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Parole, parole… Políticos

Los políticos de este país tienen uno de estos dos males; o creen lo que dicen, con lo que es evidente que tienen un grave problema de percepción, o saben que no es verdad y creen que los que no nos enteramos somos los demás, lo que les da pábulo a seguir vegetando. Está claro que están divorciados de la realidad, o porque no saben más, porque les interesa o porque sirven vaya usted a saber a qué amo. Desde que empezó la crisis (2008) nos han dicho que hay que reformar el Estado, que hay que dar una utilidad al Senado, que hay que impulsar la economía, y lo único que saben hacer es recortar y empantanar, pero siguen hablando y hablando y nada se mueve ¡y han pasado cuatro años!
zzzw456.JPGParole, parole, que cantarían Mina y Adriano Celentano; la liaron con el Statut y han calentado el ambiente hasta el punto de que la gente de Cataluña ya va por delante de ellos en lo de la independencia. Ellos lo hacían para ganar votos, pero ahora no saben qué hacer con la nueva situación, y Artur Mas trata de quitar hierro diciendo que si no hay pacto fiscal Cataluña caminará hacia la libertad. Eso ha dicho textualmente y si lo desgranamos no sé qué es lo que significa, pues parece atisbarse que si Madrid cede al pacto fiscal este asunto se diluye (si es que pueden apagar el fuego que ellos mismos han alentado). Por aquí tampoco son flojos, pues el Presidente del Gobierno de Canarias no se quedó blanco ni colorado para decir en medio de un cirio descomunal que el comienzo de curso está siendo «magnífico». O está ciego él o estamos ciegos todos los demás, y esa es la cuestión, que van a su aire.

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Anónimos

zFoto0398.JPGCuando hay libertad de expresión, cada uno dice lo que piensa, dentro del respeto y fuera del insulto. El identificar lo que se dice con quien lo dice es un derecho y además una obligación. La razón por la que los artículos de opinión, las cartas al Director o los libros llevan la firma de quien los escribe es para dar fe de quien es la persona que porta las ideas allí expresadas, y se responsabiliza de ellas. Sin embargo, hay quien no es capaz de dar la cara y sostener con su firma lo que dice, pero lo dice, envía notas sin firma, porque el anonimato le permite opinar sin argumentos e insultar sin riesgo. Quienes escriben asiduamente en los medios saben mucho de anónimos, y generalmente no se les hace caso, porque no merece la pena. A veces, por el tono, el contenido y algunos otros detalles que al anónimo se le escapan, se sabe quien insulta de manera tan cobarde, con tan escaso estilo. Y se da cuenta de que la incapacidad humana que intuía en el descubierto autor del anónimo es una triste y confirmada realidad. Y ahora con las redes sociales, resulta muy fácil decir al viento cosas sin pruebas tras la máscara del anonimato.

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¿Son necesarios los políticos?

No me suena bien la música de quienes abominan de la política y hasta dicen que sobran los políticos. Pues nada, implantamos un sistema totalitario, mandamos a casa a todos los políticos elegidos en las urnas y a otra cosa. Ese es un discurso muy peligroso, y nada tiene que ver con ser críticos. El actual sistema está agotado, necesita renovación democrática, pero siempre necesitará de políticos.
zFoto0076.JPGY aunque simpatizo con los nuevos movimientos de masas, tampoco me suena bien esa letanía de «los políticos no nos representan». Hay que hacer presión para mejorar el sistema, para controlar los dispendios de los políticos, para erradicar la corrupción, pero si prescindimos de la política en el horizonte aparecerá la dictadura. Sí, ya sé que de alguna forma lo que está sucediendo es una forma de tiranía, y contra eso también hay que oponerse, siempre desde la política, porque políticos somos todos por acción u omisión, ya lo dijo Aristóteles.
Seguramente hay políticos cuya única ambición solo sea el poder, o peor, los beneficios que puede acarrearles el poder, pero también los hay que tienen vocación de servicio, y con un sistema de listas abiertas se separaría mejor la paja del grano. Pero nunca hay que prescindir de la política, porque entonces la poca o mucha democracia que tengamos se diluirá. Y no creo que quieran eso quienes enarbolan este discurso, empujados la mayoría de las veces por una indignación más que justa. Pero la indignación, incluso la furia, no debe nublarnos el pensamiento.