Los neocons
Cantaron victoria muy pronto quienes pensaron que con Obama iba a iniciarse una nueva era en Estado Unido y, por influencia, en todo el mundo. Yo no sé por qué les llaman neocons, si en realidad de nuevo no tienen nada, son los conservadores de siempre, que arriman la brasa a su sardina y tratan siempre de poner de rodillas a la sociedad.
Y es que tienen la sartén por el mango y el mango también. Originaron el desmadre financiero y pararon el golpe con dineros públicos de todos los países, y nadie les exigió que pusieran sobre la mesa las ruborizantes ganancias de dos décadas. En alguna parte estarán, pero a buen recaudo, no entran en el juego de la crisis. Ahora, ya recuperados en su parte visible, sacan pecho y desafían a los poderes democráticos, que son los elegidos por las urnas, mientras que a los consejos de administración, que son los que manejan el cotarro, los eligen ellos; es decir, se eligen a sí mismos.
Estuvieron un tiempo agazapados, reorganizándose, y ahora salen con toda su artillería. Han cercado a Obama y Europa despistada, como siempre: a Italia, Francia y Alemania ya las tienen, El Reino Unido está al caer y en España han sacado a Aznar a pasear. No es que hayan vuelto los neocons, es que nunca se fueron.