vez que la furgoneta era suya y que lo suyo era conducir, la muchacha de pelo castaño con coleta que había subido haciendo auto-stop argumentaba que ella no tenía que ver con los demás y que lo que había que hacer era cambiar de furgoneta. Pero no había otra, y estaba atascada. Continuar leyendo «La furgoneta enterrada en el barro»

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Sensaciones de verano pegajoso

Tal vez sea solo una impresión mía, pero la resaca de las elecciones del 26-J, que se me antojaba ruidosa, está sonando muy lejana, como si la gente estuviera anestesiada y ya le importara un pimiento ese juego repetitivo que se traen los partidos políticos. Hace unos meses, se veía como una gran catástrofe que se repitieran las elecciones, y ahora, cuando alguien dice que pudiera ser que los números parlamentarios nos encaminasen de nuevo a las urnas, nadie se lleva las manos a la cabeza. No sé si es pasotismo o resignación, pero el caso es que, de repente, esos grandes cambios que eran urgentes e inaplazables, pasan a un segundo plano y solo se oye hablar sumas, abstenciones y conveniencias partidarias. Con ironía, se comenta que es mejor estar sin gobierno, cuando eso no es verdad, porque, además del mucho trabajo interno que hay pendiente, hace falta que España aporte a la UE un gobierno con todas sus prerrogativas, porque también en Bruselas hay grandes desafíos.

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Messi, Eurocopa, encuestas y la bicicleta.

Tras los históricos e histéricos acontecimientos de la última semana, el cuñadismo ha encontrado chicha para opinar, discutir y sobre todo descalificar. Hay versiones para todos los gustos, aunque algunas se repiten.
VERSIÓN 1.
Tú es que no tienes ni idea, eres más tonto que Cameron; lo que ha pasado es que el seleccionador se ha equivocado, ha puesto a jugar a Garzón fuera de su sitio, ha dejado en el banquillo a Pedrito el tinerfeño y los antieuropeístas han ganado un partido que hasta ellos querían perder.
VERSIÓN 2.foto fija11111.JPG
Te digo yo que la sociometría nunca falla, y las encuestas son fiables, pero hay que saber leerlas. Si ves que un partido tiene una intención de voto del 21%, lo que debes que entender es que el jueves va a estar nublado. Pero es que la gente no sabe pensar, y lo de la Eurocopa estaba cantado desde lo del referéndum de Escocia.
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