No llores por mí, Argentina
Parece que el Día de Difuntos se ha cruzado con los proyectos de Néstor Kirchner. Ha muerto el ex-presidente de Argentina y cantado próximo presidente. Le había sucedido en el poder su esposa, Cristina, y como la Constitución argentina sólo admite dos mandatos seguidos, parecía que iban a turnarse en la presidencia para toda la eternidad. Pero, claro, unas cuentas echa el borracho y otras el bodeguero, y la muerte de Kirchner deja a la actual presidenta en la tesitura de si se presenta ella a las elecciones de 2011, pues puede hacerlo porque esta es su primera legislatura.
Los Kirchner eran una pareja muy peculiar, una especie de Perón-Evita o Perón-Isabelita. La muerte no dejó que Evita siquiera llegase a optar a la presidencia, cuando fue empujada a ello y dijo que no (supongo que de boquilla). Sin embargo, la segunda esposa de Perón sí que alcanzó la presidencia, aunque prácticamente le entregó la democracia argentina a los militares en 1976. Argentina es un gran país, pero a mi modo de ver excesivo en sus manifestaciones colectivas. Mitos fanatizados como los de Evita, Gardel o Maradona sólo son posibles en el Río de la Plata, y este nuevo matrimonio trataba de hacer realidad la perpetuación del Justicialismo que Perón no logró, y eso que lo intentó dos veces y con dos esposas distintas. La siguiente pregunta es si Cristina Kirchner ha sido el testaferro de su marido o si tiene entidad política para seguir, porque ahora no sólo se discute la presidencia sino también el liderazgo del Justicialismo. Y otra vez, Argentina asistirá como en una gran representación a un magno entierro, como los mencionados de Evita y Gardel, y los más recientes de Atahualpa Yupanqui o Mercedes Sosa. Es que los argentinos son así. De todo corazón, suerte, Argentina.