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Cela, los plagios y la prepotencia

No me sorprende que un juzgado de Barcelona haya dictaminado que hubo plagio en la novela con que Camilo José Cela ganó hace diez años el Premio Planeta.
Camilo_Jose_Cela-2[1].jpgLa verdad es que Cela fue siempre un especialista en hacer obras con un gran parecido a otras, pero que el público creyó porque las originales pertenecían a escritores de menor fama o simplemente eran extranjeros poco leídos entonces en España. Sólo dos ejemplos: La Colmena, que es indudablemente una buena novela, parece el espejo de Manhatan Transfer de John Dos Passos, y cuando se marchó a Venezuela a la sombra del dictador Pérez Jiménez, escribió otra, La Catira, que pretende ser otra Doña Bárbara, del autor venezolano Rómulo Gallegos.
Por si esto fuera poco, hay un reciente artículo de Andrés Trapiello (no lo enlazo porque está en un periódico de papel), en el que, además de poner a Cela a chupa de domine por su bravuconería, su machismo y su prepotencia muy ligada al poder franquista, viene a decir que la tan cacareada prosa de Cela es un batiburrillo extraído de Valle-Inclán, Baroja y otros, pero sin la gracia o la fuerza de estos. Ya he escrito en más de una ocasión que, cuando en el futuro se hable de la novela española del siglo XX, estarán en primera línea Valle, Torrente Ballester, Delibes, Goytisolo, Martín Gaite o Semprún, y Cela aparecerá en letra pequeña porque es Premio Nobel, algo así como Echegaray, que nadie lo lee pero que el peso del premio lo mantiene. Eso lo sabía Cela porque tonto no era, y se pasó la vida tratando de fijarse a la inmortalidad con el Nobel y el Cervantes. Pero la obra es otra cosa, y ya se vio en vida, cuando todo el mundo lo conocía y sus libros se vendían poco y se leían menos.

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Esto es como cuando María Antonieta

La prensa rosa se ha ido extendiendo como una mancha de aceite y ya tiñe hasta a los medios más serios.
retrato_reina_maria_antonieta[1].jpgEn la reciente vistita de Obama a Europa, uno de los centros de interés era el debut de Michelle, su esposa, como Primera Dama, sus confianzas con la reina de Inglaterra y su supuesta rivalidad en elegancia con Claudia Bruni, por no mencionar las constantes comparaciones que se hacían con Jackie Kennedy.
Ahora, que Sarkozy va a hacer una visita a España, ya se está especulando con un supuesto «duelo» de glamour entre Claudia Bruni y la Princesa de Asturias, asunto que no me extraña puesto que cuando se habla de doña Letizia es casi siempre para decir de quien es el vestido que luce o si lo repite, como ha sucedido últimamente.
Estamos en medio de una crisis de la que todavía no sabemos su tremenda dimensión, Francia es uno de los países que vertebran la UE y a nuestro medios lo único que les sugiere la visita de Estado del Presidente francés es si su esposa va a eclipsar a doña Letizia con su glamour. Estamos como en tiempos de María Antonieta, fiesta va fiesta viene en Versalles y al pueblo que lo parta un rayo. Pero claro, luego dirán que…

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Reclamo los mil euros anuales que me tocan

Tengo entendido que Ángeles González Sinde es la nueva ministra de Cultura, aunque por sus manifestaciones y por sus primeros movimientos en su flamante despacho da la impresión de que sólo es ministra de cine. Y la pregunta es ¿de qué cine? Ah sí de ese cine español que está en la ruina porque los internautas se lo bajan de Internet.
billetes.JPGCreo que Zapatero debiera nombrar unos cuantos ministros más, para que se ocupen con el mismo ahínco de la literatura, la danza, el flamenco, la pintura, el patrimonio arquitectónico, los yacimientos prehistóricos, el teatro, la música clásica, el circo, la música pop, el gregoriano…
A veces me pregunto si los políticos creen que somos tontos. Porque echar la culpa al desastre del cine a los internautas no se mantiene lo mires por donde lo mires. Y ya me gustaría saber a mí a dónde demonios va a parar el dinero del cánon que se cobra cuando compras CDs, cámaras, ordenadores…
Porque yo soy socio de la SGAE y todavía no me han dado mi parte, que en buena ley debe ser la misma que le corresponde a Serrat, a Trueba y a Ramoncín, porque el canon se basa en que es imposible saber qué es lo que se graba, y como nadie puede saber qué van a graban en esos CDs, lo justo es repartir lo 600 millones (o más) entre los 60.000 asociados. Es decir, me tocan al menos mil euros, señora ministra… Cada año, y ya van tres.