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La consulta de Freud

zzzmariano-rajoy4.JPG-Verá, doctor Freud; cuando pequeño me gustaba ir al costurero de mi madre, cogía las tijeras y pasaba tardes enteras haciendo recortes de papel. Y mientras hacía trizas la edición de «El Faro de Vigo» hablaba con una amiga invisible, una niña gordita y pelirroja, pero nunca lograba entender lo que decía porque hablaba en alemán.

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zzzesperanza-aguirre[1].jpg-Verá, doctor Freud; cuando pequeña me gustaba ir al costurero de mi madre, cogía el alfiletero y pasaba tardes clavando alfileres a mi muñeca. Y mientras martirizaba a mi Mariquita Pérez deseaba fervientemente molestar a todo el mundo. Me encantaba ver a la gente cabreada.

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zzz4wert-detalledn[1].jpg-Verá, doctor Freud; cuando pequeño me gustaba ir al tocador de mi madre y le cogía las pinturas. Y mientras me pintaba la cara como Los Hermanos Tonetti soñana con que algún día actuaría con una nariz redonda y roja en una pista de circo. Pero nunca tuve ocasión, lo más cerca que estuve de conseguirlo fue durante mi etapa de Ministro de Educación.

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¡Dejen de morirse, carajo!

Siempre se está muriendo gente que son referencias temporales, para bien o para mal, y como decía aquel, últimamente se están muriendo incluso personas que no se habían muerto nunca. Cuando muere alguna figura pública legendaria el comentario general es que se clausura una época. Referido al cine, nos los dijeron cuando murió Paul Newman, pero en realidad la época -los años 50- empezó a clausurarse apenas empezar, cuando murió James Dean, y luego, uno a uno, fueron desapareciendo todos los grandes (Montgomery Clift, Marlon Brando, Elizabeth Taylor…) Que desaparezcan ancianos como Fraga, Mingote o Wislawa Szymborska, o personas casi centenarias como Sábato o Eve Arnold -la fotógrafa del siglo XX en la agencia Magnum- es en cierto modo el cerrojazo de una época que tuvo su esplendor hace tiempo, pero cuando vemos que se mueren Michael Jackson, Amy Winehouse o Whitney Houston uno se mosquea porque no hablamos de los últimos de Filipinas, sino de personajes que de alguna forma han formado parte de nuestras vidas. En algún momento, sus canciones, sus libros o sus actos nos hacen pensar, nos alegran o nos sirven de revulsivo aunque sea solo en asuntos secundarios, que al fin y al cabo son los sumandos de la vida. No los recordamos cada momento, pero sabemos que siguen ahí Areta Franklin, Juan Goytisolo, Sofía Loren o incluso figuras que hemos considerado anecdóticas (Georgie Dann) o que no son de nuestro gusto, pero se hacen presentes y forman parte del marco de nuestra vida.
zzFoto0359.JPGY de repente se van. Alguna vez escuchamos extasiados Mercedes Sosa, a Etta James diosa del soul y rhythm and blues, bailamos al son de las canciones de Donna Summer, reina de la música disco junto a los Bee Gees -que también van cayendo uno a uno-, disfrutamos de las películas de Ben Gazzara, Anne Girardot, Dennis Hooper o Jane Russell (la morena que era el contrapunto de Marilyn en Los caballeros las prefieren rubias), leímos con admiración a Carlos Fuentes, Mario Benedetti y Antonio Tabucchi, vimos la belleza en el fútbol del brasileño Sócrates y el canario Justo Gilberto y nos enteramos de cosas importantes de boca de Pedro Macía y Marisa Medina en la televisión. Hasta se nos muere nuestro amigo Aurelio Ayala. Y ya esas referencias no están, han pasado al departamento mental de lo inamovible, como Julio César o Dante. Hace unos días, alguien me decía que las dos terceras partes de las personas que había conocido ya no estaban. Es como si el siglo XX estuviera haciendo inventario. Y en estas, tengo que ponerme duro y decir. «¡Dejen de morirse, carajo!»
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(Es que esto no para. Ya tiene uno miedo de mirar la prensa o coger el teléfono. Con el post ya publicado, me entero que también han muerto el periodista José Luis Gutiérez y el cantante Robin Gibb, uno de los Bee Gees, lo que rompe por la cima la leyenda de la música disco, puesto que otra de sus cimas, Donna Summer, acaba de morir también).

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La terrible conspiración del 15-M

Detrás del 15-M hay una gran conspiración y hasta tiene soporte económico. Eso es lo que ha dicho con todas las letras la delegada del Gobierno en Madrid, y Esperanza Aguirre si no ha manifestado algo parecido debe ser que se lo he oído decir en mis pesadillas. Y, amigos y amigas, puedo decir que es cierto, tengo datos. Hay soporte económico, me lo dijo anoche un amigo de la mili que vive en Vallecas, y me contó que le llevó a la Puerta del Sol unos bocadillos y unas cervezas a un sobrino suyo, para que no pasara hambre si decidía acampar. zzzsemf.JPGComo es su padrino, le llevó bocadillos de jamón pata negra, y cerveza alemana, en una neverita de playa. Mi amigo se gastó una pasta, me dijo que unos 40 euros, un dineral de apoyo a la causa. Por otra parte, sin duda está detrás una sociedad secreta, que pertenece al rito maltés, que son muy rumbosos, en contraposición de los del rito escocés, que son muy tacaños. Esta sociedad practica una ideología que viene de la época de los sumerios, y que consiste en oponerse a la guerra, ayudar a los desempleados, acoger a los inmigrantes y otras actividades subversivas. Es el fin del Estado, hablan de conceptos como solidaridad, justicia y humanidad. Un desatre. Así que, mucho cuidado con el 15-M, porque unos cuantos muchachos y muchachas acampados en una plaza pueden generar el Armagedón, se puede abrir el séptimo sello del Apocalipsis, y hasta puede que hagan una tortilla de papas con una campingás (si tienen neveras de playa puede ser alta traición, y ya tortilla con jamón es la leche). No cabe duda, es una conspiración, pero no judeomasónica, son peores, tratan de salvar el planeta para las próximas generaciones, una plaga terrible, contando mentiras sobre el calentamiento global, la desertización y la contaminación nuclear con los vertidos de la central de Fukushima. Le he dicho a mi amigo que se ande con ojo, porque como lo pillen llevando un bocadillo a la Puerta del Sol le pueden aplicar la Ley antiterrorista por colaboracionismo. Lo tenía por gente de orden, y ahora resulta que financia a miembros de la sociedad secreta de la tortilla de papas. No acaba uno de conocer a la gente.