La Moncloa perdida de café
El que no se consuela es porque no quiere. Zapatero dijo ayer que hay que mirar el paro con otros ojos, y que no son parados aquellos desempleados que están haciendo cursos de formación. Luego restará a los que tienen los ojos azules, más tarde a los que juegan a la petanca en su tiempo de desempleo y en un pis-pás se habrá acabado el paro.
Hombre, yo me tengo por un tipo abierto, tolerante y dispuesto a escuchar argumentos, pero no me hace ni pizca de gracia que me tomen por tonto. Si un parado que hace cursos de formación no es un parado, ¿qué figura social serían las personas con empleo que acuden cada día al trabajo y estudian en sus horas libres para formarse mejor? Digo yo que sería un sobreempleado y por lo tanto debería tener compensación económica por ese esfuerzo doble que hace. Hombre, yo entiendo que está empezando el curso escolar y los parvulitos de tres años están en su período de adaptación; ¿este discurso de Zapatero va a dirigido a ellos? Serán los únicos que lo crean, porque es que cuando lo vi en televisión diciendo tal cosa me sorprendió que no se partiera de risa a mitad de la frase. Es que parecía una parodia de sí mismo, pero de las buenas, porque a ningún humorista se le ocurriría semejante razonamiento en una imitación de Zapatero.
Entiendo, Señor Presidente, que está sujeto a muchas presiones de todo tipo, pero esta salida puede ser síntoma de algo. Y me preocupa, porque se empieza así y no se sabe cómo se termina. Míreselo.
Nota: La fotografía se corresponde con una máquina del tiempo que he construido, mucho más perfecta que la ideada por H.G. Welles. Ya, le parece una tontería, pues le digo que mi afirmación es filosofía profunda comparada con la suya.