Hazañas, pero menos
Los medios están vendiendo la proeza del autriaco Félix Baumgartner al lanzarse desde la estratosfera en caída libre como un hito comparable al descubrimiento de América o a la llegada del hombre a La Luna. Decían ayer en la radio que en el futuro la gente recordará el 14 de octubre de 2012 y preguntarán aquello de qué estabas haciendo cuando Félix Baumgartner batió media docena de récords. La verdad es que todo eso está muy bien, pero discrepo en equiparar esta puesta en escena mediática con verdaderas proezas que han marcado la historia. Metido en una cápsula climatizada, con docenas de mecanismos automatizados, solo un rosario de fallos podría hacer fracasar algo así. Es verdad que hay que tenerlos cuadrados para meterse en ese artilugio y con una preparación física tremenda para soportar esa velocidad y esos cambios de presión. Antes que esta historieta de ayer yo pondría la hazaña de Linberg al cruzar el Atlántico en avión, o el primer hombre que se lanzó con éxito en paracaídas en 1797 (que por cierto fue un tal André Jacques Garnerin, del que nadie se acuerda, aunque hubo otros antes que se partieron las piernas o la crisma). Son muchas las aportaciones que se han ido haciendo, y esta, que lo es, significa un grano de arena en la montaña del progreso. Así que, enhorabuena a Baumgartner, y que le vaya bonito con el dineral que le caerá en derechos de imagen y patrocinios (como a Colón o a Marco Polo). Y digo yo que también forman parte del progreso inventos como la papelera o el orinal (¿quién inventó el orinal? Es un puntazo).
Por cierto, hoy, día de Santa Teresa, se falla el Premio Planeta, otra gran puesta en escena, con jurado y todo (pobres escritores ingenuos que se presentan). Echo cuentas a ver qué nombre mediático no lo tiene y me sale una docena. No apuesto, pero sí es seguro que ganará una novela histórica o negra. Es lo que está vendiendo, porque no veo yo una novela erótica en este premio. Quién sabe.