Los idus de marzo aquí no funcionan
El ciego con el que tropezó Julio César cuando entraba en el Senado le había dicho muchas semanas antes que tuviera cuidado con los idus de marzo. La fecha venía a ser el 15 de ese mes, y cuando llegó ese día, César volvió al Senado; al entrar, le dijo al ciego que ya habían llegado los idus de marzo y nada había ocurrido; el ciego le contestó: «pero aún no han acabado». Minutos después Julio César era acuchillado por los senadores. Esta historia, mil veces contada y que seguramente es más leyenda que realidad, debía funcionar en los tiempos en que los actos de los políticos tenían consecuencias, aunque no sé si en el vasto territorio de Roma la provincia de Hispania se movía con parámetros distintos. Y es para creerlo, porque aquí los políticos pueden hacer lo que sea, y todo se resuelve con unas declaraciones que básicamente se resumen en tres palabras: «Y tú más». En un país democrático (incluso en la Roma antigua), Camps no podría ser candidato mientras estuviese encausado, un ministro como José Blanco tendría que haber dimitido por no haber resuelto de un vez la conflictividad del transporte aéreo, alcaldes imputados, concejales caciquiles y políticos inanes en general perderían la posibilidad, no ya de ser elegidos, sino de que sus partidos los presentaran como candidatos. Hay ayuntamientos endeudados por procesos judiciales ocasionados por la ineptitud (a veces por malas praxis deliberadas) de personas que, aunque ya no estén en esos cargos, siguen en la política a veces en escalones superiores. Está claro, los Idus de marzo no funcionan en la provincia romana de Hispania.
«La escala de Richter crece en forma potencial o semilogarítmica, de manera que cada punto de aumento puede significar un aumento diez o más veces mayor de la magnitud de las ondas (vibración de la tierra), pero la energía liberada aumenta 32 veces. Una magnitud 4 no es el doble de 2, sino hasta 100 veces mayor».