La cuñada de Supermán
Aunque me gusta ser una persona informada, empieza a darme pereza escuchar un informativo, ver un telediario o incluso leer un periódico. Es deprimente ese bombardeo de malas noticias, que llevan varios años dando vueltas a la noria y nunca sucede algo que rompa el círculo vicioso de un mundo que parece atrapado por la desidia. Como de alguna manera yo participo en esa historia mediática, ya me estoy cansando de hurgar siempre en la misma herida, porque lo que verdaderamente importa no interesa. ¿Creen que de verdad tiene importancia para el futuro colectivo de este país que en el PSOE elijan a Rubalcaba, a Chacón o a la probable cuñada de Supermán? (*) Se debaten siempre las mismas tonterías y los partidos políticos ya solo son maquinarias para captar votos. Y como eso, docenas de idioteces que ocupan mucho espacio y que no resuelven absolutamente nada.
Me gustaría escribir comentarios que arrancasen una sonrisa, glosar noticias agradables, incluso contar chistes malos, porque los chistes malos tienen poca gracia pero mucha ternura. Y no dan ganas porque uno ve a la gente por la calle con la cabeza baja, contando las baldosas de las aceras, hablando hacia adentro porque hay como una conspiración hacia lo negativo. No sería mala idea crear una especie de orden de la sonrisa, que quienes nos asomamos a los medios nos propusiéramos neutralizar esas palabras oscuras con las que nos despiertan cada día. Y por eso podría hacer ahora un chiste malo, que sería decir que hoy es la fiesta de los otorrinolaringólogos, porque Rajoy ha recuperado la voz (va a hablar para la Agencia EFE, dicen). Vale, vale, no es malo, es peor… Lo he intentado, pero lo de la cuñada de Supermán podría colar; ¿no?
(*) Lois Lane es la medio novia de Clark Kent, el tipo que va de ingenuo pero que es Supermán; Lois es hija de un general y tiene un hermana que se llama Lucy, que sería la cuñada de Clark… Es una historia muy larga que empezó en el planeta Kripton cuando Marlon Brando… No, no, fue antes… Mejor, lo dejamos.
Vuelvo sobre la mitomanía de los argentinos, por las escenas casi inverosímiles que se han dado en Buenos Aires a raíz de la intervención quirúrgica realizada a la Presidenta argentina, afectada de cáncer. Debe ser que han rememorado a Evita o algo así. Hace años, el escritor canario Emilio Sánchez Ortiz -entonces afincado en París- me invitó a cenar en su casa de Issy les Moulineaux. Entre otros ilustres comensales estaba una escultora, que él me presentó más o menos así: «Es argentina, algo único; porque, ¿qué es un argentino? Pues un argentino es un italiano que vive en Buenos Aires, habla español, sueña con ser inglés y si puede acaba viviendo en París; o sea, universal». Y algo así debe ser, porque los pueblos cultos no son mitómanos, y Argentina es la cuna de muchas expresiones culturales de mucha altura, tanto en la literatura como en el arte, las ciencias (empíricas o sociales) y hasta en la historia de los avances (por ejemplo, la primera sesión de cine en la se cobró por ver una película sucedió en una azotea de Buenos Aires). Pues este país que nos ha dado a Borges o Cortázar (que responden un poco a la definición de Sánchez Ortíz) es muy racional y a la vez mitómano a veces hasta el fanatismo. ¿Creen que si Gardel, Evita, Fangio, Perón, El Che Guevara, Di Stéfano o Maradona fuesen de otro país habrían alcanzado la categoría de mito universal? En Estados Unidos está Búfalo Bill, en Francia Edith Piaft y en España mitos recientes universales no hay, si acaso Hemingway y encima no era español. Y poco más (ya sé, Don Quijote, Don Juan y La Celestina, pero hablo de contemporáneos, y los toreros como Manolete son mitos de consumo local). No hay país en el mundo que tenga tantos mitos de esta clase como Argentina. En realidad, Argentina es un mito en si misma. ¿Y si no existiera y fuese una fantasía creada por Borges? Y ya tenemos otro en puertas: Messi. ¿Sería lo mismo si no fuese argentino?