El mundo no se acaba mañana ¿o sí?
Entre los profetas muertos, que dejaron sus predicciones, y los vivos, la han liado. El caso es que dicen que mañana es el fin del mundo. Ya sé que para el 11 de mayo lo que hay pronosticado es un terremoto debido a la triple alineación de Mercurio, Venus y Júpiter, pero es que un profeta vivo taiwanés dice que el sismo será de ¡14 grados! Si tenemos en cuenta que cada punto en la escala muliplica por 10 la intensidad del anterior, 
estaríamos hablando de un terremoto que, según los científicos, partiría La Tierra en dos. O sea, el fin del mundo. Lo curioso del caso es que otro profeta, basándose en una numerología extraña, sitúa el Juicio Final el 21 de Mayo. Esto quiere decir que tanto rollo para clasificarse para la final de la Champion y resulta que no va a poder jugarse, porque para entonces Iniesta, Messi, Rooney y todos los demás andarán ocupados en el armagedón, rindiendo cuentas. Aunque es posible que se juegue, porque ahí van a estar todos, el árbitro, los dirigentes de la UEFA, Guardiola y todo el mundo, con lo que no hay mal que por bien no venga, veremos en directo la final, aunque no será en Wembley, sino en el valle de Josafat. Ya habrá negociado el Barça la altura de la hierba. Ya puesto, yo también me meto a adivino, y predigo que MAÑANA NO SERÁ EL FIN DEL MUNDO. Si no pasa nada, estos profetillas quedarán como charlatanes. Y si todo salta por los aires, mucho va a importarme haber fallado. Así que, si mañana no se acaba el mundo, quedaré investido como profeta.
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(La foto no es de los cuatro caballos del apocalipsis, son cuatro Ferraris aparcados en batería)
Viejos temas como la creación de cauces culturales, apoyo a la iniciativa privada en el mundo editorial o el Instituto Canario del Libro son párrafos más o menos brillantes en campañas electorales, ruedas de prensa o intervenciones institucionales. Al final, todo se ampantana y la política cultural acaba siendo movida por la inercia, bajo disculpas tan pueriles como recortes presupuestarios, que luego se desdicen cuando vemos que a menudo los dineros culturales se gastan en acciones inútiles que generalmente tienen mucho ruido y pocas nueces. Y como hoy se presentan 12 libros a las 12 en la carpa del Parque de San Telmo, los cito para que huelan tinta fresca.