En nombre de La Libertad
Precisamente hoy, en el que el 15-M es un mojón en el camino de la democracia, hemos sabido de la muerte de dos personalidades muy distintas, pero que pusieron su gota de agua en el océano de La Libertad, con mayúsculas. El primero, el gran pintor Pedro González, la defendió con su creatividad insumisa y un enorme talento artístico. Es una figura imprescindible en las artes plásticas del siglo XX en Canarias, que impartió magisterio plástico y humano, y cuando tuvo que bajar a la política real, lo hizo para regentar la ciudad de La Laguna, a la que ya tiene unido su nombre para siempre. Se ha ido silenciosamente, pero la noticia de su muerte ha sonado como un campanazo en toda Canarias, especialmente entre las personas que aman la libertad y admiran el talento y arte. Los medios destacan más su paso por la alcaldía lagunera que su inmensa presencia en el arte, aunque en las dos cosas no fue uno más, pues no hablamos de «un alcalde», sino de «El Alcalde» de una ciudad esencial en la Historia de Canarias.