Mientras no vuelen no pasa nada
Gadafi sacó sus aviones para bombardear a la oposición, y ese fue el clavo al que se agarraron. Crear una zona de exclusión aérea ha sido una buena coartada para atacar las fuerzas del dictador. En Siria y en Yemen los muertos se cuentan por docenas, pero ya se cuidan de no utilizar la aviación.
Gadafi les ha mostrado el camino, porque si no se puede argumentar la necesidad de una zona de exclusión aérea ¿qué razones va a dar el Consejo de Seguridad para usar la fuerza en esos otro países en los que hay tiranías como la de Libia? Ningún país quiere acciones terrestres, porque sería involucrarse mucho, y si se les ocurre atacar aquí y allá con aviación y misiles, medio mundo se va a incendiar. La guerra es cara, y no están los presupuestos para derrochar. Así que, los dirigentes de la OTAN están en un buen embolado, y tendrán críticas internas si actúan y si se quedan quietos. Como Gadafi resista en el poder y haya que alargar las operaciones se puede volver el asunto políticamente infumable. Pero no pueden atacarle. Mientras tanto, Siria, Yemen y Barhein mantendrán sus aviones en los hangares. Ah, el bloqueo… eso es momentáneo, porque si no se puede comerciar con armas se fastidia el negocio.
A James Dean le bastaron cinco películas y cuatro años para instalarse en la iconografía del séptimo arte. Liz Taylor fue una gran actriz que, además, estuvo en grandes películas, bien por casualidad o porque supo escoger. Vemos grandes actrices y actores que no alcanzan la notoriedad que merecen porque se meten en proyectos equivocados, pero ella casi siempre acertó, sobre todo en los años 50 y 60, sus décadas gloriosas. Hacer un listado de las grandes películas en las que participó en ese tiempo casi equivale a enumerar sus apariciones en pantalla. Tuvo también la bendición de que, siendo tan bella, siempre la consideraron una actriz, en la misma época en la que la belleza se anteponía al talento en actrices legendarias como Marilyn Monroe, Ava Gardner o Kim Novak, y la fortuna de coincidir con actores magníficos que le aguantaban el nivel: Montgomery Clitf, Paul Newman, Marlon Brando, Spencer Tracy, Richard Burton, Mickey Rooney, James Dean, Robert Taylor, Peter O’Toole… El dramaturgo Tennesse Willimas le debe mucho por sus interpretaciones en el cine y nos imaginamos a Cleopatra tan bella (no lo era) porque al evocarla vemos el rostro de Liz Taylor. En realidad, fue una gran actriz que vino al mundo para ser uno de los iconos imprescindibles del cine. Descanse en paz.