La representatividad divina
Ha vuelto a suceder, y en plena calle, hay a quien no le gusta que critique las posiciones de la jerarquía católica. Solían afearme hace unos años que yo tenía en mis novelas y en mis artículos una fijación contra La Iglesia. Un día, de tanto oír la cantinela, hice un recuento y resulta que no es verdad, yo hablo de muchas cosas, cuento historia dispares. Por lo visto es que esos escasos artículos les chirrían tanto que los recuerdan durante mucho tiempo y se les multiplican en la memoria. Y en las novelas no recuerdo haber puesto nunca en solfa a La Iglesia, pues aunque hay algún cura por ahí siempre sale bien parado. Debe ser que me pasa como a John Ford, que dirigió 120 películas, de las cuales ¡solo 17! eran westerns, pero lo relacionan inmediatamente con el género y se olvidan de Mogambo, El hombre tranquilo, Las uvas de la ira… Lo que critico por su incidencia social es el comportamiento de la jerarquía católica, que sigue agazapada detrás de unos privilegios medievales en un estado supuestamente laico. Y si España, en las actuales circunstancias, es un estado laico, que baje Dios y lo vea, y no es un chiste malo, porque no sé si Dios existe y entiendo que tal vez pudiera existir; si eso es así, Dios nada tendría que ver con la jerarquía católica que se arroga su representatividad. ¿Dios representado en La Tierra por una jerarquía intolerante, que ha estado al lado de los tiranos, que ha sido cómplice de genocidios históricos, que ha callado cuando debió hablar, que en México ataca al comunismo y unos días después en Cuba ataca al capitalismo? Imposible, estoy convencido de que, de existir un ente tan poderoso, no delegaría en semejantes embajadores.