Finaos, miedos y huracanes
La palabra «Finaos», que es tradicional por aquí, se refiere a los difuntos, aquellos que ya han finalizado su vida. Sin embargo, la gente la relaciona con castañas tostadas, y es normal, porque ambas cosas forman parte de la memoria colectiva, que se va perdiendo por la presión mediática que hace que cada vez se imite más la fiesta norteamericana de Hallowen (proviene de mucho más atrás, pero no viene al caso), que en realidad es una especie de carnaval con disfraces temáticos, en este caso de terror. Alguien dijo una vez que era curioso que se temiera tanto a la muerte cuando es lo más seguro que tenemos, aunque algunos pueblos, como el mexicano, han conseguido tomarlo con distancia y el 1 de noviembre celebran El Día de los Muertos, pero fiesta-fiesta. Por aquí hay colectivos que tratan de oponerse a esa corriente globalizadora para rescatar los tradicionales Finaos canarios. Y no hay que confundir esta reivindicación de nuestras tradiciones positivas (las negativas, cuanto más lejos, mejor) con los nacionalismos recalcitrantes. Y si de miedo se trata, los norteamericanos tienen este año un Hallowen complicado por el huracán Sandy, que es terrible ver cómo lo cambia todo y tiene un eco mediático enorme cuando sucede en la costa este de Estados Unidos, y apenas se menciona cuando los huracanes arrasan los países pobres del Caribe. De todas formas, ojalá Sandy no sea muy destructivo.
En los últimos tiempos abundan los programas de televisión y radio y los reportajes en suplementos y revistas donde se dan por ciertos algunos mitos que vienen rodando desde que el hombre empezó a escribir. Internet es una orgía sideral. Que si los annunakis sumerios venidos de otros planetas, que si los hombres del cielo que trazaron las pistas de Nazca, que si las interpretaciones ufológicas de episodios de La Biblia… Recientemente se han puesto de moda los arcontes, que era un título similar al de gobernador en la zona de Alejandría en el siglo III, pero que también dan nombre a unas «presencias» (habría que definir presencia) de lo más pintorescas y dañinas; las explicaciones que aparecen por todas partes no tienen desperdicio, como esta: «Los arcontes fueron producidos por impacto fractal en los densos campos de formación elemental (dema) de los brazos galácticos, cuando el Eón Sophia se arrojó unilateralmente desde el núcleo galáctico». Exacto, la gallina, Groucho Marx sería un aprendiz al lado de estos, y eso que dejo atrás a los reticulianos, el Templo del Sol o los adoradores de la antimateria. Yo alucino con la capacidad de seducción de estos predicadores y con la credulidad inocente de quienes los siguen. Es cierto que lo ignoramos casi todo de todo, pero precisamente por eso no hay que dar credibilidad a historias propias de la literatura fantástica. Es como creer en Supermán, aunque a decir verdad las religiones no se quedan atrás. Simplemente, se trata de tener dominio sobre un grupo, cuanto más numeroso, mejor, con dinero siempre al fondo. Como en la política. Tal cual.