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Presidente de la UE, pero menos

La UE sigue negándose a mirar en la Historia. Actualmente hay tres grande bloques económicos en el planeta. Uno es Estados Unidos, por supuesto, el otro China, aparte de economías emergentes como Brasil o La India, pero que todavía no están en condiciones de mirar de frente al conjunto de las economías europeas. La tercera es Europa. Es evidente que Estados Unidos tiene un liderazgo fuerte, Obama, con todos los peros que quieran oponérsele, pero capaz de hablar de tú a tú a cualquiera porque tiene un Estado que en política exterior es monolítico. China es casi la cuarta parte del mundo, y con el sistema político que practica pone en manos de su líder, Hu Jintao, todos lo resortes de una economía que actualmente es el banquero de Estados Unidos.
zzue.JPGSi unimos las economías de los 27 países de la UE estaríamos ante el tercer gran bloque, y con el remedo de constitución que acaban de cerrar a trancas y barrancas (el sobrante del Tratado de Lisboa) aun seguiría teniendo peso si tuviera un liderazgo fuerte. ¿Y qué es lo que hace Europa? Pues elegir a un tal Herman Van Rompuy, un político de perfil bajo para que no eclipse a los sucesivos presidentes que por turnos lideran la UE, y para que no le quite protagonismo a los que van de primeros de la clase, como Sarkozy, Merkel o Berlusconi. Y así, con un Presidente que ya tiene apariencia de chico de los recados no se puede dar un puñetazo sobre la mesa.
Europa ha perdido otra oportunidad, porque hay líderes con carisma o con un historial conocido que podrían ejercer de ariete. Personas del peso de Helmunt Khol o Felipe González. Para este cometido, hasta Tony Blair y José María Aznar (incluso el impresentable Berlusconi) habrían sido mucho mejores que este gris primer ministro belga que tiene aspecto y modales de un aspirante Premio Nobel de Física o un filósofo revisionista de cualquier-ismo, pero nunca de líder de un conjunto de estados que conforman una de las tres grandes economías mundiales, con una historia y una influencia en muchos de sus países muy superior a las demás. Y con una civilización más avanzada en muchos aspectos. Pero así, nos quedamos como estábamos. O peor. Ojalá me equivoque, porque como acierte, entre Pekín y Washington nos van a planchar.

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Durruti

El 20 de noviembre de 1936 murió en Madrid Buenaventura Durruti, una de las referencias del anarquismo español durante los años veinte y treinta del siglo pasado. Leonés de nacimiento, se le asocia a Cataluña porque desde 1920 se trasladó a Barcelona y allí fue donde creció su figura, hasta el punto de ser un líder destacado cuando se produjo la rebelión militar del 18 de julio. El fue uno de los dirigentes que capitaneó el fracaso inicial de los franquistas en Cataluña.
z1durruti[1].JPGSe creó la famosa columna Durruti que comenzó a luchar en Cataluña y Aragón, aunque siempre se le miraba con suspicacia por sus ideas radicales. A comienzos del otoño de 1936 se trasladó a Madrid para defender la capital, y fue herido de muerte el 19 de noviembre. Murió en la madrugada del 20. Aunque se dijo en principio que lo mató una bala fascista, desde el bando nacional se pregonaba que su muerte fue cosa de los comunistas, sus supuestos aliados. Nunca se ha aclarado su muerte, que sigue siendo motivo de controversia, porque como es sabido, en ninguno de los dos bando contendientes en la Guerra Civil había ideas homogéneas. Al final, se imponían unas sobre otras, y es posible que Durruti fuese víctima de esa lucha interna.
El caso es que murió, y lo extraño es que, a pesar de su gran popularidad durante la II República y el comienzo de la guerra, se ha ido desvaneciendo, no sé si por intereses o por el propio ciclo de la historia. Su muerte es un misterio, como lo fueron otras en el bando nacional, pues cuando un país se desangra en una guerra civil puede ocurrir cualquier cosa. En todo caso, Durruti fue todo un personaje, de esos que llevan sus ideas hasta sus últimas consecuencias.
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Recuerdo aquí a Aminetou Haidar y al actor Guillermo Toledo porque, además de con palabras, predica con hechos. Somos muchos los que sentimos como él y tenemos su entusiasmo, pero no su salud. Gracias Willy por tu coherencia.

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Estamos dispuestos a creer lo que sea

Es muy frecuente que se dé por cierto algo que no lo es, pero la repetición de una majadería hace que se convierta en una muletilla generalizada. Ya comentaba hace unos días que en ninguna parte de El Quijote están las expresiones «Con la Iglesia hemos topado» o «Ladran, luego cabalgamos», y sin embargo aparecen continuamente en artículos y discursos, atribuidas a Cervantes. Se suele decir que el arte es un 1% inspiración y un 99% transpiración, o que si las musas existen es mejor que cuando lleguen te cojan trabajando. Y estas expresiones, dichas de distintas formas, se le atribuyen a mucha gente: Picasso, Rilke, Oscar Wilde, García Lorca, Unamuno… Incluso dicen que lo dijo Einstein, refiriéndose a esa chispa genial de la provienen grandes inventos o descubrimientos.
zDSCN2572.JPG(Si yo les digo que esta es la nueva delantera contra maleficios de un afamado equipo de fútbol… Pues no entiendo por qué no se lo creen, pues batatas más grandes nos cuelan a diario)
En la televisión preguntaron a un concursante cuál era la última frase de Lo que el viento se llevó, y él contestó: «Mañana será otro día», y no se la dieron como válida, porque el presentador explicó que la respuesta correcta era «La verdad, querida Escarlata, es que no me importa». Y no pasó nada, cuando cualquiera que revise la película puede ver que el concursante tiene razón. O las frases mil veces repetidas atribuidas a James Bond y que luego no están en ninguna película. Cualquier fanfarronada se le puede atribuir a un personaje de Bogart y ya se queda ahí. Es decir, estamos preparados para creer cualquier cosa que nos digan, y más si se respalda con una cita atribuida a un personaje célebre (aunque sea de ficción) que probablemente nunca la dijo. Porque esa es otra; hay frases que están en artículos, poemas, obras de teatro, novelas o ensayos, pero en la gran mayoría de las que se citan se da a entender que Víctor Hugo, Lincoln o Catalina de Rusia las pronunciaron de viva voz. ¿Cuándo? ¿Cómo se documenta? Hay por ahí un libro de citas de Oscar Wilde, y la mayoría de ellas no están en ninguna de sus obras. ¿Cómo sabemos que las pronunció?
Por no alargar el tema con las llamadas leyendas urbanas, que si los excrementos de ratón en las latas de refrescos, que si la chica de la curva (Iker Jiménez nos asista)…