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La Moncloa perdida de café

El que no se consuela es porque no quiere. Zapatero dijo ayer que hay que mirar el paro con otros ojos, y que no son parados aquellos desempleados que están haciendo cursos de formación. Luego restará a los que tienen los ojos azules, más tarde a los que juegan a la petanca en su tiempo de desempleo y en un pis-pás se habrá acabado el paro.
zzzDSCN2762.JPGHombre, yo me tengo por un tipo abierto, tolerante y dispuesto a escuchar argumentos, pero no me hace ni pizca de gracia que me tomen por tonto. Si un parado que hace cursos de formación no es un parado, ¿qué figura social serían las personas con empleo que acuden cada día al trabajo y estudian en sus horas libres para formarse mejor? Digo yo que sería un sobreempleado y por lo tanto debería tener compensación económica por ese esfuerzo doble que hace. Hombre, yo entiendo que está empezando el curso escolar y los parvulitos de tres años están en su período de adaptación; ¿este discurso de Zapatero va a dirigido a ellos? Serán los únicos que lo crean, porque es que cuando lo vi en televisión diciendo tal cosa me sorprendió que no se partiera de risa a mitad de la frase. Es que parecía una parodia de sí mismo, pero de las buenas, porque a ningún humorista se le ocurriría semejante razonamiento en una imitación de Zapatero.
Entiendo, Señor Presidente, que está sujeto a muchas presiones de todo tipo, pero esta salida puede ser síntoma de algo. Y me preocupa, porque se empieza así y no se sabe cómo se termina. Míreselo.

Nota: La fotografía se corresponde con una máquina del tiempo que he construido, mucho más perfecta que la ideada por H.G. Welles. Ya, le parece una tontería, pues le digo que mi afirmación es filosofía profunda comparada con la suya.

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Estrategia y táctica

aEsc0001.JPGAhora que se habla tanto de la estrategia de los sindicatos ante la huelga general del 29 de septiembre, y de las tácticas del gobierno para intentar que fracase, los que tenemos una edad recordamos con mucha ternura y algo de nostalgia aquellos debates de los años setenta en los que salían siempre las palabras «táctica» y «estrategia». Por alguna razón, tal vez porque primero me dieron el ejemplo y luego las definiciones, yo entendí enseguida ambos conceptos, pero confieso que cuando intenté que alguien los tuviera claros me costaba mucho trabajo conseguirlo. Y es que estas palabras se usan en el lenguaje de la política, la lucha social, el deporte, la guerra y en casi todos los campos de la actividad humana, incluso en el más lúdico de la seducción.
Probaré una vez más: estrategia es la planificación minuciosa de algo y táctica es la ejecución de eso que hemos planificado. Como se ve, no pueden darse la una sin la otra, porque estrategia sin táctica es sólo un proyecto, y táctica sin estrategia es hacer las cosas improvisadamente sin tener claros los objetivos. Estrategia es la preparación de un partido de fútbol, la colocación de los jugadores en el campo, la misión de cada uno, el ensayo de jugadas estudiadas; todo eso, que se ha de poner sobre el césped, usando determinadas tácticas. Puede funcionar o no, y cuando lo previsto se materializa hablamos de un estilo, como lo tuvieron Julio César, Napoleón o Rommel en la guerra. pero a veces, la estrategia se viene abajo porque la táctica no funciona. o porque el contrario también juega, y si no pregunten qué le pasó a la estrategia y a la táctica de Barça frente al Hércules. Y esto puede valer (cuando sale bien) para todo menos para la seducción, porque ahí sí que es mera teoría y de nada valen estrategias ni tácticas; manda la química.
Cuando leí por primera vez el texto que hablaba de esto entendí que estrategia es todo lo que se hace antes de que comience la batalla, el partido o la huelga, y una vez vez empezado lo que fuere, todo es táctica. Creo que el poema de Mario Benedetti lo explica mejor que yo.

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El accidente de Barajas

El 20 de agosto de 2008 se estrelló al despegar en Barajas un avión de Spanair que iba con destino a Gran Canaria. Murieron 154 y sólo hubo 18 supervivientes. Desde entonces, nadie ha arrojado luz sobre el asunto y hay muchas preguntas sin contestar y seguramente responsabilidades que establecer. AENA tira de la brasa para su sardina, los controladores de Barajas lo mismo, la compañía aérea no convence sobre las acciones de mantenimiento, no se entiende por qué no se cambió de avión cuando se produjo la primera avería que retrasó el despegue, los fabricantes americanos del avión tratan de salvar la imagen de su marca, las compañías de seguros están a ver cómo se escabullen y las comisiones de investigación del accidente (la técnica y la jurídica) en Belén con los pastores. Por muy laberíntica que sea la situación, a mí no hay quien me haga creer que, con la tecnología que hoy existe y con los datos con que hoy se cuentan, después de dos años no se haya contestado a ninguna pregunta y que no haya un dictamen técnico definitivo como Dios manda.
zbarajas.JPGHan pasado más de dos años, y ni a los seis meses, ni al año, ni nunca, los políticos de aquí y de allá, que son los representantes legítimos de los ciudadanos (y por lo tanto de los accidentados) han estado en su sitio. El Gobierno de Canarias y el Ministerio de Fomento tendrían que haber hecho valer las leyes, exigiendo, ordenando y obligando a resolver el asunto, porque en democracia cuando hay que dar un golpe sobre la mesa, se da. No estamos hablando de un equipo de fúbol que pierde un partido importante y los jugadores, los directivos y el entrenador no comparecen en rueda de prensa. Hablamos de 154 vidas humanas segadas todavía no sabemos por qué.
Y los políticos se suben al carro dos años después, cuando una cadena de televisión emite una serie de ficción basada en el accidente (no entro en eso, es otro tema y bastante menor comparado con lo sucedido, la chapuza que se ha hecho después y las imágenes reales que una y otra vez emiten los noticiarios o los supuestos y morbosos documentales). Ahora sí que salen los políticos a decir lo que ellos creen que los demás esperan oír. Eso es demagogia populista, porque yo los creería si hubieran presentado una pregunta parlamentaria sobre la investigación, si se hubieran ocupado de mover los hilos que tienen a su alcance para impulsar el esclarecimiento de los hechos, y sobre todo que se hubiera hecho a su debido tiempo. Ahora es tarde, ya se les ha visto el plumero. Lo de la serie de Telecinco puede calificarse de inoportuno, doloroso, carroñero o lo que se quiera (seguramente será todo eso, pero ya digo que es otro tema y una anécdota en medio de la tragedia); el problema importante es el dictamen de la Comisión para delimitar responsabilidades y actuar en consecuencia. Con la vida humana no se juega, y hay que saber si hubo negligencia, error o incluso mala fe. Si ha sido así, que se responda ante los tribunales. En un Estado de Derecho no hay otra. Mientras no se sepa qué y por qué sucedió puede volver a ocurrir.