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Spain is different

Cuando hablamos de sociedades disparatadas ejercemos lo de que el camello no se ve su propia joroba. Los que sucede en España es para enmarcarlo e incluso en algunos casos para meterlo en un libro de récords, pues somos el único país del mundo que dispersa sus fuerzas ante la crisis, el único que se esmera en que fracasen sus películas, el único que… Basta que alguien saque la cabeza para que intenten cortársela, y si no pregunten a Almodóvar, Penélope Cruz o Julio Iglesias. El linchamiento de Rafa Nadal y Pau Gasol está al caer. Vamos, para el Guiness.
zspain.JPGSiempre hay un motor para generar crispación, y en ello participamos todos. Cuando no es la Ley de Memoria Histórica es al matrimonio homosexual, el secuestro de un pesquero, unas escuchas telefónicas, el juicio del 11-M o las campañas de la Dirección General de Tráfico contra el alcohol en carretera. Algunos de estos debates que se tornan guerracivilistas son importantes, pero la mayoría son superfluos, inconvenientes o las dos cosas. Es el país del todo o nada, El Real Madrid o el Barça, José Tomás o Francisco Rivera, Javier Marías o Pérez-Reverte (que son amigos), pero nunca los dos.
Ahora se nos echa encima otro guineo crispante: la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña. Da igual lo que diga la sentencia, van a pillar el texto por donde sea unos u otros, y seguiremos excavando en la crispación. Y luego predicamos una Europa unida, si aquí lo que predomina es el «Viva Cartagena». Con razón, la mujer del embajador norteamericano en tiempos de Franco, cuando al irse del Madrid le preguntaron qué le había parecido nuestro país, ella contestó: «Spain is different». Y tanto, somos la leche.

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Una falta de respeto al poeta

Parece que este fin de semana muchos medios se han puesto de acuerdo para hablar de Federico García Lorca, siempre alrededor de su asesinato y del rescate de sus restos que se supone están enterrados en un frío barranco granadino. Y digo se supone porque ya empiezan a no estar seguros, porque sus asesinos se cuidaron muy bien de no dejar documentación, y el miedo ha cerrado las bocas de quienes en su día pudieron dar alguna pista certera.
zlorca[1].JPGEstá claro que Lorca es posiblemente el mayor exponente del terror y de los desaparecidos durante la Guerra Civil, y como tal debe ser tratado con respeto porque representa todo el dolor de muchas familias, que ven en Lorca el espejo de su propia tragedia. Y digo esto porque anoche me paré en el programa Cuarto Milenio en el que el inefable Iker Jiménez trataba este asunto. Fui un ingenuo al pensar que estando como invitados Ian Gibson y Manuel Pimentel aquello iba en serio, pero pronto empecé a cabrearme cuando aquello entró en la senda de lo esotérico, convirtiendo los presagios y las metáforas del poeta en basura televisiva con tintes fantasmales.
Pocas veces he escuchado tantos disparates sobre Lorca, al que convirtieron en cinco minutos en una especie de chamán adivinador y casi en un ángel de la muerte. El misterio de la muerte de Lorca no tiene nada de paranormal; todo el silencio cómplice o miedoso que rodea su muerte es el fruto deseado por los asesinos, no otra cosa. Se dijo, como gran ejemplo del misterio, que aunque Lorca habló muchas veces para las cámaras de cine y para los fonógrafos, no se conserva ni un solo registro de su voz. Eso no es un misterio, se trata de la concienzuda limpieza que trató de hacer el franquismo de una voz que es posiblemente la más importante de la poesía española de muchos siglos. Lo raro es que aún haya películas y fotografías, tanto era el odio que atrajo el gran Federico. Por eso me parece indignante que se trate de convertir en un hecho esotérico algo que fue, ni más ni menos, un vil asesinato, meditado con saña porque sabían que Federico era solo un hombre, pero su nombre y su obra representaban todo el dolor de un pueblo. Mataron al hombre, pero el símbolo es inmortal.

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Presidente de la UE, pero menos

La UE sigue negándose a mirar en la Historia. Actualmente hay tres grande bloques económicos en el planeta. Uno es Estados Unidos, por supuesto, el otro China, aparte de economías emergentes como Brasil o La India, pero que todavía no están en condiciones de mirar de frente al conjunto de las economías europeas. La tercera es Europa. Es evidente que Estados Unidos tiene un liderazgo fuerte, Obama, con todos los peros que quieran oponérsele, pero capaz de hablar de tú a tú a cualquiera porque tiene un Estado que en política exterior es monolítico. China es casi la cuarta parte del mundo, y con el sistema político que practica pone en manos de su líder, Hu Jintao, todos lo resortes de una economía que actualmente es el banquero de Estados Unidos.
zzue.JPGSi unimos las economías de los 27 países de la UE estaríamos ante el tercer gran bloque, y con el remedo de constitución que acaban de cerrar a trancas y barrancas (el sobrante del Tratado de Lisboa) aun seguiría teniendo peso si tuviera un liderazgo fuerte. ¿Y qué es lo que hace Europa? Pues elegir a un tal Herman Van Rompuy, un político de perfil bajo para que no eclipse a los sucesivos presidentes que por turnos lideran la UE, y para que no le quite protagonismo a los que van de primeros de la clase, como Sarkozy, Merkel o Berlusconi. Y así, con un Presidente que ya tiene apariencia de chico de los recados no se puede dar un puñetazo sobre la mesa.
Europa ha perdido otra oportunidad, porque hay líderes con carisma o con un historial conocido que podrían ejercer de ariete. Personas del peso de Helmunt Khol o Felipe González. Para este cometido, hasta Tony Blair y José María Aznar (incluso el impresentable Berlusconi) habrían sido mucho mejores que este gris primer ministro belga que tiene aspecto y modales de un aspirante Premio Nobel de Física o un filósofo revisionista de cualquier-ismo, pero nunca de líder de un conjunto de estados que conforman una de las tres grandes economías mundiales, con una historia y una influencia en muchos de sus países muy superior a las demás. Y con una civilización más avanzada en muchos aspectos. Pero así, nos quedamos como estábamos. O peor. Ojalá me equivoque, porque como acierte, entre Pekín y Washington nos van a planchar.