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Gerifaltes reunidos… Mosqueo

A los dirigentes mundiales les ha dado últimamente por reunirse por cualquier motivo. Antaño era una cosa muy especial que un jefe de estado o de gobierno visitase otro país, y mucho más improbable que hubiera media docena o más en el mismo salón. Ni siquiera sucedía en la Asamblea General de la ONU.
Es verdad que, si nos remontamos muchas décadas atrás, los transportes eran muy lentos, y sólo salían de su territorio por extrema necesidad, o dejaban sus tronos y marchaban a las cruzadas, aunque esto le costó la corona a más de uno, como Ricardo Corazón de León. Ahora van y vienen con cualquier disculpa, cumbres del clima, reuniones del G-20, cumbres iberoamericanas, designación de una ciudad olímpica…
z ciervo_0[1].jpg(Impresiona y da qué pensar la pasividad -y esas expresiones indolentes- con que Churchill, Stalin y Roesevelt deciden en la Conferencia de Yalta el futuro de millones de personas para varias generaciones)
Mirando hacia atrás, cuando varios dirigentes de distintos países se reunían, había que ponerse a temblar: En el Congreso de Viena se repartieron Europa, y luego volvieron a hacer lo mismo en Teherán y Postdam. Todos tenemos en mente la reunión de Yalta, en la que Churchill, Stalin y Roesevelt planificaron el medio siglo siguiente en Europa. Por eso, cuando veo a muchos Gerifaltes reunidos me empieza a oler a chamusquina.

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Arozarena ya lo comprende todo

Con Rafael Arozarena se va uno de los más grandes escritores que ha dado Canarias en el siglo XX. Este septiembre ha sido cruel en exceso con nuetra literatura, pues nos ha arrebatado también a José María Millares. He contado aquí -y me repito porque define al escritor que ahora nos deja- lo que un día Rafael Arozarena me contó: Su abuela le dijo que poner palabras en columna era ser poeta, que era el puesto más alto que podía alcanzar un ser humano. Entonces aquel niño trazó garabatos y compuso una columna. La abuela, que era poeta sin versos, le dijo que aquello era un poema, lo mandó a hacer otro y el niño se sintió poeta. Luego se hizo mayor, y llegó Fetasa, que tiene que ver con su concepto de la poesía cuando era niño, la sublimación del sentido de la pureza, que lo llevó a formar parte del grupo fetasiano, que invocaba a Fetasa no en el sentido que Tzara proclamaba a Dadá, sino como un intento de concreción imposible. Los fetasianos dijeron que Fetasa es más que Dios, es Dios al infinito, el temblor de estar ante una deidad. Se dieron cuenta de que las religiones se agrietan precisamente porque tratan de explicar a Dios. Y entendieron que eso no podía expresarse. Para Arozarena Fetasa no es nada y sigue siendo Fetasa. No es soberbia, porque la humildad suprema es decir «No lo comprendo, pero hay más». Arozarena, como Sócrates, se sabía humano y Fetasa es NO tratar de explicar lo inexplicable ni de comprender lo incomprensible. Lo más parecido a lo fetasiano es cuando fue sobrepasado por el Misterio de la Santísima Trinidad.
Rafael Arozarena pertenece a esa estirpe de escritores que lo son por el mismo hecho de la escritura. Cuando él era joven, Canarias era un desierto cultural, y los poetas y novelistas una especie de secta secreta a quien nadie hacía caso. El brillo del oropel no existía, por lo tanto se era poeta por serlo, no por esa ambición de triunfo que a veces mueve a los artistas. Aunque ya de mayor le llegaron reconocimientos y se le colocó en el estante de los grandes, durante años, la mayor parte de su vida literaria activa, Arozarena fue un escritor puro, ajeno a la gloria porque la poca que había se repartía en Madrid, a favor y en contra de la tiranía.
Fue un gran poeta, y creo que se sentía exclusivamente poeta, y su ambición literaria en prosa la plasmó en una novela tan especial como Cerveza de grano rojo, que la crítica aplaudió pero que no tuvo el tirón editorial que él esperaba de una obra en la que se había vaciado. Y es que su anterior novela, Mararía, pesaba mucho. En cierto modo él a veces refunfuñaba minusvalorando Mararía, porque su brillo era tan cegador que impedía ver otras facetas de su obra. Ya he dicho también que Rafel Arozarena tuvo en esta novela ya mítica la intuición juvenil de sugerir mucho más de lo que contaba, y ya sabemos que las sugerencias tienen efectos distintos en cada persona. La idea de belleza que nos sugiere Rafael Arozarena es tan sublime y al mismo tiempo tan diabólica, que resulta inalcanzable en la realidad aún por una mujer, aunque sea muy bella. La Mararía de Arozarena tiene una belleza tan imposible que ni siquiera puede existir en la novela, sino en la imaginación de quienes la leen. Es algo así como Fetasa. Arozarena sabía que el mito lo había superado, va más allá de la novela. Como narrador creo que ese debiera ser el objetivo de todo novelista, contar historias que lo sobrepasen.
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(El pueblo de Femés, en Lanzarote, es un elemento fundamental en el mito de Mararía, la mujer que quemó su belleza porque generaba el mal a su alrededor)
Espero que ahora sepa ya Rafael Arozarena qué es exactamente Fetasa, que entienda con su abuela la verdadera naturaleza de la poesía, lo que para Canarias significa un mito como su Mararía, que es más que una novela. El libro se puede discutir, como todos, pero no esa figura enlutada arrastrando su soledad entre las casas blancas de Femés. Los mitos son así, insondables, impredecibles, incluso monstruosos. Mararía es como Lolita, como Jane Eyre, como Madame Bovary, mujeres nacidas de la literatura que no obedecen ni a su creador. Rafael: Estoy seguro de que ahora estás en paz.
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(Este trabajo fue publicado ayer en la edición impresa de Canarias7)

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Madrid 2016 y Gallardón

No estoy muy al tanto de las corrientes y las rivalidades que hay en el PP, aunque tengo que confesar que Gallardón me cae bien, seguramente porque sólo tengo su imagen televisiva, que durante ocho años ha estado unida a la candidatura de Madrid para ser sede de los Juegos Olímpicos, primero de 2012 y ahora de 2016.
Aunque no hay fórmulas matemáticas en la política, suele ocurrir que cuando alguien pone mucho empeño en algo muy grande, une su destino al éxito o fracaso de su empresa. Así pasó hace cuatro años, cuando en Singapur Londres desplazó a Madrid. Creímos que Gallardón estaba acabado, pero él se encaramó en una huida hacia adelante y armó una nueva candidatura, la de ahora, que tiene el problema de que nunca se han celebrado dos juegos seguidos en el mismo continente. Pero vaya usted a saber, una vez es la primera.
2016a.jpgEl caso es que mañana se decide en Copenhague dónde serán los juegos de 2016. La competencia es fuerte, incluso más que en 2005, y encima la candidatura de Chicago va a ser defendida personalmente por el emperador Obama, el hombre de moda. Cruzo los dedos para que salga Madrid, y no quisiera estar ahora mismo en la piel de Gallardón. O sí, porque a lo mejor gana.