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¿Más palomas?


zzpal.JPGLa paloma es símbolo de la paz desde muy antiguo, porque la Biblia da como señal de concordia entre Dios y los hombres el regreso al arca de Noé de una paloma con una rama de olivo en el pico. Este símbolo se ha renovado en el último siglo, sobre todo desde que Picasso lo elevó a arte. Pero dicen los entendidos que la paloma no es tan pacífica, incluso hay quien asegura que son aves de una tremenda crueldad, hasta el punto de que en alguna parte he visto que a las palomas las llaman «las ratas del cielo». Todo esto viene porque en los últimos meses, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria aparece superpoblada de palomas. Siempre hemos visto palomas en la zona de la catedral, y algunas por el resto de la ciudad, pero es que ahora las hay por todas partes, en la arena de Las Canteras mientras tomas sol, en las plazas, en las calles y hasta se cruzan volando por delante de los coches. No sé si es una sensación mía, pero veo demasiadas palomas, e ignoro si eso es normal o es que el control de su población se ha relajado. En algunas ciudades como Milán o Venecia han tenido alguna vez que controlar las palomas porque alcanzaban la categoría de plaga. Tal vez aquí la cosa no llega a tanto (o sí), el caso es que veo demasiadas palomas por toda la ciudad.

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Un estroncio para el Estadio Insular

Desde que tengo uso de razón, Gran Canaria es la isla de los debates inacabables que a menudo abortan proyectos que tal vez fueron interesantes. Esto ocurre elevado a la enésima potencia en su capital. Incluso durante la dictadura franquista, cualquier cosa que fuera a moverse era objeto de discusiones infinitas, como sucedió con la Ciudad del Mar -que salió adelante- o con el tren aéreo -que se atragantó-. z765gest.JPGMover una piedra cuesta una letanía de argumentos a favor y en contra, y casi siempre ocurre porque el espacio es breve y hay que aprovecharlo, o protegerlo, o utilizarlo, o salvarlo… Qué sé yo. El Auditorio hizo correr ríos de tinta antes de ser una realidad, y me pregunto por qué tanto debate si al final no deja de ser un edificio que ocupa menos espacio que cualquier mamotreto de viviendas de los que hay por la misma zona y que nadie ha debatido. La circunvalación, más de lo mismo, el Guiniguada ni te cuento. Hubo un tiempo en que se debatió si el nuevo estadio llevaría o no pista de atletismo, la pusieron y nadie ha hecho allí una carrrera. Del rockódromo ya ni se habla, La Gran Marina se disolvió y aquí lo único que parece normal es el Puerto, seguramente porque tiene vida propia. Todo lo que uno enrama viene otro después a desenramarlo, no porque no le guste sino porque no lo ha hecho él. Ahora el objeto de deseo es el viejo Estadio Insular de Ciudad Jardín. Como puede producirse un debate sobre si poner alli un borulo o un estroncio, yo me inclino por lo segundo. Se preguntarán qué es un estroncio; ni idea, pero ya nos iremos enterando si lo instalan. Pasa siempre.
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(Esta es la única foto que he podido conseguir del estroncio. ¡Bonito artilugio, eh!)

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Desaparecidos

Empieza a inquietar a la ciudadanía las desapariciones de personas en esta isla. Aparte de los casos desgraciadamente ya distanciados en el tiempo de Yeremy Vargas y Sara Morales, en los últimos años se han desvanecido sin dejar rastro al menos una docena de personas, las últimas en días recientes, un vecino de Telde que se esfumó en Meloneras y una turista que tampoco aparece. z334Foto0389.JPGHabría que recordar al matrimonio de ancianos de Guanarteme de los que no ha vuelto a saberse, y una lista que nos lleva a mediados de la década anterior. Son demasiadas personas de las que nadie ha vuelto a tener noticias. Es posible que alguna se haya volatilizado por voluntad propia, pero lo lógico es que la mayoría no. Y es especialmente curioso que esto suceda en una isla pequeña como la nuestra, con no más de mil quinientos kilómetros cuadrados, con un solo aeropuerto y un campo de aviación en la entrada de la zona turística. Por el mar es más dicícil controlar, pues hay varios puertos con entidad y docenas de embarcaderos desde los cuales puede zarpar una motora sin llamar la atención. Pero hoy existen medios muy sofisticados de vigilancia, satélites, radares, GPS, y no ha aparecido la más mínima señal. El asunto es propicio a las teorías más estrafalarias porque casi es un contrasentido que esto esté sucediendo en un pequeño espacio del que es mucho más difícil salir sin dejar rastro que en un continente. La otra opción es que sigan en la isla. Estoy seguro de los esfuerzos policiales han sido y son tremendos, pero la vida real no es una serie americana de televisión en la que siempre cogen a los malos. Ojalá pronto sepamos de algunos o de todos.